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III Premio Cabuérniga

de investigación sobre culturas rurales.

(accesit)

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Portada del accesit - 1995

LA ALFARERÍA EN CANTABRIA;
SÍNTESIS PARA UNA TRADICIÓN PERDIDA

Marta Revuelta


ÍNDICE GENERAL
  Págs.
Introducción ....................................................................................................................  11
Factores que condicionan la localización de los centros de producción cerámica ...............  13
Los centros de producción: alfares y tejeras .....................................................................  21
La mano de obra: la familia ..............................................................................................  27
Los medios materiales .....................................................................................................  31
La producción: tipología ..................................................................................................  35
Los alfares cabuérnigos: un modelo en la explotación de los recursos ................................  39
Conclusiones ...................................................................................................................  43
ANEXO I: Transcripción de los datos sobre alfareros hallados en las fuentes ...................  47
ANEXO II: Fuentes ........................................................................................................  61
ANEXO III: Bibliografía .................................................................................................  63

INTRODUCCIÓN

      El presente trabajo responde a un intento para organizar los datos que se hallaban dispersos, sin conexión, acerca de los alfares y olleros en nuestra región. Y cuando decimos sin conexión o dispersos no queremos, en absoluto, menospreciar el trabajo de otros autores que tan afanadamente han trabajado para intentar llenar un vacío más de los muchos que hay en el mundo de la etnografía de nuestra región.
      Nos hubiera gustado poder realizar un estudio más amplio que incluyera también la tipología de las producciones, pero nos tememos que hemos llegado tarde para esta labor, pues la dispersión de las piezas, en manos mayormente privadas, y la imposibilidad de encontrar alfareros vivos y ver sus producciones hace imposible cualquier trabajo de recopilación personal, exceptuando unas pocas piezas y los datos obtenidos gracias a la bibliografía.
      Simplemente, nuestra intención se ha centrado en la recopilación de la mayor cantidad posible de datos relacionados con el mundo de la alfarería cántabra e intentar un análisis de estos datos que respondiera a las múltiples preguntas que nos hacíamos sobre la localización de los alfares en unos lugares y no en otros, preguntas que, en muchos casos, no tenían una respuesta clara. Pero el análisis realizado ha querido ir más allá de las tipologías, buscar en el mundo de los intercambios de personas y bienes; en definitiva, hemos querido mirar detrás de las piezas para ver a los hombres y mujeres que fueron los protagonistas, y centrarnos en las relaciones económicas que giraron alrededor del mundo de la producción cerámica. Destacaremos, sin embargo, que el trabajo que se presenta es parcial en el panorama de la producción cerámica de la región, ya que hemos desestimado hablar de las fábricas de loza más que muy puntualmente, por ser un sistema de elaboración fabril con un producto de lujo destinado a un consumidor urbano, con unas redes comerciales y un planteamiento muy alejado del desarrollo de la economía y cultura rurales, objeto de este trabajo.
      Se ha recurrido, como se ve en el apartado de fuentes y bibliografía, a las fuentes que mejor información podían dar sobre las personas y las manufacturas: censos, cuadernos de riqueza, libros de manufacturas. Cronológicamente, hemos arrancado de mediado el siglo XVIII porque es a partir de este momento cuando los padrones comienzan a interesarse por los oficios y porque es a partir de esta época cuando se produce un aumento de las manufacturas cerámicas en la región, extendiéndonos hasta el final del siglo XIX, momento a partir del cual creemos que está ya todo dicho en cuanto a los alfareros y en el que la forma de las relaciones socio-económicas cambian con el aumento de la burguesía y la incorporación de la mano de obra al mercado de trabajo generado por las nuevas industrias, superándose, así, la situación de economía de subsistencia que se había dado durante todo el Antiguo Régimen.
      El trabajo, por último, diremos que se presenta partiendo del análisis de una serie de factores que nos planteamos, en un principio, como condicionantes de la localización de los alfares; constituía a la vez un esquema sobre el que trabajar en la búsqueda de datos.
      Posteriormente se plantean los resultados obtenidos por grupos temáticos: alfares y tejeras, el alfarero, los materiales, las tipologías y una especial recreación en el ámbito de Cabezón - Cabuérniga - Mazcuerras por parecernos un centro importante y modélico.
      Se ha aportado todo el material gráfico que se ha considerado conveniente y posible de elaborar u obtener, que junto con las fuentes documentales creemos completan la síntesis que este trabajo pretende.

