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III Premio Cabuérniga

de investigación sobre culturas rurales.

1995

(accesit)

logo del Festival


Portada del accesit - 1995

 

LA ORGANIZACIÓN TRADICIONAL
DEL ESPACIO EN CAMPÓO

Economía y sociedad en un valle de
montaña de la Cordillera Cantábrica

 

Basilio Calderón Calderón


«El corazón de Cantabria, no hay duda, estaba situado junto a las fuentes del Ebro, en nuestro valle de Campóo, aunque su capital fuera Amaya y se sirviesen de todos los puertos marítimos de nuestra provincia de Santander; pues siempre, y más en épocas de turbulencias y de peligros, el corazón, el centro de resistencia, la ciudadela, hablando en términos castrenses, no hay duda que fue Campóo con sus cerrados bosques y las montañas que los rodean» J. Calderón Escalada. Campóo. Institución Cultural de Cantabria. Diputación Provincial de Santander. 1971.

 

 

ÍNDICE
       
INTRODUCCIÓN  13
I.- ALGUNAS OBSERVACIONES SOBRE LAS CONDICIONES Y LIMITACIONES ECOLÓGICAS DEL VALLE DE CAMPÓO  19
II.- CARACTERES DE LA TRADICIONAL AGRICULTURA DE SUBSISTENCIA CAMPURRIANA. LA DUALIDAD EN EL APROVECHAMIENTO DEL ESPACIO AGRARIO.  33
  II.1.- La organización colectiva del terrazgo: una respuesta a las insuficiencias estructurales del valle de Campóo.  36
  II.2.- El predominio de las tierras de pan llevar y el empleo de técnicas y sistemas de cultivo adaptados al medio, pero inadecuados.  40
III.- EL SORPRENDENTE CARÁCTER SUBSIDIARIO DE LOS PRADOS EN UNA ECONOMÍA DE BASE GANADERA.  45
IV.- EL APROVECHAMIENTO DEL MONTE: ARTESANADO DE LA MADERA Y CARBONEO COMO ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS SOMETIDAS A NUMEROSAS RESTRICCIONES.  49
V.- UNA ECONOMÍA AGRARIA BASADA EN LA EXPLOTACIÓN GANADERA EXTENSIVA.  55
  V.1.- La complejidad de la composición y significado de la explotación ganadera.  56
  V.2.- El predominio de sistemas extensivos para el aprovechamiento de los pastos.  60
  V.3.- Las Comunidades de pastos: una fórmula singular de aprovechamiento extensivo de los pastos de montaña en el valle de Campóo.  62
VI.- LA BÚSQUEDA DE UN COMPLEMENTO A LOS BAJOS RENDIMIENTOS AGRÍCOLAS. EL DESARROLLO DE LA CARRETERÍA EN EL SIGLO XVIII.  69
VII.- LOS OBSTÁCULOS Y CONDICIONANTES EN LA ORGANIZACIÓN TRADICIONAL DEL ESPACIO.  79
  VII.1.- Una población exigua: el recurso a la emigración como constante en la evolución demográfica de Campóo hasta el siglo XIX.  79
  VII.2.- Una sociedad campesina de pequeños propietarios: el escaso significado de la gran propiedad tradicional.  84
VIII.- LA PROGRESIVA TRANSFORMACIÓN DE LAS ESTRUCTURAS AGRARIAS TRADICIONALES: UN PROCESO LENTO Y PLAGADO DE DIFICULTADES.  89
  VIII.1.- La construcción del ferrocarril Alar-Santander y la crisis de los sistemas de transporte tradicionales.  92
  VIII.2.- De una economía autárquica a una economía de intercambio. La progresiva consolidación de la opción ganadera.  93
  VIII.3.- La construcción del embalse del Ebro: la dislocación de las estructuras agrarias tradicionales en Campóo de Yuso.  97
IX.- LA PRIMERA GENERACIÓN DE INDUSTRIAS CAMPURRIANAS. EL CONTRAPUNTO AL DECLIVE DE LOS SISTEMAS DE VIDA TRADICIONALES.  101
X.- LA IRREGULAR EVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA DE CAMPÓO: UN LENTO CRECIMIENTO POLARIZADO EN TORNO A REINOSA.  105
CONCLUSIÓN. UNA ECONOMÍA GENERADORA DE ESCASAS RENTAS: LA MISERIA DE LA POBLACIÓN CAMPESINA.  115
BIBLIOGRAFÍA.  119

