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Nota:

Toda la Información aquí presentada es propiedad de la ProfesoraMaría Socorro Estrada Castañeda. Si usted desea utilizar cualquier parte del material aquí presentado, por favor contactela en la siguiente dirección de correo:

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ORACION A MI ENEMIGO

¿Sabe usted, comprender, reconocer y alabar a su enemigo?, ¿usted que es de corazón generoso y que alberga un espíritu indómito que no desfallece ante el adversario?, ¿usted que combate cuando le acosan sin piedad?, ¿sabe cuánta de su grandeza se la debe a su enemigo?, si es así elevemos esta plegaria:
Gracias a tí, enemigo mío, loado sea tu nombre, digno de toda alabanza, porque yo he salido victoriosa en cada combate que me ha impuesto tu pérfida envidia y tu profundo rencor y es que a diario ves tu mediocridad medida ante mi grandeza y al sentirte ínfimo y pequeño la envidia te aniquila a tí y a los que como tú que con su vileza quieren destrozarme sembrando escollos, espinas y abrojos en mi camino, entre todos han hecho ardua y penosa mi jornada, las espinas han herido mis pies dejando mi huella perenne, imborrable, vana ilusión de querer impedir mi llegada a la meta, pretendiendo acobardarme o llevarme a sus abismos, piensas erroneamente tú con ellos que tu odio iracundo habrá de derrotarme, mas no es así y al mirar tu fracaso te acosa la ira, se acrecenta tu rencor y tu afán destructor, pero yo prosigo siempre con la frente en alto y la mirada hacia el sol; sin embargo, reconozco duro es el castigo que me has impuesto, difícil haces mi jornada anegada por el llanto que me haces derramar, ¡no importa! si el caudal de mi llanto me viene a purificar, ardua es mi travesía plagada con tu cizaña, pero es sublime y edificante: Vencer escollos, escalar cumbres, evadir abismos y es así como con tu rencor a cuestas, has fortalecido mi espíritu y templado mi corazón mas fuerte que el acero.
Imploro a Dios por ti, a pesar de que has colmado mi cáliz de amargura, pleno de odios, traiciones y mentiras, lo has puesto continuamente en mi presencia y lo he apurado alzando mi copa altiva en tu presencia ¡y brindo! por tu infame cobardía, por tu mísera maldad y por todos tus negativos afectos con que me atosigas día con día; odios gratuitos pues nunca jamás he osado hacerte daño, o aunque no lo sé, tal vez involuntariamente te haya perjudicado al ver mis logros, quizá te haya herido al ver la rectitud y nobleza con que acompaño mis actos, pudiera ser que te moleste el comparar el pródigo venero de mis sentimientos con el páramo vacío que hay en tu corazón.
Yo al rezar por tí te sé cruel, me duele tu perfidia, me acosa tu maldad y al mirar el infierno en que vives me he enseñado a respetarte e inclusive a amarte, porque es imposible que los dardos de tu rencor hagan blanco en mí y me hagan odiarte, sería darte con ello un lugar dentro de mí y eso es imposible, por eso diariamente al final de la jornada, cuando las penumbras de la noche desdibujan el día, junto mis manos y elevo mi plegaria con devoción ferviente:
¡Bienaventurado seas, enemigo mío! bendigo al cielo ¿o al averno? el que te hayan puesto en mi camino, eres tú el que al pretender hundirme me has elevado, con tu maldad has acrecentado mi piedad, tú con tu profundo desprecio me has transformado, tu odio me dio amor, tu cobardía me hizo valiente, tu envidia me hizo generosa, tu egoísmo me hizo fraterna, tu arrogancia me otorgó humildad y a cada golpe que me diste me hiciste más fuerte:
Pues proclamo: ¡Soy fuerte! ¡Soy osada! ¡Soy grande!
Y eso te lo debo a tí, mas siento pesadumbre en el alma, por no poder ayudarte, por no poder encumbrarte hasta mi altura, yo quiero hacerlo para salvarte del infierno que aniquila, mas tú no lo permites, son más grandes tus pasiones que mi afán redentor.
Por eso yo con la beatitud y placidez dentro de mí hago emotiva y sincera mi plegaria:
Pródigo Creador, repartidor de dones: Dadle paz y amor a mi enemigo, y me contesta el silencio más largo que una eternidad, más si a pesar de esto, tú soberbio y vengativo me maldices, yo llanamente ¡Te bendigo!.


 

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