La dualidad de Jehová en el Génesis.
Tanto la tradición católica, como
la cristiana, desde el punto de vista teológico, siempre han hecho
mención de la existencia de un dios único, todopoderoso e
inmutable, que creó al hombre a su imagen y semejanza. La figura
de un dios que a lo largo de su historia, ha tenido siempre a un mortal
oponente: Satanás.
La tradición formal nos dice que Satanás
fue expulsado del paraíso, y que tiempo más tarde ( después
hablaremos de los motivos de esta expulsión), tomó venganza
al provocar la desobediencia de Adán y Eva, primeros seres del género
humano, a través del engaño. Esta expulsión logró
que el hombre dejara de ser inmortal para pasar a tener una vida temporal,
y sufrir durante esta vida, distintos avatares.
Sin embargo, solamente remitiéndonos al
Génesis, podríamos hacer otra lectura ( en algunos casos
literal pues el texto no deja lugar a dudas), de que en realidad esta escena
vivida entre estos tres protagonistas, Jehová, la serpiente y los
humanos, en realidad muestra conflictos que mucho distan de ser los conocidos.
En primer lugar deberíamos decir que la
idea de un dios único y todopoderoso declina al leer en el Génesis
1:26 que:
“...Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme
nuestra semejanza...:
y en Génesis 1:27:
“Y creó Dios al hombre a su imagen...
...varón y hembra los creó...:
Lo primero que podemos leer en estas frases, es
sobre la dualidad de Jehová, cosa que nos saca inmediatamente de
la idea de dios único, y al mismo tiempo nos saca de la idea de
un dios hombre, dado que contiene en sí mismo a los dos sexos, a
las dos polaridades.
Sería interesante saber de qué
otra manera puede leerse ésta dualidad, y quizás podamos
leerla en el mismo Génesis, cuando la serpiente dice a Eva:
“...sabe Dios que el día que comáis de él (del árbol del conocimiento del bien y del mal), serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo del bien y del mal”...
Cuando Dios recrimina a Eva por comer del fruto y tentar a su pareja se defiende diciendo :
“...la serpiente me engañó, y comí...”
Es aquí cuando después de maldecirlos Jehová dice:
“He aquí, el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal, ahora pues que no alargue su mano y coma del árbol de la vida y coma y viva para siempre.”
De aquí se desprenden varias claves que
es importante tener en cuenta.
En primer lugar, Jehová tiene el conocimiento
de que el hombre puede ser como él: dual a partir del conocimiento
de esa misma dualidad, es decir, que contiene en sí mismo al bien
y al mal.
En segundo lugar, la serpiente no engañó
a la mujer, sino que le dijo la verdad, pues Jehová confirma
lo que la serpiente sentencia “seréis como dios sabiendo del bien
y del mal...”, y confirma también Jehová algo sumamente importante
“...el hombre es como uno de nosotros...” por tanto la serpiente formaría
parte de la misma naturaleza que Jehová...
También es la serpiente, y no Jehová
quien da al hombre la posibilidad de la elección, es decir, quien
lo dota del libre albedrío. No olvidemos que son la duda, primero,
y la elección, después las que conducen al hombre a tener
el conocimiento del bien y del mal.
También ocultó Jehová parte
de la verdad al decir que si comían del fruto morirían.
Al comer solamente tomaron conciencia de sí mismos, y si bien salieron
de la inmortalidad, dieron comienzo a la existencia a través de
su procreación. Al tomar conciencia de su dualidad producen la primera
manifestación : Caín, la primer creación del hombre.
Cómo sigue esta historia
Son muchas las formas en las que podría
interpretarse esta historia. Si la tomásemos literalmente, podríamos
decir que narra los avatares de los primeros humanos sobre nuestra tierra,
es decir, como la vivencia de ciertos seres mitológicos que dejaron
la impronta de su creación a través de su descendencia.
Por otra parte, sería pertinente considerar
que la mayoría de los mitos, son en realidad narraciones de las
manifestaciones internas del ser humano, de comportamientos arquetípicos,
que cuentan en forma de narración, procesos comunes a todos los
humanos.
Visto desde este lugar podríamos acercarnos
a una idea de lo que en realidad sucedió en ese paraíso.