 

La Comarca de Campóo en Cantabria

 

 

INTRODUCCIÓN

 

      El valle de Campóo, entendiendo por tal aquel sector que de modo específico conserva tal denominación en Cantabria, es una comarca de montaña de dimensiones reducidas -apenas 409 km2- e influencias contrastadas desde el punto de vista climático, atlánticas y mediterráneas, que bien podemos considerar como un espacio de transición; las primeras se dejan sentir de forma compleja y contradictoria por efecto de la altitud -todo él se encuentra situado a más de 850 metros del nivel del mar-, en tanto que las segundas apenas se reciben de modo atenuado, aunque ciertamente perceptible. Pese a las evidentes limitaciones de esta relativa ambigüedad, son precisamente ambos caracteres los que han impuesto, en una dilatada trayectoria histórica, formas de aprovechar y aun de ocupar físicamente el espacio homogéneas, constantes en el tiempo, que, añadidas a la peculiaridad topográfica, dotan a la comarca de personalidad propia, considerando la singular combinación de los diversos componentes que la integran.
      El aprovechamiento límite de su potencial ecológico, tanto por las adversas condiciones climáticas como por la exigüidad y elevada altitud del terrazgo, dio lugar a formas específicas de organización del espacio, cuya originalidad nos permite constreñir la tradicional denominación de Campóo al espacio del que, por otra parte, es originaria. Todas ellas contribuyeron a configurar unas formas de aprovechamiento en las que la subordinación de lo individual a lo colectivo era la nota dominante; y esta preeminencia del aprovechamiento en común tenia su propia justificación en un rasgo propio de gran parte de las sociedades agrarias tradicionales, y más aún de aquellas asentadas en un espacio de montaña: una agricultura de subsistencia que en este, como en otros aspectos, se ordenaba, paradójicamente, en función del aprovechamiento ganadero del terrazgo.
      Este conjunto de atributos eran propios del que denominamos Valle de Campóo, valle que engloba, por una parte, los tres extensos términos municipales que conservarán tal denominación tras el decreto de 30 de Noviembre de 1833, por el que se fijaron definitivamente los límites de las actuales provincias de Asturias, Cantabria, Burgos y Palencia; son estos: Campóo de Suso, Campóo de Enmedio, Campóo de Yuso, y el municipio de Reinosa, epicentro geográfico, administrativo y funcional de toda la Comarca. En efecto, hasta el siglo XV, la Merindad de Campóo estuvo bajo la jurisdicción de Palencia, pero al perder esta ciudad su voto en Cortes en el mismo siglo, pasó a depender de la jurisdicción de Toro, dependencia que se confirma en el siglo XVIII con la creación de las Intendencias y partidos; el de Reinosa comprenderá, además de la Merindad de Campóo el Real valle de Valderredible, pertenecientes ambos a la provincia de Toro. A principios del siglo XIX Palencia recupera nuevamente el partido de Reinosa, terminando este secular pleito en 1833, año en el que este último, y obviamente el Valle de Campóo -una parte de la antigua Merindad del mismo nombre-, pasarán a depender de la que entonces se denominó provincia de Santander 1.
      Pero, los rasgos propios de la Comarca no se circunscriben sólo a sus caracteres físicos y ecológicos, o a su peculiar trayectoria administrativa; aparecen también en la secular forma de organizar el espacio, en su paisaje agrario, en su poblamiento y tipo de hábitat rural, y en los usos y costumbres sociales fuertemente enraizadas en el senti- miento de pertenencia a la tierra, a la tierruca en definitiva; aquella porción de espacio, real o imaginario, vivido, y por ende arraigado, en lo más profundo de la conciencia de este pueblo. Es sin duda una impronta de aquellas sociedades que, como la campurriana, tuvieron que llevar a cabo un aprovechamiento del potencial ecológico en condiciones límite, conducentes por lo común a inevitables crisis de subsistencia y hambrunas, que obligarán a emigrar a una parte de la población; una población que conservará la tierra idealizada. Un espacio imaginario, en fin, en los límites de su memoria.
