No. 24 AÑO VII SEPTIEMBRE 1999

Me he sentado frente al teclado de la computadora pensando que en esta oportunidad no tengo tema para escribir, que se me hace cuesta arriba pensar siquiera en la idea de escribir un editorial para este número de Tiempo del Angus. La verdad es que temas podrían haber muchos sobre los cuales escribir un buen editorial pero siento que me invade un desencanto grande por la actitud eternamente pasiva de mis colegas ganaderos.

Durante muchos años he tratado de comprender los motivos por los cuales las experiencias traumáticas de la reforma agraria y de la globalización de la economía no han hecho reaccionar a los ganaderos del país. No creo que sea por falta de líderes con vocación gremial, porque los hay en cantidad suficiente y muy capaces.

Para mí es incomprensible que los ganaderos aún no estén debidamente organizados en asociaciones ganaderas provinciales por rubro, a lo largo de todo el país, y en una gran federación nacional que agrupe a todas estas asociaciones en la defensa de los intereses comunes y liderando la solución de los desafíos del presente y del futuro y a los que todos nos vemos enfrentados con la globalización de la economía mundial.

Acaso es tan difícil comprender que los problemas de fondo y los desafíos a enfrentar son los mismos para todos, grandes, medianos y pequeños, lecheros, crianceros, engorderos y criadores y que de la unión nace la fuerza social, política y económica en un mundo en que solo la fuerza es debidamente respetada por las clases gobernantes de turno y al aguaite ? Los productores lecheros lo están comprendiendo y se están organizando, pero ello en todo caso no es suficiente ya que se requiere de una verdadera revolución gremial en la ganadería y en la que absolutamente todos debemos participar.

No logro desentrañar el misterio de las causas que provocan esa pasividad autodestructiva en que gran parte de los ganaderos del país siguen inmersos. No deseo tener que irme a mi casa pensando que se trata de cobardía o de egoísmo y por lo tanto dejo lanzado el guante a todos aquellos que crean que pueden ayudarme a desentrañar el misterio y me escriban su opinión sin tapujos al respecto. Dios quiera que tenga que dedicar la próxima revista entera a publicar las respuestas.
 
 

El Director

Jaime Grunwald Ortúzar

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