Los Celtas eran gente supersticiosa. Lo sobrenatural influía cada aspecto de su vida terrena y espiritual, para ellos los espíritus estaban en todas partes: los arboles antiguos, las piedras extrañas, los lagos y los pantanos. Ninguna parte del día podía llevarse a cabo sin alguna consideración de los dioses. Ellos eran los responsables de las estaciones y ellos controlaban el mundo natural del cual el ser humano hacia parte: ellos debían de aplacarlos a través de sus intermediarios –los druidas- quienes conocían el arte de la adivinación y poseían gran sabiduría, ellos sabían lo que se tenían que hacer en el momento indicado.

Los Celtas pensaban que si una vida humana estaba en riesgo por causa de una enfermedad grave era porque los dioses estaban molestos. La única manera de calmar sus antagonismos, y salvar su vida, era ofrecer otra vida en su lugar. Los criminales era los preferidos para rituales de sacrificio, pero si estos faltaban, las cuentas debían ajustarse con hombres inocentes. Existían diversos métodos de sacrificio, sin embargo el mas dramático fue conocido a través de la pluma de Cesar. "Algunas tribus, tienen jaulas colosales de mimbre, que eran llenadas de hombres para luego ser incendiadas hasta que todos quedaran muertos."

Cesar enfatizó en los sacrificios humanos, mostrando su horror, para así justificar en las mentes de los lectores sus brutales campañas en contra de los Celtas de Gaul. Pero sin duda este era parte importante del ritual Celta.

 

 


 

 

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