      Es precisamente en la búsqueda de alternativas a los frecuentes episodios críticos, así como de un necesario complemento a la tradicional dieta de subsistencia, en la que la población comarcal desplegó todo el ingenio que el potencial ecológico permitía, desarrollando un tipo de actividad marginal a la explotación agraria, pero esencial en la economía rural, ya que de ella obtenían los escasos ingresos en metálico de que podían disponer. La cría de ganado de labor, el artesanado de la madera, el carboneo de los montes, el arriendo estacional de pastos a los rebaños de merinas castellanos y extremeños, y el transporte y venta de productos agrarios de forma estacional, completan el grueso de la actividad económica tradicional en la comarca campurriana.
      Este sistema permanece inmutable hasta que en el siglo XIX se generalice, y en cierta medida se profesionalice, la actividad del transporte estacional merced al intenso tráfico de harinas con destino al puerto de Santander; un tráfico reactivado por la construcción del Camino Real de Reinosa, y que dotará a la Comarca de una cierta pero pasajera prosperidad. La inauguración de la línea de ferrocarril entre Alar y Santander hará desaparecer casi por completo la actividad carretera, al menos la de carácter más profesional ya que la otra, es decir, la que realizaba el campesino tradicional algunos meses al año como complemento a sus rentas, no desaparecerá hasta bien entrado el siglo XX.
      Tras este acontecimiento, trascendental para la economía estatal, pero profundamente negativo para los modestos intereses económicos comarcales, Campóo retorna al sistema de vida tradicional -del que nunca llegó a alejarse demasiado- y en el se mantuvo hasta prácticamente los primeros años de la década de los sesenta del siglo XX. De aquí en adelante, el sistema de vida, la organización y aprovechamiento del espacio agrario y en suma el paisaje rural sufrirá una completa mutación; decaerán ciertas prácticas colectivas, se reducirá el terrazgo cultivado, se extenderán los prados y praderas artificiales, se ampliará la superficie de prados cercados y se generalizará un tipo de explotación ganadera, orientada a la producción de leche, completamente opuesta a la tradicional; se abandonará el rebaño que podemos denominar de subsistencia, en el que coexistían diversas especies en la misma explotación agraria, para iniciar una decidida orientación hacia la producción lechera. Una orientación que habrá de experimentar todavía otro cambio en los últimos años del siglo, motivado por las exigencias y limitaciones productivas derivadas del inadecuado proceso de integración en lo que en su momento fue la Comunidad Económica Europea. Pero ésta es, ciertamente, otra historia; una historia todavía inconclusa en los albores del siglo XXI, complicada por la crisis industrial y el acusado envejecimiento de la población, que ha convertido el devenir histórico comarcal en una suerte de viaje a ninguna parte. Un viaje para el que la Comarca, potencial humano al margen, estaba ciertamente muy poco dotada.

 

Mapa topográfico de 
Campóo

 


1    

J. Burgueño Rivero.- «La génesis de la división territorial contemporánea en la España Atlántica (Galicia, Asturias, Cantabria y El Bierzo) ERIA, Revista de Geografía. no 36, 1995. pp 5-34

 

 

I.-

ALGUNAS OBSERVACIONES SOBRE LAS CONDICIONES Y LIMITACIONES ECOLÓGICAS DEL VALLE DE CAMPÓO.

