NIÑEZ
Giro redondo, gayo,
vertiginoso, suelto,
sobre la arena. Excusas
entre los tiernos fresnos.
Sombras. La piel, despierta.
Ojos -sin mar- risueños.
Verdes sobre la risa.
Frente a la noche, negros.
Iris de voluntades.
Palpitación. Bosquejo.
Por entre lonas falsas
una verdad y un sueño.
Fuga por galería,
sin esperar. Diverso
todo el paisaje. Sumo,
claro techando, el cielo.
*(De "ÁMBITO", 1928).
LEER A ALEIXANDRE:
"En las reuniones, en los cócteles a los que con él asistíamos, parecíamos ser algo más que
los universitarios que escribían poemas, éramos los jóvenes poetas amigos de un clásico viviente. El relumbrar de
la poesía vicentiniana, que la sinceridad del personaje ennoblecía, nos vistió aquellos días como de
trovadores de gala, nos creció ante el mundillo de los meros intelectuales en herbe no creadores en el
que vivaqueábamos", cuenta Carlos Barral en Años de penitencia.
|
|