EL DESCAMINADO
¡Si pudiese dormir! Aun me extravío
Por este insomnio que se me rebela.
No sé lo que detrás de la cancela
Me ocurre en mi interior aún más sombrío.
Denso, confuso y torpe, me desvío
De lo que el alma sobre todo anhela:
Mantener encendida esa candela
Propia sin cuya luz yo no soy mío.
¡"Descaminado enfermo"! Peregrina
Tras mi norma hacia un orden, tras mi polo
De virtud va esta voz. El mal me parte.
Quiero la luz humilde que ilumina
Cuerpo y alma en un ser, en uno solo.
Mi equilibrio ordinario es mi gran arte.
*(De "...QUE VAN A DAR EN LA MAR", 1960).
LEER A GUILLÉN:
Fue otro insigne poeta, Juan Ramón Jiménez, quien así lo
describía: "Y en una detenida hora mejor, con luces de lo eterno filtradas por el químico crepúsculo
matinal, Jorge Último, pretendiente lejítimo a un trono interplanetario, se estasía dignamente por
su alta galería de vallisoletano espandido, por su murado jardín luego, de altas flores forzadas,
traídas en préstamo a su destierro del país perfecto en que ansía imperar".
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