 

      Si algún rasgo define e identifica a la comarca de Campóo, atendiendo a sus caracteres ecológicos, este es sin duda el atributo montañés; la pertenencia a un espacio de montaña se refleja en la regularidad con la que se dejan sentir ciertos caracteres del mismo, y en particular una reducida disponibilidad de terrazgo que, como servidumbre de la altitud, queda limitado al fondo de los valles así como al arranque de las laderas, y unos caracteres climáticos específicos, que dejan entrever no sólo el influjo de la altitud, sino también de la peculiar configuración morfológica y localización dentro de la Cordillera Cantábrica.
      Desde el punto de vista morfológico, la comarca de Campóo está constituida por dos conjuntos bien diferenciados; el que constituye el sector más occidental de la misma, el valle de Campóo de Suso, abrazado por la suerte de anfiteatro montañoso que forman las Montañas de Reinosa, con altitudes superiores a los 2.000 metros y profundas diferencias respecto al fondo del valle, dado que éste se encuentra a tan sólo 950 metros. Enlaza este sector por el Este con un segundo sector, formado por los Campos de Reinosa -municipio de Campóo de Enmedio- y la depresión de la Virga que en su totalidad corresponde al municipio de Campóo de Yuso -ver gráfico no 2-. Esta segunda unidad, de reducidas dimensiones -menos de 200 km2 dentro de la comarca- se encuentra todavía a una altitud superior a los 850 metros, y aparece delimitada por el Norte por otra alineación que, en cierto modo, sirve de solución de continuidad entre los Montes de Reinosa y Los montes del Pas; esta alineación introduce desniveles de más de 450 metros respecto a los sectores más deprimidos del Campóo de Yuso, hoy en buena parte cubiertos por las aguas del Pantano del Ebro.2
      Y es en este contraste entre los sectores elevados y los espacios abiertos del fondo de los valles donde se encuentra la originalidad del relieve montañés, ya que si los primeros se caracterizan por una difícil accesibilidad, los segundos presentan una notable simplicidad morfológica, predominando en ellos la llanura, salpicada tan sólo por suaves ondulaciones que introducen cierta variedad en un conjunto, en el que la planitud es la nota dominante; y esta, que sin duda responde a la propia configuración estructural, se verá reforzada por la intervención de los agentes erosivos sobre unas estructuras esencialmente plegadas pero también fuertemente tectonizadas, hecho este que facilitará su acción.
      Como consecuencia de ella se modificó someramente la morfología de los valles, introduciendo no pocos contrastes entre los sectores Noroccidentales, donde las formas de relieve son abruptas, y los Orientales, ya que en ellos se abre la llanura siendo las formas poco destacadas; en el primero de los sectores apuntados se ha encajado una red hidrográfica compuesta por numerosos pequeños cursos tributarios de los dos principales como son el Ebro y el Híjar; el primero discurre por un fondo plano hasta lo que hoy constituye su embalse regulador, en tanto que el segundo ha tenido una mayor capacidad erosiva dado que en un corto espacio -menos de 20 km- desciende más de 750 metros. La entidad de la incisión por él realizada fue debida sin duda al elevado volumen de su caudal, pero también al basculamiento que, en las últimas fases del plegamiento Alpino afectó a todo el conjunto, inclinándolo de Oeste a Este y de Suroeste a Noreste; un movimiento que modificó el nivel de base local y desencadenó una muy intensa acción erosiva de carácter remontante, capturando para si lo que en otro momento fue la alta cuenca del arroyo Guares. En estas condiciones y dada la elevada capacidad erosiva de los cursos de agua citados, se forman unos suelos jóvenes, con escaso desarrollo en sus horizontes, neutros o débilmente ácidos, pero que, por su estructura y textura, fueron los elegidos para el cultivo de las tierras de pan llevar, hoy convertidas en praderas permanentes o destinadas al cultivo de forrajeras. En contraste con éstos, y no solo por el aprovechamiento que de ellos se realiza, sino también porque se localizan en los sectores más elevados, se encuentran otros suelos, típicamente forestales como Terra Fusca, y Tierra Parda Húmeda, suelos tan pobres en elementos nutrientes que, cuando se encuentran ocupados por prados de guadaña, caso este muy frecuente, sólo permiten un corte anual3.

