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Papá, Mamá...
Que es Sexo???
Tu hijo se va haciendo
mayor y cada vez se hace
más preguntas sobre sexo.
Aunque ya habéis hablado
del tema alguna vez,
tanto a ti como a tu
pareja os cuesta dialogar
abiertamente sobre
embarazos, métodos
anticonceptivos y
relaciones sexuales.
Puede resultar difícil,
pero lo más conveniente
es hablar con naturalidad
para que tu hijo coja
confianza y reciba una
buena educación que le
sirva para prevenir
riesgos.
Hablar de sexo con
nuestros hijos es
fundamental, ya que de
esta manera les
ayudaremos a
identificarse como
personas y a tener
conocimiento de su futura
conducta sexual. No hay
una edad "ideal" para
empezar a hablar de sexo.
Se puede empezar, y de
hecho debe ser así, desde
que son bien pequeños,
aunque es a partir de los
nueve años cuando la
información que les
proporcionamos adquiere
mayor importancia.
Antes de adentrarnos en
los grupos de edad de
manera más específica,
debemos tener presentes
cuatro premisas básicas:
-
Diremos siempre la
verdad, no
inventaremos ninguna
historia.
-
Siempre debemos
llamar a las cosas por
su nombre. Si el
pene se llama "pene" y
la vagina "vagina", no
tengamos pudor a la
hora de nombrarlos.
-
No esperemos a que nos
hagan la primera
pregunta. Debemos
adelantarnos a
ellos, eso les dará
confianza.
-
Siempre debemos
enfocar el amor como
algo que implica
estimación, generosidad
y responsabilidad.
Niños de nueve y diez
años:
-
Es el mejor momento
para explicar en qué
consiste el acto sexual
de una manera clara y
sencilla. Aprovecha
situaciones de la vida
cotidiana para
introducir el tema.
No hace falta que
esperes a que tu hijo
te haga la pregunta, un
programa de televisión
te puede servir de
trampolín. Podrías
empezar por comentarle
algo así como: "¿Sabes,
cariño?, papá y mamá,
como se quieren mucho,
en ocasiones se ponen
muy juntitos y papá
mete su pene en la
vagina de mamá. Del
pene de papá saldrá un
espermatozoide que si
encuentra el camino
correcto entrará en el
óvulo de mamá y dará
lugar a un bebé que irá
creciendo poco a poco".
-
A estas edades se debe
hacer hincapié en la
importancia de la
higiene personal en
relación con el sexo.
Enseña a tus hijos a
estar limpios, a que
huelan bien: "Vamos a
vestirnos y a peinarnos,
para que los niños nos
vean bien guapas", le
podrías decir a tu hija.
-
Se les debe hablar
de los cambios que
experimentarán sus
cuerpos para que no
les coja por sorpresa.
Los niños tienen la
primera emisión de
semen entre los trece y
los catorce años; las
niñas tienen la primera
menstruación entre los
once y los catorce años.
Niños de once a doce
años:
- Empiezan a
preocuparse más por
su aspecto físico.
Les gusta escoger por
sí mismos la ropa que
se van a poner,
echarse mucha colonia
para oler bien…
-
Es el momento
idóneo para hablarles
sobre el embarazo,
sobre las medidas
preventivas
contra las
enfermedades de
transmisión sexual…
-
Deben tener presente
la existencia de
los medios
anticonceptivos
como algo que debe
formar parte de todo
acto sexual, tanto
para la prevención de
enfermedades como
para la prevención
del embarazo.
-
Háblales de que el
acto sexual es algo
propio de los adultos,
que guarda relación
con el amor y el
cariño que se tienen
dos personas.
-
Hay que transmitirles
que una vida
sexual activa implica
responsabilidad.
Niños a partir de los
trece años:
-
Es conveniente que
expliques a tu hijo
los valores que tu
familia tiene respecto
al sexo, de esta
manera sabrá cómo
pensáis en casa. Pero
no intentes imponerle
vuestras ideas porque,
al fin y al cabo, será
él quien tome la última
decisión.
-
Insiste en la
importancia de mantener
relaciones sexuales
seguras ante la
posibilidad de
embarazos no deseados,
riesgo de contraer
enfermedades de
transmisión sexual como
el VIH…
-
Debes tener en cuenta
que a estas edades la
privacidad prevalece
por encima de todo. La
habitación se puede
convertir en su
santuario particular.
-
Si observas que le
resulta más cómodo
hablar con otro adulto
(que no seas tú ni tu
pareja) sobre sexo,
permítele que lo haga.
Tal vez os excluya por
pudor, pero más vale
que recurra a otro
adulto antes que
permanecer en la
ignorancia. Eso sí,
ante la posibilidad de
que consulte libros o
hable del tema sólo con
los amigos, no cedas.
