PAMPLONESES ILUSTRES



EDUARDO COTE LAMUS


PAMPLONA

Al fondo la ciudad

como piel extendida frente al sol.

En cada punta un monte hace de estaca.

Las frescas venas muertas se resecan

y roturan al pueblo como en calles.

Y por el sitio en donde entró el cuchillo

se taja el boquerón que deja abierto

paso al río y al tiempo

por donde sale el agua y entran días

con un ritmo de viento, cuyas alas

se llevan cada instante

los últimos temblores del pellejo

tendido siempre al sol,

desollado, humillado, hollado, vuelto

hacia arriba, puro y sin protesta.

Al fondo la ciudad como un tambor en el hondón del valle

donde redobla el tiempo. A latigazos

a la neblina

la gobierna el viento

y los crueles badajos

de las otras campanas

golpean el parche del tambor de tierra.

Al fondo la ciudad

que quiere huir de sí por los caminos,

por el de la Corcova que conduce al páramo,

por el de Chíchira que significa

el lugar de salida de la luna.

Resuena el borbotón por la vaguada.

Al fondo la ciudad.

La miro desde mis primeros sueños

y desde los de ahora en los que escribo.


Obras de Pamploneses

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