Mientras los grandes predadores navegan por los océanos de la galaxia, inmensas criaturas viven en las nubes de los gigantes gaseosos y carnívoros monstruosos vagan por los mundos de baja gravedad, el Rancor es uno de los mayores predadores terrestres que puede sobrevivir en ambientes humanos. Como parece suficientemente satisfecho de alimentarse de formas vitales basadas en el carbono que respiran oxigeno, es presumible que el Rancor comparta también estas características. Su planeta de origen sólo lo conoce el sindicato interestelar del crimen de Jabba el Hutt, y Jabba no parece querer decírselo a nadie.
En realidad, el único Rancor conocido está encerrado en un profundo pozo debajo del palacio del desierto de Jabba el Hutt en Tatooine, por lo que su hábitat y ambiente natural sólo puede ser objeto de conjeturas. Algunas autoridades creen que es una criatura única creada por ingeniería genética por el Hutt para sus propios oscuros propósitos. Pero crear con inteligencia una bestia del tamaño del Rancor supondría una gran y costosa empresa, y Jabba no ha sido nunca conocido por su prodigalidad. Parece probable que exista un planeta lleno de viles bestias en alguna parte todavía inexplorada en la galaxia.
Tiene enormes colmillos goteantes y largas garras afiladas. Sus brazos, grotescamente desproporcionados respecto al resto del cuerpo, se utilizan para clavar un zarpazo a la presa y acercarla a la boca del Rancor. La visón del Rancor, inclinado hacia adelante cuando camina, es aterradora. El señor del crimen ha permitido a varios periodistas que examinen la bestia y observen como utiliza el Rancor para saciar su propia sed de distracciones. Los resultantes holoregistros sensacionalistas son famosos en toda la galaxia, excepto donde han sido prohibidos como ejemplos del particular mal gusto de la decencia cultural.
Uno de estos registros empieza con planos del pozo del Rancor, localizado debajo de la sala del trono de Jabba. El pozo es una mazmorra en dos secciones de aspecto cavernoso, con paredes formadas por piedras de cantos marcados con ligeras grietas. Dividido por un impresionante rastrillo de acero, una sección del pozo sirve como guarida del Rancor, la otra como sus terrenos de caza. Un enrejado de hierro en el suelo de la sala del trono permite que Jabba y su corte tengan una visión perfecta de toda la actividad que se desarrolla en el pozo. El registro muestra un primer plano del mismísimo monstruo, con filamentos de saliva goteando de sus impresionantes colmillos retorcidos.
El registro continúa mostrando como se quita el enrejado y se tira al pozo a la última víctima de Jabba. El enrejado se cierra con un sonido metálico sordo. Jabba y sus compinches miran alegremente como lucha la víctima inútilmente contra la poderosa bestia. El final, demasiado horripilante para tratarlo en estas páginas, se deja a su imaginación.
Jabba utiliza un equipo de mantenimiento para que se cuiden de su Rancor. Vigilan la bestia, le proporcionan carne fresca y agua a diario y lo mantienen distraído entre las apariciones ante la corte.
La gruesa piel musculosa del Rancor lo hace altamente resistente a los blásters y a la mayoría de las otras armas de energía de mano. La mayor parte de las armas de combate cuerpo a cuerpo no se comportan mejor. Un holoregistro demuestra que incluso un gamorreano blandiendo una vibrohacha puede hacer poca cosa más que enfurecer a la criatura con sus insignificantes golpes.