 

 

FACTORES QUE CONDICIONAN
LA LOCALIZACIÓN DE LOS CENTROS
DE PRODUCCIÓN CERÁMICA

 

      Como hipótesis de partida para comenzar la investigación, se pensó en los factores que podrían facilitar la ubicación de los centros de producción cerámica, para lo cual es necesario distinguir, en primer lugar, los modelos de establecimientos que ha habido en la región:
      * Alfares: centros de producción cerámica de carácter artesanal, destinados a abastecer de productos corrientes a una población, en general, de escaso poder adquisitivo, sin más pretensiones que cubrir la demanda de un mercado no de lujo.
      * Tejeras: Habitualmente hablamos de tejeras como establecimiento fabril, que en este trabajo no queda contemplado. Pero nos interesa la tejera como el lugar donde se extraía la arcilla, se moldeaba e in situ se cocían las tejas. Hay tejeras allí donde había algo de barro y necesidad para tejar.
      * Fábricas de loza: Centros de producción cerámica de carácter industrial destinados a realizar piezas de loza fina, normalmente cara.
      Los factores que condicionan la existencia de estos centros de producción son tres, básicamente:
      1- Facilidad para la obtención de las materias primas: arcilla, esmalte y combustible.
      2- Las vías de comunicación y la facilidad para la distribución de las manufacturas.
      3- Existencia de un mercado potencial que dé salida a los productos, lo que a su vez implica la ausencia de productos alternativos que sustituyan las producciones cerámicas.

      1- Facilidad para la obtención de materias primas. Para una producción artesanal, tradicional, poco exigente, ha sido apto el barro común, de manera que, en potencia, la región cuenta con afloramientos suficientes como para permitir un cierto desarrollo de la cerámica en al ámbito rural, siempre de escaso consumo. Si pensamos en la ubicación de un alfar aislado, ésta no plantea problemas puesto que la arcilla necesaria es escasa y la localización puede haberse dado en multitud de lugares con pequeñas vetas arcillosas; no ocurre lo mismo si se trata de centros alfareros de más entidad, que requieren yacimientos amplios. En cuanto a las fábricas, aunque no nos ocupan en el presente trabajo, diremos que necesitan una arcilla más depurada y plástica, puesto que las piezas son más finas, arcilla de más calidad que sí es escasa en la región. La distribución de los yacimientos de arcilla de diversas calidades viene definida de la siguiente manera 1:
      - Franjas cercanas a la costa en el sector oeste con arcillas wealdenses: afloran sobre todo en la zona de Cabezón de la Sal, Camargo y Zurita. Son arcillas rojas.
      - Arcillas del Keuper, que se extienden por numerosos puntos del territorio, si bien los afloramientos más interesantes se dan en la zona de Sarón y Orejo. A esta distribución pertenecen la mayoría de las antiguas explotaciones industriales. Son arcillas de baja calidad, a veces con componentes sulfurosos que pueden ocasionar eflorescencia y burbujas.
      - Arcillas aptienses-albienses: destacan los afloramientos al sur del pantano del Ebro, con importantes explotaciones, Valderredible (con arcilla tipo fire-clay y free-slaking) y en Meruelo, donde aún se explotan en una tejera.
      Aquí hemos destacado los grupos geológicos más abundantes o aptos para su explotación; sin embargo, no debemos de olvidar que los afloramientos arcillosos pueden darse de forma muy puntual y que en Cantabria ciertas facies geológicas que han proporcionado arcilla están muy extendidas.
      Por esta razón hemos optado por completar la información referente a los yacimientos con un mapa que pretende reflejar los afloramientos arcillosos, a veces destacados por su cantidad de materia prima y otras veces simplemente significativos porque en ellos se ha realizado una explotación más o menos sistemática.

Mapa de yacimientos de arcilla

      El esmalte o baño que cubre las piezas y las hace impermeables y más limpias es una materia basada en el cuarzo y el plomo cuando el baño es transparente y también en el estaño si lo que se pretende es conseguir un baño blanco, más propio de piezas de lujo. En la naturaleza el plomo nos lo aportan minerales como la galena (sulfuro de plomo), y éste es el mineral que los alfareros utilizaban para fabricar su propio esmalte. En Cantabria, los yacimientos de plomo son abundantes, distribuyéndose las mayores concentraciones como se especifica en el apartado gráfico.
      Ahora bien, en lo que se refiere al estaño, lo normal era que se adquiriera en los estancos de la Corona. Este producto se traía de fuera de la región, por lo que resultaba caro; a ello se añadía la dificultad de la importación generada por unas comunicaciones difíciles, de ahí que su uso se restrinja a la loza fina, susceptible de venderse más cara entre un sector de población de cierto poder adquisitivo. De todo esto se deduce que los lugares aptos para desarrollar industrias o centros de producción habían de estar cerca de yacimientos de galena y en el caso de la loza fina encontrarse junto a vías de comunicación y/o villas de cierta entidad.
      Por último, el combustible cierra la enumeración de las materias primas que son ineludibles en el campo de la industria cerámica. El utilizado tradicionalmente ha sido la argoma, escajo o tojo, según quiera denominarse (Ulex gallii). Su uso se debe a que es una planta que arde muy rápidamente provocando mucha llama, lo que permite que los hornos cerámicos alcancen la temperatura necesaria (no menos de 850 - 900 ºC). Esta combustibilidad seguramente implicaba quemar cantidades ingentes. La abundancia de esta especie en la región es generalizada y no debió presentar problemas de abastecimiento - como nos recuerda Larruga 2 - sobre todo en terrenos ácidos, no calcáreos, donde crece preferentemente.

