Hab�a una barcaza, con personajes torvos,
en la orilla dispuesta. La noche de la tierra,
sepultada.
Y m�s all� aquel barco, de luces mortecinas,
en donde se api�aba, con fervor, aunque triste,
un gent�o enlutado.
Enfrente, aquella bruma
cerrada bajo un cielo sin firmamento ya.
Y una barca esperando, y otras varadas.
Lleg�bamos exhaustos, con la carne tirante, algo seca.
Un aire inm�vil, con flecos de humedad,
flotaba en el lugar.
Todo estaba dispuesto.
La niebla, a�n m�s cerrada,
exig�a partir. Yo ten�a los ojos velados por las l�grimas.
Dispusimos los remos desgastados
y como esclavos, mudos,
empujamos aquellas aguas negras.
Mi madre me miraba, muy fija, desde el barco
en el viaje aquel de todos a la niebla.
Poeta y profesor universitario, est� considerado como
uno de los miembros del llamado Grupo de los a�os 50. Al igual que otros autores de dicha
"promoci�n", tiene una l�nea po�tica muy definida por su tem�tica. En su caso, el tiempo,
el amor y la muerte se convierten en ejes tem�ticos sobre los que gira su obra.
Desde "Las brasas" (1960), que fue premio Adonais de poes�a en 1959, hasta "La �ltima costa" (1995),
Brines ha seguido unadirecci�n que le ha caracterizado y que puede captarse en esta breve
selecci�n de poemas. En 1999 recib�a el Premio Nacional de las Letras Espa�olas.