Es una pieza de la historia de Galicia inexplicablemente desconocida, incluso para los tratadistas orensanos. La necesidad de descubrirla requiere una extensa nota hist�rica. Alc�zar es una influencia moz�rabe (del �rabe " Alqsar", fortaleza o palacio real); y Milmanda equivale a milano (del lat�n "milvus") por asimilaci�n de montes fortificados y aves de presa. Tan sonoro es el nombre como bello el emplazamiento, verdadero paisaje de novela caballeresca.

Cr�nica

El castillo, originado seguramente en una ciudad castre�a, lo pose�a desde el X, con valor jurisdiccional, el monasterio de Celanova. Debi� de pasar a la corona en el primer tercio del XII con motivo de las guerras de separaci�n de Portugal. Entonces recibi� su construcci�n definitiva de fortaleza, pero no qued� constancia de la intervenci�n que tuvo.

Alfonso VII dio Milmanda a Sancho Eanes, cuarto hijo de Fernando Eanes, gran capit�n de aquellas guerras, y su historia desde esta �poca es correlativa con la del castillo de Allariz. En junio de 1199, Alfonso IX concedi� Fuero a Milmanda, referido al de Benavente, donde fue expedido. En �l se se�alaba un extenso alfoz, entre el Arnoya y la que quedaba como frontera definitiva con Portugal.

En fecha indeterminada, Alfonso IX forz� la repoblaci�n de Milmanda por parte de los foreros de Celanova, y en esta disposici�n resulta equiparado el concejo de Milmanda con los de las dem�s poblaciones reales; de �stas tienen Fuero Real conocido Allariz, Ribadavia, Castro Caldelas y Milmanda. De Alfonso IX s�lo est� documentada una visita, en 1213. El mismo rey incluy� Milmanda, en 6 de enero de 1217, entre los castillos que constitu�an la dote de sus hijas del primer matrimonio, Sancha y Aldonza, dote falsamente tenida por creaci�n de un reino de Galicia, y dirigida en realidad a que no pudiese reinar aqu� su hijo Fernando III; la madre de �ste do�a Berenguela redimi� la carga.

El 22 de abril de 1232 estuvo 'Fernando III en Milmanda, y en el mismo mes confirm� las disposiciones de repoblaci�n. Alfonso X declar� exentos de portazgos a los vecinos de Milmanda. Sancho IV confirm� el' Fuero de Alfonso IX, el acuerdo en un pleito con Celanova, y la exenci�n portante como las dem�s de realengo ya citadas. Detalles que lo revelan son la existencia de Leproser�a y de la feria del 8 de cada mes, ya perdida en el tiempo, cuyas franquicias la hac�an un mercado hist�rico.

En las guerras por la corona de Pedro I era se�or de Milmanda Suero Y��ez de Parada y alcalde mayor Payo de Ara�jo. En 1366, Juan Rodr�guez de Biedma se alz� por don Enrique con las fortalezas reales. Derrotado Biedma por los leales a don Pedro, que mandaba el cu�ado de �ste don Fernando de Castro, ocup� las tenencias de Allariz y Milmanda Men Rodr�guez de Sanabria, que con don Fernando y Y��ez parada acompa�� a don Pedro en el itinerario que termin� en Montiel. Y��ez y Men lograron fugarse, y trajeron a Galicia las nuevas. Y��ez y Ara�jo se exiliaron a Portugal, y se pusieron al servicio del yerno del rey asesinado, Fernando I, a quien Galicia reconoci� por sucesor. Fernando I, con el apoyo de la nobleza gallega puso su corte en Milmanda en mayor de 1369, y ocup� las ciudades gallegas; y aunque Enrique envi� las Compa��as Blancas, es probable que la base de Milmanda se sostuviese hasta 1372 en que termin� esta fase de guerras.

Enrique II confisc� Milmanda a Y��ez de Parada. M�s tarde cas� con una hija de Fernando I de Portugal a su hijo bastardo don Fadrique, lo nombr6 Duque de Benavente, y cre� para �l un dominio territorial con el Bierzo, Sanabria, Monterrey, Allariz y Milmanda. Don Fadrique arm� tales alborotos contra el rey, la mitra y todos los poderes, que su hermanastro Juan I lo hizo apresar en 1383. Con ello volvi� Milmanda a plena pertenencia de la corona, y sigui� una �poca tranquila aunque con algunos alborotos se�oriales, como el que provoc� Pedro D�az de Cad�rniga en 1441.Igual que Allariz, Juan 11 cedi� en 1446 Milmanda en se�or�o a los Pimentel, condes de Benavente. En 1448, y por la cuesti�n de don Alvaro de Luna, yerno de Pimentel, orden� a don Pedro Alvarez Osorio, encomendero de Orense, que les arrebatase las fortalezas, lo cual cost� muchos combates, y no se consigui� hasta 1453; es decir que Milmanda tuvo guerra en sus propios muros durante cinco a�os.

Juan II muri� en 1454, y su hijo Enrique IV devolvi� los castillos a los de Benavente. La posesi�n de Milmanda por �stos, sirvi� para que el castillo fuese atacado y destruido por los Irmandi�os, ayudados por el pueblo., y despu�s de la derrota de 1475, los vecinos tuvieron que reconstruirlo. Por ser cabeza de jurisdicci�n importante, no entr� en los que los Reyes Cat�licos no dejaron volver a levantar.

Los Benavente pusieron por alcalde mayor del castillo y tierra de Milmanda y merino de toda jurisdicci�n, que contaba m�s de 4.000 vasallos, al c�lebre se�or de Vilardec�s, Francisco Feij�o Sotelo. En la antigua jurisdicci�n portuguesa de Melgazo condenaron a la horca a un hidalgo de la de Milmanda. Feij�o, con cuarenta hombres armados "rompi�" la c�rcel y rescat� al preso, peleando.

El Duque de Braganza puso en pie de guerra a seis mil hombres, y el conde de Benavente a otros tantos; esto era el principio de una guerra peninsular, que aquietaron los propios reyes de Castilla y Portugal con la condici�n de que Feij�o dejase el mando de Milmanda. Los Pimentel lo llevaron a Castilla como alcaide del castillo del Portillo, y en 1487 era teniente de Milmanda don Juan Pimentel, hermano del Conde. En 1527 los se�or�os de Allariz y de Milmanda pasaron al marquesado de Viana, en la persona de don Pedro Pimentel; y m�s tarde a sus sucesores los marqueses de Malpica.

En 1550, seg�n el Licenciado Molina, Milmanda era una de las principales y m�s pr�speras fortalezas de Galicia. Milmanda recuper� plenamente su misi�n de frontera en las dos guerras hispano-portuguesas de la Edad Moderna: la de separaci�n iniciada en 1641, y la de sucesi�n en 1701. Las alternativas fueron muchas, pero en agosto de 1701 los portugueses atacaron furiosamente Milmanda y los defensores se vieron obligados a refugiarse en Celanova. En el contraataque, las tropas espa�olas vencieron a las portuguesas cerca de Acebedo, que es tanto como decir cerca de Milmanda. Los portugueses repasaron la frontera y parece que no volvieron a amenazar seriamente al castillo.

Cronica sobre Milmanda