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Nota:

Toda la Información aquí presentada es propiedad de la ProfesoraMaría Socorro Estrada Castañeda. Si usted desea utilizar cualquier parte del material aquí presentado, por favor contactela en la siguiente dirección de correo:

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El Danzante

Monótono el ritmo del tamborcillo mezclado con el lánguido y triste sonido de la flauta, ahí enmedio del escenario improvisado en la banqueta ante un apático torbellino humano estaba el danzante, su ropa decolorada, su capa raída, sus sandalias rotas, todo en él inspiraba compasión, acorde a su indumentaria estaba el rostro, ajado, curtido por el sol y más por el infortunio, las profundas arrugas salidas más por la amargura que por el paso de los años 
El marco para su danza era la desolación y la melancolía, sus ojos en el rostro estoico reflejaban la injusticia de los siglos de total abandono y en el vértigo de su ritmo trataba de ver en los pocos espectadores que no lo esquivaban un poco de hermandad, un poco de piedad; vana ilusión la mayoría de sus hermanos no reparaban en él, los más ignorantes se detenían para expresar algunos ¡qué payaso el indio! y la palabra indio iba acompañada de un ofensivo desprecio por esa turba de ignorantes porque desconocen la magnificencia de nuestros antepasados, la grandeza de nuestras raíces. Los abuelos del danzante, abuelos nuestros lo reconozcamos o no, fueron una raza de titanes, flechadores de estrellas, indómitos en el combate: caballeros tigres, caballeros águilas y artífices del fulgor de imperios como el Azteca y Maya, sensitivos poetas, sabios de la herbolaria, doctos astrónomos, diestros artesanos y un sinnúmero de cualidades, y nosotros pobres mestizos ignorando su soberbia grandeza plena hasta la llegada del conquistador que trae consigo crueldad, barbarie y ambición ilimitada que aquellos a quien venía a civilizar, y con la fuerza de sus armas hirieron y mutilaron sus cuerpos, y con la filosofía del vencedor vulneraron su espíritu, derrocaron y pisotearon sus deidades, impusieron su lenguaje que sustituyó al rítmico y cadencioso dialecto indígena y se les dejó como heredad una red de agujeros y siglos de sufrimiento, de ignominia y de esclavitud para que en este período el indio asimilara el doloroso parto de la aculturación.
Tres siglos duró el calvario y el látigo marcó la noble carne del indio, hasta que hartos del escarnio hicieron repiquetear la campana de Dolores quien con su pregón libertario hizo se rompieran las cadenas de la esclavitud, concluyó la epopeya de la independencia, siguió le gesta revolucionaria, pero ninguna dio la reivindicación al paria y éste llega a nuestros días de gobiernos revolucionarios, modernistas y neoliberales en la más completa orfandad; subsiste en agrestes selvas, en recónditas serranías, hambriento y sediento de pan y de justicia, llorando el abandono de sus Dioses que lo dejaron en un total desamparo trocando su fulgida grandeza por mendicidad, escarnio y olvido.
Los que llegan a la civilización como "el danzante" llegan a implorar el pan que les ha negado el sistema, teniendo como comparsa en su danza niños famélicos y a su compañera "La María" perseguida y ultrajada por la injusticia, infamada dentro de la cárcel que llora en la celda por su chilpayate que quedó a merced del tráfico humano en la ciudad, vendiendo chicles en los camellones, con la angustia y pavor de un niño de cinco años.
Hoy los danzantes cansados de sufrir, cansados de morir a diario por el hambre, salidos de la nada toman rostro y toman la dimensión del héroe y cambian la flauta por el fusil, retoman el camino de la historia ahí en Chiapas para decir a los tiranos ¡basta! y exigir su dignidad de mexicanos, sus fusiles pueden ser de madera pero su temple es de acero, revive el caballero águila para arribar a las cumbres, revive el caballero tigre para devorar la injusticia, surge el indio en el marco de la historia para ofrendar en generoso sacrificio su sangre; con ella se escribirá la epopeya. 


 

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