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SONETO LXX
Tal vez herido voy sin ir sangriento
por uno de los rayos de tu vida
y a media selva me detiene el agua:
la lluvia que se cae con su cielo.
Entonces toco el coraz�n llovido:
all� s� que tus ojos penetraron
por la regi�n extensa de mi duelo
y un susurro de sombra surge solo:
Qui�n es? Qui�n es? Pero no tuvo
nombre
la hoja o el agua oscura que palpita
a media selva, sorda, en el camino,
y as�, amor m�o, supe que fui herido
y nadie hablaba all� sino la sombra,
la noche errante, el beso de la lluvia.
Pablo Neruda, 1959
Cien Sonetos de Amor (1959) Tarde
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