Nació en Astorga, León. LLegó a Santander para ocupar una plaza de fiscal en la Audiencia Provincial
de la ciudad. Ya antes había destacado como escritor e impulsor de actividades literarias. Colaboró
en diarios de la época y puso en marcha algunas revistas literarias. Así ocurrió entre los miembros
de Proel, de cuyo grupo fue, primero crítico sagaz, y enseguida mentor y guía de sus publicaciones.
Creó la Escuela de Altamira en 1949 y fue conferenciante en Europa y América. Marchó definitivamente
a la Universisdad de Puerto Rico, como profesor, recorriendo también las Universidades
de Austin (Texas), Nueva York, Colorado, Iowa, California, etcétera.
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