PRESAGIO
Carlos Rivas Larriere
Mamacita chula, mamacita, mamá,
¿Qué tienen los perros
que están ladra y ladra?
¿Por qué aúllan tan feo?
¿Por qué no se callan?
Mamá, mamacita, no sé que me pasa
pero tengo miedo, mucho miedo, mamá.
No sé quién me dijo, que cuando los perros
aúllan tan feo, pasa una desgracia.
¿A ti no te asustan?, oílos nomás mamá,
oílos nomás como los indignos ladran.
Voy a regañarlos desde la ventana
porque tengo miedo, mucho miedo mamá.
¡Qué pasa Sultán!, ¡cállate Zoraida!,
¡a ver tú, Changuiñas!, ¡tú también te callas!
No me hacen aprecio, siguen ladra y ladra,
¿Por qué será eso?, ¿Por qué no se callan?
¿Será porque sienten que
va haber una desgracia?
no sé, pero siento en el pecho,
un ansia igual que una bala,
que me sube y que me baja.
Mamá, macita,
¿Quieres que valla a dormir contigo?
¿A tu misma cama?
teniéndote cerca no me importa nada.
Si aquellos indignos, ladran o no ladran
¿Eh?, ¿No me respondes?
Mira que me lleno de miedo,
y los perros de aullar no se callan.
Ándale mamacita, que estás anonadada,
porque no te dejo dormir, pues aguarda,
que ora con mis besos,
tu miedo se acaba.
¡Jesús!, ¡mamacita!, ¿Qué tienes? ¿Qué pasa?
¿Por qué estás tan fría?, ¡mamacita! ¡mamá!
¿Por qué no me respondes?,
¿Por qué estas callada?
Nada.... no recuerda......
¿Qué tendrá mi mamá?
¡Mi Diosito lindo! ¡Sálvamela, sálvamela!
mamá, mamacita, mamacita, mamá......
Y la buena madre para siempre calla,
despliega la muerte sus fúnebres alas,
un golpe del viento abrió la ventana,
y afuera los perros aúllan y ladran,
insensiblemente, como si miraran
a la pálida intrusa que ronda la casa.