A escribir
este lenguaje
Estas
seis funciones, se caracterizan, en primer lugar, porque son exclusivas de
la corteza cerebral humana y ningún otro ser de la tierra las posee. En
segundo lugar, porque son el fundamento y la base de todos los aprendizajes
posteriores.
Cuanto más asumidas y automatizadas estén estas funciones cuando nuestro hijo
comience la escuela (primaria), más posibilidades de éxito tendrá
Igualmente es fundamental comprender que ninguna de estas funciones básicas
las puede ejercer un recién nacido porque, como seres humanos, heredamos
enormes potencialidades para desarrollar a lo largo de nuestra vida, pero muy
pocas realidades. La explicación radica en que el niño ya nace con el número
de neuronas del que dispondrá toda la vida. Pero una neurona, por sí sola,
sirve para muy poco. De hecho, mueren miles de ellas diariamente y no pasa
nada. Lo verdaderamente poderoso son los circuitos neuronales que se van
formando mediante la estimulación que el cerebro recibe a través de los
sentidos y del movimiento. El conjunto de circuitos constituyen una
poderosa red que, junto a la mielina que recubre las dendritas y los
axones para que la información viaje por las vías nerviosas con rapidez, hace
que el cerebro pase de pesar 340 gramos en el recién nacido a 970 a los 12
meses, 1250 a los 6 años. Es decir, se multiplica su peso casi por cuatro.
Todo
esto nos conduce a lo más importante para el aprendizaje temprano:
estos circuitos neurológicos sólo alcanzan la plenitud si, a través de los
sentidos y del movimiento, llegan estímulos al cerebro en esta etapa de la
vida de la persona. Y lo más importante: estas funciones humanas superiores
sólo pueden llegar a su máximo potencial, si se conceden al niño oportunidades
de aprendizaje, durante estos primeros años de especial desarrollo neurológico.
Numerosos ejemplos desgraciados ponen de manifiesto esta
realidad:
-
El
más reciente tal vez sea el caso de un niño y una niña encontrados en un
bosque de Japón en 1972, cuando tenían, según las radiografías de sus huesos,
entre 5 y 6 años. Se comportaban como animales en el caminar y en el modo de
comunicarse. En 1990, con 23 ó 24 años, a pesar de los esfuerzos de
numerosos especialistas, no habían conseguido andar erguidos con habilidad,
usar las manos para tareas finas, ni comprender ni expresar lenguaje hablado
o escrito.
-
La
evolución de los niños que vivían los primeros años en los antiguos
orfanatos es otro triste ejemplo en la misma dirección. Como dice Doman,
algunos niños no están atados porque son disminuidos, sino que son
disminuidos porque han estado atados.
En
sentido contrario, los niños con más posibilidades de éxito a lo largo de la
historia han sido aquellos que en su casa han tenido un ambiente
culturalmente rico, y sus padres, especialmente las madres, guiadas por su
amor y su sentido común, han valorado la cultura y han dado
oportunidades a sus hijos, desde el primer día, para tocar, ver, oír y moverse
Si el
cerebro funciona así, ¿cómo es posible que todavía haya parvularios que no
pongan en práctica el aprendizaje temprano? Una de las cosas que más
cuesta al ser humano es cambiar sus costumbres. Una muestra evidente de ello
es el fenómeno "Qwerty". ¿No sabe qué es? Mire el teclado de su ordenador y
fíjese en la primera fila de letras de arriba, la que está debajo de los
números. ¿Ya lo ha visto? La primera letra es la "Q". Todos los teclados del
mundo tienen esta disposición, no porque sea la más ergonómica para alcanzar
el mayor número de pulsaciones posible, sino todo lo contrario … para ir más
despacio. Cuando se inventaron las máquinas de escribir, si las letras que más
se usaban estaban en los dedos más hábiles, las barras que golpeaban el carro
(¡qué tiempos aquellos!) se agolpaban y la mecanógrafa perdía mucho tiempo
bajándolas a mano. Para evitar esta pérdida de tiempo, se dispuso el teclado
de tal manera que no se pudiera escribir muy rápido y nos colocaron la "a" en
el dedo meñique de la mano izquierda. Ahora, con la electrónica no hay ninguna
razón lógica para mantener este teclado pero, ¿quién es el fabricante que se
atreve a cambiarlo?
En
educación pasa algo parecido. Cuando, por ejemplo, se lleva muchos años
actuando y defendiendo que los niños no son capaces de aprender a leer antes
de los 6 años y que si lo hacen es nefasto para ellos, cuesta mucho reconocer
que, mediante el método de la lengua materna, un bebé de 2 años puede, no sólo
aprender, sino que además le encanta porque se lo pasa bien.
Afortunadamente, cada vez hay más parvularios, incluso algunas instancias
educativas, que se están dando cuenta de la necesidad de proporcionar a los
niños pequeños oportunidades de aprender. No se trata de hacer
superdotados, ni de pretender que nuestros hijos sean unos genios. Pero sí se
trata de ayudarles a que desarrollen todas las capacidades que llevan dentro
para que sean unas personas equilibradas e inteligentes.
Ignoramos cuáles son las capacidades genéticas y hasta dónde llegarán, pero no
nos debe preocupar este hecho porque sobre ello nada podemos hacer. Está fuera
de nuestro círculo de influencia. En cambio, sí debemos buscar información
y formarnos sobre cómo aprovechar el escaso tiempo de que disponemos los
padres para nuestros hijos en la sociedad actual.
Tenemos la suerte de que las técnicas y métodos de aprendizaje temprano
ofrecen a los padres esta valiosa información para que disfrutemos y nos
divirtamos con nuestros hijos y, además, para que éstos alcancen las
herramientas suficientes que les permitan, cuando sean adultos, elegir aquello
que quieran ser.