      2- La facilidad para la distribución de las producciones viene definida por las vías de comunicación. Este factor es condicionante, a su vez, de otros, como la accesibilidad a un mercado amplio, y en Cantabria presenta graves problemas de resolución.
      La región está constituida por una orografía compleja que distribuye los caminos en un esquema reticular, excepto en los extremos este y oeste, a lo que se añade una altitud media considerable. Así, las vías de comunicación terrestres se reducen a los fondos de valle, los puertos de montaña y el pasillo costero terrestre. Más facilidades tienen las vías marítimas de cabotaje gracias a los abundantes puertos creados por las rías, donde a lo largo del tiempo han ido floreciendo pequeñas villas. Desde tiempos romanos, y prerromanos seguramente, el pasillo costero y el valle del Besaya han sido los ejes directrices de las comunicaciones en este área; no en vano, la Via Agrippa atravesaba la región discurriendo paralela a la costa y una calzada principal atravesaba de norte a sur por el Besaya para unir Portius Blendium (Suances) con Iuliobriga. Desde entonces se perfiló lo que se ha venido a llamar el esquema en T de las comunicaciones regionales.
      Aunque este esquema continuó siendo importante, otros muchos caminos reales atravesaban los valles y subían a las cotas meseteñas. Este hecho debió quitar bastante tráfico a la vía del Bes aya que sólo retomó vida de forma definitiva a partir de 1753, momento en que laCorona concluyó las obras para convertirlo en camino carretero, apto para carros, puesto que antes sólo servía para pasar a pie o con caballería. Este hecho fue fundamental para el auge comercial de la región, o mejor, de ciertas zonas como Torrelavega y los puertos, ya que los productos castellanos (harinas, vinos) tenían salida al mar por esta vía. Así se produjo una cierta mejora en la economía de la tierra, sumida en una autarquía y decadencias endémicas.
      Pero los caminos han de llevar a pueblos y ciudades, lugares de intercambio, espacios donde una población constituya un mercado potencial para cualquier manufactura. Por tanto, hemos de considerar fundamental la existencia de núcleos urbanos - con las comillas necesarias para este término en la Cantabria de los sigl os XVIII y XIX - cerca de los centros de producción artesanal o fabril donde dar salida a las manufacturas, en cuyo caso se precisa contar con buena infraestructura de comunicaciones.
      En el caso de Cantabria, como es lógico, es el eje costero el que presenta una mayor densidad de población, en claro contraste con los valles interiores; también Reinosa es una población importante, situada estratégicamente en el camino de Castilla a Torrelavega, como en su tiempo estuviera Iuliobriga. Los puertos de Santander, Laredo y San Vicente crecen notablemente a la sombra de este floreciente comercio que se ve potenciado por los intereses de los ingleses en detrimento del puerto de Bilbao 3 y, posteriormente, por la liberalización del comercio con las Indias establecido en 1778.