 

Mapa de 
Campóo - altitud

 

      Estos mismos caracteres edáficos se repiten en Campóo de Enmedio y en Campo de Yuso, sectores estos que se caracterizan por la acusada planitud y elevada altitud media -más de 850 metros-; su superficie es plana o suavemente alomada, y en ella el encajamiento de la red hidrográfica es menos pronunciado, pese a la entidad que presentan las formaciones blandas y pese a estar todo el conjunto sumamente fracturado -ver gráfico no 3-. Tan sólo los arroyos de Proncio y Virga discurrían someramente encajados, antes de desaparecer bajo las aguas del llamado Pantano del Ebro.
      Pero, si singular es la morfología comarcal, a tal punto que habría sido un condicionante de primer orden en la actividad agraria tradicional, no menos singulares son las condiciones climáticas; unas condiciones ciertamente inadecuadas para sostener la tradicional economía de subsistencia, que desencadenaban periódicas crisis de subsistencia y alimentaban un constante y regular proceso de emigración en la comarca.

 

Temperaturas 
medias mensuales en Reinosa

 

      En una primera aproximación, cabe destacar como rasgo singular del clima campurriano, el acusado déficit térmico anual; la media del mes más frío no supera en ninguno de los observatorios los 2,5o, mientras que el mes más caluroso apenas alcanza los 16o; asimismo, entre tres y cinco meses presentan temperaturas por debajo de los 6o, en tanto que tan sólo cinco meses en Reinosa y seis en Arija, municipio que no pertenece a la Comarca aunque es limítrofe con ella, superan los 10 grados de media. Los largos y fríos inviernos, unidos a unos cortos y frescos períodos estivales y a la irregularidad interanual de las temperaturas -ver gráfico no 4- constituyen otros tantos atributos del clima comarcal; pero no son los únicos. A ambos atributos habría que añadir que los rigores invernales se prolongan durante buena parte de la Primavera y Otoño, ya que en ellas la temperatura media de las mínimas es positiva, pero raramente sobrepasa los 6o; incluso en estos meses, las temperaturas mínimas absolutas son por lo general negativas y las heladas extemporáneas muy frecuentes, adelantándose en el Otoño y prolongandose durante la Primavera al menos hasta el mes de Mayo.

 

Meses Reinosa Espinilla
Enero  2,2   2,2 
Febrero  3   2,8 
Marzo  6   5,6 
Abril  7,8   7 
Mayo  10,3   10,4 
Junio  13,8   13,4 
Julio  15,7   15,8 
Agosto  15,9   15,7 
Septiembre  14,1   13,9 
Octubre  10   10,3 
Noviembre  6   5,5 
Diciembre  3,1   3 

Cuadro no 1.- Temperaturas medias en Reinosa y Espinilla (Campóo de Suso).

 

