Actualmente el mundo se encuentra atrapado en una vorágine de violencia. Violencia ubicua, omnipresente, que se manifiesta en las calles, en los hogares, en las escuelas, en los medios de comunicación, y sobre todo, en la mente de muchos de nosotros.

Una violencia descarnada, directa, criminal, que en el año 1993, provocó la muerte de 456,000 latinoaméricanos y que implicó la inversión del 20% del total del gasto nacional de la República Dominicana en el área de la salud.

Debemos frenar también ciertas manifestaciones en ambientes de violencia, tan funestas como la anterior: la discriminación, la pobreza, el hambre, la drogadicción, la marginalidad y el comportamiento auto-destructivo que están minando las bases de nuestra sociedad.

Es necesario insistir en la promoción de valores y comportamientos prosociales. Frente al mercantilismo desbordado, propugnamos, enérgicamente, por el cultivo de la solidaridad, la cooperatividad, el altruísmo, las respuestas de empatía y por la convivencia armoniosa, no sólo con nuestros congéneres; sino también con el entorno ecológico, del cual somos parte, y sin el que no podremos sobrevivir.
ELIJAMOS LA VIDA!!!

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