Desde la formación del universo hasta
la formación de la conciencia, hay un esquema que se repite.
La teoría del Big-Bang que nos habla de
una gran explosión que da origen a la vida en el universo, nos está
hablando del comienzo de la manifestación en la materia, es
decir, jamás ha determinado la ciencia “qué” fue lo que explotó,
aunque se descarta que haya sido materia. Por tanto, algo que estaba unido,
y que podríamos decir que carecía de existencia material,
se dispersó, se dividió, se manifestó y dió
origen a la diversidad.
Si observamos el proceso de la formación
de la conciencia humana, podremos ver el mismo proceso, es decir, durante
su gestación y hasta pasados los primeros años de vida, no
hay diferencia entre madre e hijo, es decir, entre creadora y creado. El
niño tiene la idea de que él y su madre son uno. Precisamente
uno de los primeros dramas del ser humano es el darse cuenta de que en
realidad uno y su creadora son dos seres distintos, son dos individualidades.
Esta toma de conciencia da lugar a la creación del yo. Cuando el
niño manifiesta verbalmente su diferencia con su progenitora, podríamos
decir que da comienzo a “su existencia” como individuo, y a partir
de aquí, comienza el desarrollo de su propio ego.
Podemos observar en estas dos experiencias que
los procesos son similares, y que tanto la expulsión de Adán
y Eva del paraíso, como la expulsión del diablo del cielo,
son en realidad la descripción arquetípica del proceso de
individuación del ser humano.
Adán y Eva son arrojados a la existencia
cuando toman conciencia de sí, es decir, cuando abren sus ojos y
se dan cuenta de que son diferentes de su creador, aunque en si mismos
llevan sus mismas potencialidades, cuando se dan cuenta de que hay una
dualidad, y precisamente es esta dualidad la que da origen al conocimiento.
De cómo el diablo se transforma en el creador
de la existencia
Decíamos que quien impulsó al hombre
a tomar conocimiento de sí mismo fue la serpiente, que implantó
la duda. La serpiente siempre se ha vinculado directamente, en la teología
judeocristiana, como al demonio o al diablo.
Como veremos, no era la primera vez que el diablo
metía la cola, pues ésto ya se había repetido a escala
cósmica, cuando éste es expulsado del paraíso. No
hay demasiados datos que nos revelen de dónde surgió esta
idea de la expulsión del paraíso, aunque son suficientes
como para hacer una lectura de este hecho cósmico.
Supuestamente los motivos que dieron origen a
esta expulsión, fueron precisamente los mismos que hicieron que
Adán y Eva fueran expulsados, esto es: la duda.
Satanás era el primer y más poderoso
arcángel creado por dios. Supuestamente, a partir de la creación
del hombre, comienza este cuestionamiento de Satanás hacia Dios,
cuestionamiento que residía precisamente en cuál era la utilidad
de la creación del hombre. Jehová no soporta dicho cuestionamiento,
y es así como estalla la guerra en el cielo. Como consecuencia,
Satanás decide desviar a la creación de Dios y, a partir
de allí ser el generador de la enemistad entre Dios y los
hombres.
Las funciones de Satanás a partir de ese
momento, son conocidas por todos, pero conocidas literalmente. Si hiciésemos
una lectura más profunda de este drama, veríamos repetirse
el esquema dado en el punto anterior.
Sabemos que el nombre de Satanás ha sufrido
una larga serie de transformaciones, siendo al mismo tiempo algunos sinónimos
de éste Lucifer, el diablo, etc...
Y es aquí donde comienza una historia
distinta.
Los nombres del mal
René Guénon, uno de los destacados
intelectuales de la mística universal, poco simpatizante de las
versiones fáciles del misticismo, y académico portavoz de
lo que denominaremos Tradición Mística Original, hace mención
en uno de sus libros de los contenidos que los nombres en sí mismos
tienen sobre las cosas que nombran.
"El verdadero nombre de un ser -dice Guénon-
desde el punto de vista tradicional, es expresión de su esencia
misma; recomponer dicho nombre es pues, lo mismo que recomponer ese ser."