      Su origen hay que buscarlo en la presencia de situaciones atmosféricas de estabilidad, anticiclónicas, durante las que la irradiación nocturna es muy fuerte, viéndose además acentuada por la altitud y el carácter cerrado de buena parte del valle; una muestra de la presencia de estas situaciones y su frecuencia en la Comarca es, sin duda, el elevado número de días en los que la escarcha hace aparición en el suelo: entre 5 y 15 días en la Primavera y Otoño.
      Al frío como atributo dominante en la comarca habría que añadir, por una parte, unas precipitaciones relativamente elevadas (próximas a los 1.000 mm. de media anual) que enmascaran, no obstante notables desequilibrios intermensuales, y por otra un elevado número de días de lluvia y nieve en los meses invernales y otoñales, ya que más de la mitad de los días de cada mes en las estaciones señaladas son días en los que hace su aparición, invariablemente, la lluvia o la nieve. Durante el resto del año, y particularmente en el verano las precipitaciones descienden de modo apreciable hasta alcanzar los 30 mm., un umbral de aridez que, al menos en la comarca, debería ser matizado dada la enorme irregularidad de las precipitaciones estivales y la importancia de las precipitaciones inapreciables en forma de llovizna y las nieblas muy húmedas que se asientan en el fondo de los valles durante una parte del día y que mantienen condiciones ambientales y edáficas capaces de retrasar o reducir el agostamiento de los prados; en Reinosa los días de rocío son superiores a 15 durante la primavera y verano e incluso superiores a 20 en los meses de Agosto y Septiembre.
      En gran parte la causa de estas formas de condensación menores e incluso de las precipitaciones líquidas es geográfica; la elevada altitud a la que se encuentra la Comarca y su localización en la vertiente meridional de la CordilIera Cantábrica permite explicar, en gran medida, los tipos de tiempo característicos en ella a lo largo del año. Los enérgicos relieves de la Cordillera actúan de pantalla condensadora para las masas de aire cargadas de humedad arrastradas hacia el interior por flujos de componente Oeste a Norte, dando lugar a que las mayores precipitaciones se registren en la vertiente septentrional; en cambio, cuando el frente cálido procede del Sudoeste, las precipitaciones tienen lugar en la vertiente meridional, afectando al valle de Campóo en su totalidad y originando las mayores precipitaciones en especial durante la primavera y el otoño.
      Durante el verano en cambio las mayores precipitaciones o al menos buena parte de ellas tiene un origen tormentoso; los días en los que dominan flujos del Este y del Sudeste, el suelo se calienta con rapidez, originándose un fuerte gradiente térmico, favorecido por la peculiar configuración morfológica de la comarca que da lugar no sólo a que las precipitaciones sean más o menos frecuentes, sino también a un incremento apreciable de su intensidad. A esta precipitación de origen tormentoso hay que añadir la que tiene lugar, también durante el Verano, con tipos de tiempo anticiclónicos y que, con menor intensidad, pero con mayor regularidad aportan un volumen, cuando menos apreciable, a la precipitación estival. Son las denominadas «situaciones cantábricas» cuya génesis, esencialmente geográfica ya ha sido apuntada.4

 

Estación Reinosa Espinilla REINOSA. Días de
Meses mm. mm. Lluvia Nieve Granizo
Enero  134   117   9   8   0,2 
Febrero  115   120   9   8   4 
Marzo  78   98   12   4   0,8 
Abril  76   103   12   3   1 
Mayo  73   85   15   0,8   1 
Junio  63   61   12   0,1   0,6 
Julio  35   31   8   0   0,5 
Agosto  32   29   9   0   0,3 
Septiembre  65   67   12   0   0,2 
Octubre  88   90   13   0,9   0,4 
Noviembre  99   145   14   2,4   0,2 
Diciembre  124   163   12   6,6   0,1 
TOTAL  981   1.109   136   35   5,8 

Cuadro no 2.- Precipitaciones medias en mms. en Reinosa y Espinilla y media mensual de días de lluvia, nieve y granizo en Reinosa.

 

      Un último elemento determinante en la climatología comarcal es sin duda la presencia de la nieve; una presencia regular a lo largo del año, de temprana aparición -Octubre- y prolongada presencia -Mayo-. Obviamente, el fenómeno se concentra de forma muy acusada durante los meses centrales del Invierno -ver cuadro no 3-, no solo porque en ellos el número de días de nieve es mayor -entre 6 y 9- sino por la frecuencia con que aparece -más del 90 por 100 de los meses invernales-.