      3- La posibilidad de sustituir las manufacturas cerámicas por otras producciones es un factor decisivo en la alfarería cántabra. Esta sustitución viene dada por varios hechos:
      * Uso de útiles de madera por tradición. Los habitantes de esta región, rica en bosques, al menos en épocas por desgracia ya pasadas, desarrollaron gran destreza en la fabricación de útiles de madera que cubrían necesidades de todos los ámbitos de la vida cotidiana. Esto provocaría que muchas vasijas se fabricaran de madera en vez de barro.
      * Falta de tradición musulmana. Otros autores 4 piensan que la ausencia de herencia musulmana ha supuesto una falta de conocimiento y uso del oficio cerámico, con lo que no discrepamos en términos generales.
      * Carácter autárquico de la sociedad cántabra del XVIII - XIX. Pensamos que el desarrollo de la industria cerámica requiere un entorno de relaciones e intercambios que en Cantabria se dan escasamente, con una población sumida en la pobreza, obligada al autoconsumo y condenada a la emigración temporal anual. La fabricación de vasijas no tiene sentido en un sistema así, puesto que el esfuerzo que supone sólo merece la pena para producir abundantemente y vender esa producción excedente que permita cubrir la inversión realizada en tiempo y material.
      * Las importaciones son también importantes a la hora de comprender la falta de desarrollo de una alfarería en toda regla. No hay que olvidar que nos referimos a una época de auge comercial en unos puertos que son la salida al mar de los productos excedentarios de Rioja, Castilla y Navara ayudada por el aumento de demanda que debió generar el recién liberalizado comercio con América.
      Por un lado, en lo que a las mercaderías importadas del extranjero se refiere, éstas procedían de países del norte de Europa preferentemente, los cuales mantenían un contacto frecuente; este extremo nos lo recuerda J. Manso 5 ... no hay fábricas de loza fina ni ordinaria: solo los olleros con barro de Teja surten ala jente comun de los utensilios para sus Cocinas. En lo demas se Necesita que todo lo compremos al Extranjero... existía, además, un comercio marítimo de cabotaje procedente de otras tierras peninsulares. Una simple revisión de los datos que nos ofrece Madoz 6 en relación a la entrada de productos en los puertos de Santander y provincia nos resulta suficientemente elocuente. Precisamente estas importaciones provocaron la proliferación de fábricas de loza fina que se dio a finales del siglo XVIII y principios del XIX en la franja costera santanderina cercana a la actual capital, que no fueron más que diversos intentos de paliar la falta de producción autóctona y la entrada de productos extranjeros. En el caso de Santander influyó notablemente el interés de los comerciantes ingleses en trasladarse a esta villa desde Bilbao, interés que vino generado por el régimen fiscal que ésta disfrutaba, compartido con Castilla, frente a la existencia de barreras aduaneras en Vizcaya que, al final, perjudicaron al puerto y comercio vizcaínos 7.
      Por otro, y ésta es más importante para el mundo rural, está la entrada de piezas de cerámica castellana, riojana o andaluza. Es el caso, por ejemplo, de la cerámica de Pereruela donde «...el numero de piezas que se trabaja es grande; pues ademas de las que se consumen en la provincia se conducen considerables porciones a Palencia, Burgos, Vitoria y otras partes.» 8, producción reconocible por su arcilla micacítica y que bien pudiera ser el origen de muchas piezas repartidas por toda la región; también era muy común la llegada de piezas de Talavera. Estas manufacturas de más allá de la cordillera es fácil comprender que entraban por los múltiples caminos que la atravesaban, casi uno por valle, gracias al continuo trasiego de personas que emigraban en verano y volvían en otoño y también gracias a los arrieros. Aún hoy, en las encuestas etnográficas realizadas en valles del interior, los habitantes de avanzada edad recuerdan cómo venían los cacharreros de Castilla, con su burro, por los caminos locales. Esto explica también que los tipos cerámicos presentes en la región no sean especialmente originales.
      Una vez analizados los factores que pudieran influir en la ubicación de establecimientos cerámicos, expondremos el resultado de la búsqueda de estos centros alfareros y su localización en el territorio de la actual Cantabria.
      Como se apuntó anteriormente, ésta búsqueda se ha llevado a cabo utilizando varios tipos de fuentes, bibliografía y a través del trabajo de campo. Los resultados son variables y difíciles de coordinar, lo que se ha intentado cuando ha sido posible. Y decimos que son difíciles de coordinar por los siguientes problemas:
      - Veracidad de las fuentes utilizadas: No cabe duda que cualquier fuente antigua se ha de manejar con una postura crítica. Los recopiladores y los propios informantes son parciales.
      - Falta de homogeneidad de las fuentes en todo el territorio. Los años y los problemas de conservación y custodia han provocado la pérdida, deterioro o destrucción de muchos documentos. Pensemos en la destrucción de ciertos libros del catastro de Ensenada que se encontraban en el edificio de Hacienda en el incendio de Santander, por poner un ejemplo.
      - Imposibilidad de acceder a ciertas fuentes, sobre todo las materiales.
      - Imposibilidad de contrastar los datos.


1 Mapa geológico-minero, Inst. Tecnológico Geominero de España y Diputación Regional de Cantabria, 1990.

2 LARRUGA Y BONETA; Manufacturas de Santander, art. Loza, 1785-1800, B.M&P. Fondos Mdernos, Doc. 280, Ms.86.

3 Vizcaya poseía un régimen fiscal diferente al castellano, vigente en el territorio de Santander, lo que le convertía en tierra más cara para comerciar por culpa de las tasas de aduanas.

4 PEREZ VIDAL, J; «La cerámica popular española, zona norte.» PIEF, vol. VI, Santander, 1974.

5 MANSO, J.; Estado de las fábricas, comercio, industria y agricultura en las Montañas de Santander, siglo XVIII, introducción histórica de MARTINEZ VARA, Cabo Menor, Santander, 1979.

6 MADOZ, Diccionario geográfico y estadístico, art. Santander y Santoña.

7 ANES, G.; El Antiguo Régimen: Los Borbones. Alianza Universidad, Hº de España Alfaguara, 1976.

8 LARRUGA Y BONETA, op. cit.

 

 

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