Félix Gracia, investigador español,
hace la siguiente alución sobre dicho tema :
" Los nombres son expresiones arquetípicas
que contienen una función. Asignar un nombre es asignar una función,
y también en el nombre del otro, estará implícito
lo suyo."
"Lo diabólico no se refiere a una entidad,
sino que alude directamente a una función, la de "separar" o "disgregar".
Un diablo es, pues, aquel que desune, el que separa en partes lo que era
unidad, pero no implica que, al mismo tiempo, sea un demonio."
El significado de la palabra Satán es
"el adversario", "el acusador", el "opositor".La figura de Satán
ha sido a través de la historia la del cuestionador. Por otra parte,
como veíamos antes, la del diablo que es similar, pero no es la
misma, es la del separador, o disgregador. Sin embargo, ambas figuras muchas
veces sintetizadas en una, muestran una función determinante en
la creación del universo.
Si volviésemos sobre el tema del desarrollo
de la conciencia, veríamos que es precisamente la separación
o la disgregación la que a lo largo de la historia del individuo
permite su desarrollo y evolución.
La capacidad del ego de desarrollarse reside
exactamente en esta separación del todo, que es su madre, por lo
tanto el proceso de individuación es sumamente necesario en éste
desarrollo. Por otra parte, las distintas tradiciones hacen incapié
en que solamente cuando el ego llega a su máximo punto de desarrollo
toma conciencia de la realidad del universo, que es precisamente la contraria:
el ego, el individuo, en realidad, son solo una ilusión que termina
con la unificación de todas las conciencias. El hombre percibe que
en realidad esa individualidad es solo una falacia.
El proceso de un ego a lo largo de la vida culmina
con la disolución en el momento de la muerte, es decir, vuelve al
punto del cual surgió: al todo.
El drama de la expulsión del paraíso
es la descripción de este desarrollo del ego humano. La función
de Satanás en la obra universal, es la de conducir al individuo
a la comprensión de la unidad a través del desarrollo del
ego.
La función de Satanás es la de
ser el motor fundamental del desarrollo de la conciencia individual, conciencia
que en realidad culmina precisamente con la ruptura del ego y la vuelta
a la unidad.
La separación y la defragmentación,
son precisamente partes necesarias que conducen, por medio del conocimiento,
al reconocimiento de la verdadera función del hombre.
Solamente cuando comenzó a fragmentarse
el conocimiento en las sociedades humanas, realmente se comenzó
a conocer el funcionamiento de las cosas. La fragmentación condujo
a la sociedad a desarrollarse en poco tiempo de una manera vertiginosa,
llegando a tocar límites que aún hoy nos parecen increíbles.
Sin embargo hoy son muchos los que comienzan a reconocer que esa
fragmentación, si bien nos condujo a las puertas del conocimiento,
también nos sumergió en un laberinto del que difícilmente
podamos salir bajo los actuales paradigmas.
Podríamos decir entonces que el
diablo ha cumplido con su función, una función que, ha sido
sumamente natural y neutral.
Acá nos encontramos entonces con la posibilidad
de reconocer que los mítos mencionados, no hablan de personificaciones
como las de Jehová y Satanás, o el bien y el mal, sino de
fuerzas actuantes en el universo, fuerzas naturales que son descriptas
en su accionar a través de parábolas, pero que el hombre
precisamente en su necesidad de poner las cosas a su altura transforma
en un Dios y en un Diablo dificilmente creíbles. Pero es precisamente
por esta visión infantil, que el hombre de ciencia descarta,y aquí
está su error, el conocimiento místico, escrito en parábolas,
sobre como funciona y hacia dónde va el universo
El camino del conocimiento marca precisamente
que las historias de dioses y demonios son ejemplos que muestran,
muchas veces en forma solapada y oculta, el comportamiento de las fuerzas
de la naturaleza que, obviamente, nos han creado y, en algún momento
podrían destruírnos
Pero todavía hay muchas cosas que desentrañar,
porque esta historia recién comienza.
Bibliografía
Acerca del bien y del mal. Dr. Norberto Levy
El demonio - Félix Gracia
El simbolismo en la ciencia sagrada- René
Guénon
El Antiguo Testamento- Versión Reina Valera