 

Meses Años con nieve Frecuencia Media de días de nieve
Enero  29   96,6   8,6 
Febrero  27   90   8,5 
Marzo  24   80   3,9 
Abril  15   50   3,3 
Mayo  13   43,3   0,8 
Octubre  7   23,3   0,9 
Noviembre  21   70   2,4 
Diciembre  28   93,3   6,6 

Cuadro no 3.- La frecuencia de la nieve en Campóo. Estación de Reinosa. Número de años en los que se registra nieve, frecuencia con la que aparece en las tres décadas de referencia y media de días en los que nieva en cada mes.

 

      La importancia de las precipitaciones de nieve, unida a la elevada pluviosidad, irregularmente repartida a lo largo del año, el corto período de aridez estival -ver gráfico no 5- y la larga duración y rigor de los inviernos, unidas a la altitud y a la localización de la Comarca dentro de la Cordillera Cantábrica constituyen los ejes sobre los que se vertebran los rasgos esenciales del paisaje vegetal; un paisaje que, no por estar profundamente transformado, ha perdido los caracteres esenciales de su atributo montañés.
      La superficie ocupada por formaciones vegetales en la comarca es superior al 50 por 100 del total, alcanzando las 20.246 has., si bien es cierto que la mayor parte de ella no corresponde como en el pasado a formaciones arbóreas, sino a arbustivas y herbáceas, constituyendo el componente básico de un paisaje que, en altitudes bajas, en el fondo de los valles o en el arranque de las laderas, aparece salpicado de algunos rodales de monte muy degradados a causa de la continua explotación que de ellos se ha hecho en el pasado. Quizá por ello la superficie arbolada apenas representa el 19 por 100 de la superficie forestal total de la comarca -3.833 has.-, con la particularidad de que la mayor parte de ella se localiza en los sectores más elevados, en una suerte de enclaves refugio que les ha permitido eludir la intensa y tradicional acción humana orientada a su transformación en prados.

 

  A B  1  D  2  F  3 
Yuso  4.458   460   10,3   180   39,1   280   60,9 
Enmedio  2.034   840   41,2   700   83,4   140   16,6 
Suso  12.992   2.583   19,8   710   27,4   1.873   72,6 
Total  20.246   3.833   19,1   1.590   40,9   2.293   59,1 

Cuadro no 4.- La superficie forestal en Campóo en 1980. A: Superficie forestal total (Has.). B: Superficie arbolada (Has.). 1: Porcentaje de superficie arbolada. D: Hectáreas de roble. 2: Porcentaje de roble sobre superficie arbolada. F: Hectáreas de haya. 3: Porcentaje de haya sobre la superficie arbolada.

 

      Los testimonios de la regular destrucción de los densos montes de la comarca hasta convertirse en monte bajo, o matorral de brezos y árgomas con algún pasto y algunos árboles aislados son relativamente frecuentes y numerosos5. Aparecen recogidos desde fecha muy temprana en las Ordenanzas de los diferentes concejos, acompañadas en ocasiones de estrictas disposiciones orientadas a su fomento, tales como la obligación de plantar anualmente por parte de los vecinos determinadas especies o respetar los sectores acotados6.

 

Temperaturas 
y precipitaciones en Reinosa, Arija y Espinilla.

 

      A mediados del siglo XVIII la superficie arbolada, se encontraba ya en franco retroceso, particularmente en los montes de roble, por ser ésta una especie muy cotizada tanto para la elaboración de carbón con destino a las ferrerías montañesas, actividad esta que dio al traste con gran parte de los robles bravos y hayas de los bosques reinosanos, como para la construcción naval; no en vano parte de los montes de roble estaban bajo la jurisdicción de la Intendencia de Marina de Guarnizo7. Una estimación prudencial hecha en 1779 elevaba a más de 40.000 los carros de leña que anualmente se hacían con destino a las ferrerías, sin que se hubiese plantado ni uno sólo para su reemplazo ni menos para el de tantos miles que se han sacado para la construcción Real8.
      A lo largo de la comarca aparecen mezclados el Q. Sessiliflora y el Q. Pyrenaica -Rebollo-, predominando la primera variedad hacia el Norte y la segunda hacia el Sur; en todos los casos tienen la consideración de montes inmaderables, lo que ha permitido una relativa regeneración debida a la menor importancia de la madera en la economía familiar y debido sobre todo a su definitiva catalogación como montes de utilidad pública en 1927 -ver gráfico no 6-.

