Justamente ahora irrumpes en mi vida, con tu cuerpo exacto y ojos de asesina. Tarde como siempre, nos llega la fortuna.
Pero llegamos tarde, te vi y me viste, nos reconocimos enseguida, pero tarde. Maldita sea la hora que encontré lo que soñé, tarde.
Y ahí va uno de tonto; por desesperado, confundiendo amor con compañía. Y ese miedo idiota de verte viejo y sin pareja, te hace escoger con la cabeza lo que es del corazón. Y no tengo nada contra ellos, la rabia es contra el tiempo por ponerte junto a mí, tarde.
Ganas de besarte, de coincidir contigo. De acercarme un poco, y amarrarte en un abrazo, de mirarte a los ojos y decirte bienvenida.
Que ganas de rozarte, que ganas de tocarte, de acercarme a tí y golpearte con un beso, de fugarnos para siempre, sin daños a terceros.