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Nota:

Toda la Información aquí presentada es propiedad de la ProfesoraMaría Socorro Estrada Castañeda. Si usted desea utilizar cualquier parte del material aquí presentado, por favor contactela en la siguiente dirección de correo:

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Las estaciones.

Era un radiante sol de primavera 
de tintes mágicos, polícromos y bellos 
era linda la flor, el ave, la pradera
el alba blanca y puros sus destellos.

Era un hombre magno, generoso
que vivía en armonía con sus hermanos
se profesaban un amor maravilloso
y unidos estaban en corazones y manos.

Era el verbo ayudar cual oración 
y un afecto sublime les unía 
paz y justicia tenían como misión 
y esto era su pan de cada día.

Era un verano de celeste llanto 
donde pródiga tierra el fruto daba 
era un oasis pletórico de encanto
donde himnos celestes el pájaro entonaba.

Era un hombre de plenitud dichosa 
que quería a su hermano sanamente
bendecía al ave, al niño y a la rosa
sin nada turbio entre su mente.

Llanto en su corazón si acaso había 
era derramado con sutil emoción 
al admirar la alborada del día
o sentir la ternura impresa al corazón.

Era un otoño de hojas arrebatadas
de viento huracanado y tempestuoso
las flores en el suelo deshojadas 
y un paisaje mustio, doloroso.

Era un hombre de naciente egoísmo
con vientos de violencia y ambición
negando la verdad y presa del cinismo
y un veneno letal dentro del corazón.

Era un hombre todo desolación 
que olvidando el oasis de amor 
al odio y al rencor los hizo su pasión 
y empezó a andar la senda del dolor.

Era un invierno cual páramo desierto 
que destruyó belleza de natura
era un paisaje yerto casi muerto 
sin asomo de paz, de fe o ventura.

Era un hombre que mancilló la ciencia
castró al arte, el aire envenenó
edificó cual Dios a la violencia
y de sangre su huella la marcó.

Era un hombre residuo, casi escoria
que acabó con lo bello de su mundo
masacró su estirpe, su memoria
destruyéndolo todo con rencor profundo.

Era un hombre que corrompió la aurora
dejando estéril a la madre tierra
truncó su triunfo, su misión bienhechora
y viene apresurando su final en la guerra.

Era un hombre brutal enajenado
que edificó cual deidad al gran dinero
y ante el fatuo Dios vive inclinado 
enfangándose en negro estercolero.

Sí, es un páramo la condición humana 
el frío de invierno llegó a su corazón 
¡paz y amor! la humanidad reclama 
como una justa y sublime redención.

Unidos construyamos la ruta verdadera
donde reine la paz y amor fraterno
¡Hagamos renacer eterna primavera!
Entonando un himno pacifista y eterno.


 

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