 

Distribución de 
superficie labrada, prados y monte.

 

      Pero si el roble ocupa en la actualidad una superficie mucho menor de la que ocupaba en el siglo XVIII, lo mismo cabe decir del haya -fagus sylvática-, especie que, pese a todo y quizá por ocupar el piso montano presenta una mayor extensión: el 59,1 por 100 de la superficie comarcal como se puede apreciar en el cuadro no 4. Ocupa espacios umbrosos en claro contraste con la solana, reducida a una etapa subserial en la que las árgomas -ulex europeus-, distintas variedades de brezo y los pastizales han reemplazado al roble, especie a la que invariablemente suceden en presencia de etapas regresivas de éste. También el haya se ha visto sometida a una sistemática degradación por ser su madera muy apreciada en la elaboración de los aperos de labranza y otros útiles del ajuar doméstico o artesanal.
      A pesar del retroceso secular de éstas y otras especies arbóreas, su importancia en la economía campesina tradicional no debe en absoluto desdeñarse. Y ello porque, limitada su roturación, en los límites que aseguraban su conservación y regeneración, y unido su racional aprovechamiento al obtenido del resto del terrazgo, habría permitido sostener la siempre frágil economía de subsistencia tradicional.

 


2    

Omitimos deliberadamente, dado el carácter de la publicación, el análisis geomorfológico del complejo Valle de Campóo y en especial el correspondiente a los dos elementos básicos del mismo: el gran sinclinal de Abiada, fracturado en su charnela por una falla de dirección Noreste-Suroeste y la intensa tectónica de fractura del sector Oriental del valle.

3    

A. Guerra Delgado.- Mapa de suelos de España. E. 1/1.000.000 descripción de las asociaciones y tipos principales de suelos. Madrid, C.S.I.C., 1968.

4    

J. Ortega Valcárcel.- La transformación de un espacio rural. Las montañas de Burgos. Universidad de Valladolid. Departamento de Geografía.1974.

5    

Descripción de los montes Pastiza y Picales. Lugar de Argüeso. Relación comprensiva de los bienes comunales existentes en este término municipal, con expresión de su clase, nombre, cabida, producción, linderos y pueblo al que pertenecen, que se forma en cumplimiento de lo ordenado por el Excmo. Gobernador Civil de la Provincia en circular no 112 inserta en el Boletín Oficial no 70 del Viernes 12 de Junio de 1931. Archivo del Excmo. Ayuntamiento de la Hermandad de Campóo de Suso.

6    

«Que entre dos vecinos planten cada año un «cajigo» y le cierren ocho pies de alto» Ordenanzas del Concejo de la Loma y Entrambasaguas. Año 1716. En el mismo sentido abundan las ordenanzas de la Hermandad de Campóo de Suso al señalar que «Otrosi ordenaron que ninguno corte ningún pie de aya (sic), roble ni aceba ni espina, ningún árbol en ningún sel de vacas ebceto para hacer cabaña» Citadas en: J. Calderón Escalada.- Campóo. Panorama histórico y etnográfico de un valle. Institución Cultural de Cantabria. Santander 1971.

7    

G. Bowles.- Introducción a la Historia Natural y a la Geografía de España. Madrid 1972. Citado en F. Barreda.- Prosperidad de Santander y desarrollo industrial desde el siglo XVIII. Aportación al Estudio de la Historia económica de la Montaña. Santander 1957, pp. 537.

8    

Josef Jordán y Fargo.- Geografía Moderna. Madrid 1779. Citado en la revista Fontibre no 33, Mayo de 1959, pp. 2.

 

 

(...)

 


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