En esos casos es mucho
mejor que seas tú quien
que le informe, porque
sus dudas serán
contestadas de la
manera adecuada.
-
A estas edades suelen
aparecer los
primeros desengaños
amorosos, que ellos
viven como si fuese el
fin del mundo. Piensa
que estas experiencias
les beneficiarán más
adelante, cuando
busquen una pareja
estable, ya que
aprenderán de los
errores del pasado.
Sobre todo respeta sus
sentimientos, aunque
para ti no sean más que
chiquilladas. Ayúdalos
a pasar el mal trago
escuchándolos, evitando
frases como "no seas
tonta, mira que llorar
por un chico con los
millones que hay por
ahí".
El sexo es un tema que
nunca debe darse por
agotado, hay que darle la
importancia que se merece.
No debería resultarnos un
problema hablar del tema
con nuestros hijos, dado
que ésa es la mejor
manera de mantenerlos
informados para que
asuman los menores
riesgos posibles.
Consejos Practicos:
¿Qué debo tener
en cuenta antes de
sentarme a hablar con mi
hijo?
-
Cuéntale siempre la
verdad, así
evitarás posteriores
confusiones.
-
Llama a cada cosa
por su nombre, que
desde el principio sepa
que la vagina se llama
"vagina" y no flor, y
que el pene se llama "pene"
y no pajarito.
-
Aprovecha las
situaciones que te
proporciona la vida
cotidiana para sacar el
tema en casa.
-
Contesta a la
pregunta que te
haga en el mismo
momento, no la
aplaces. En caso de
que realmente no puedas
responder, díselo e
indícale cuándo le
explicarás lo que le
interesa.
-
Explícale los
valores que tenéis en
casa respecto al
sexo.
-
Una buena respuesta se
basa en una buena
información. Si te
muestras seguro al
hablar de sexo él
tomará confianza y no
tendrá pudor para
volver a preguntar
cuando tenga alguna
duda.
Ciara Molina García
Licenciada en Psicología
Habla a tus hijos acerca
del sexo
Una función
importante de los
padres es hablar a sus
hijos acerca del amor,
la intimidad y el sexo.
Los padres pueden ser
una gran ayuda para sus
hijos si crean una
atmósfera positiva en
la que se pueda hablar
sobre estos temas. Los
niños y adolescentes
necesitan información y
dirección de sus padres
para poder tomar
decisiones saludables y
apropiadas respecto a
su comportamiento
sexual. Sin embargo,
muchos padres evitan o
posponen esta discusión.
Hablar sobre sexo puede
ser muy incómodo tanto
para los padres como
para los hijos. Los
padres deben responder
a las necesidades y al
nivel de curiosidad que
cada niño tiene en
particular, ofreciendo
toda aquella
información que el niño
pregunte y tenga
capacidad de comprender.
Puede ser de mucha
ayuda pedir consejo a
religiosos, pediatras,
médicos de familia o
cualquier otro
profesional de la salud.
Los libros que usan
ilustraciones o
diagramas pueden ayudar
en la comunicación y el
entendimiento.
Los niños tienen
distintos niveles de
curiosidad y de
comprensión dependiendo
de su edad y madurez, y
a medida que crecen
preguntarán más
detalles acerca del
sexo. Muchos niños
tienen sus propias
palabras para las
partes del cuerpo. Es
importante utilizar las
palabras que ellos
conocen y con las que
ellos se sienten más
cómodos, de manera que
sea más fácil hablar
con ellos. Un niño de 5
años puede conformarse
con la respuesta
sencilla de que los
bebés vienen de dos
semillas, una del papá
y otra de la mamá, que
se juntan en una sola
que crece en un sitio
especial dentro de la
madre que hace que el
bebé comience a crecer.
Un niño de 8 años puede
querer saber cómo la
semilla del papá llega
hasta la semilla de la
mamá. Los padres pueden
entonces hablar acerca
de cómo la semilla del
papá (espermatozoide)
que viene de su pene se
combina con la semilla
de la mamá (huevo) en
el útero. Entonces el
bebé crece dentro del
útero de la mamá
durante nueve meses
hasta que está
suficientemente fuerte
para nacer. Un niño de
11 años puede querer
saber aún más y los
padres pueden hablarle
acerca de cómo un
hombre y una mujer se
enamoran y deciden
tener relaciones
sexuales.
Es importante hablar
sobre las
responsabilidades y
consecuencias de tener
una vida sexual activa.
El embarazo, las
enfermedades de
transmisión sexual y
los sentimientos o
emociones acerca del
sexo son temas
importantes que deben
ser discutidos. Hablar
con los hijos puede
ayudar a que tomen las
mejores decisiones sin
sentirse presionados a
hacer algo sin estar
preparados. Si se
consigue que los niños
entiendan que estas
decisiones requieren
madurez y
responsabilidad, se
aumentará la
probabilidad de que
tomen las decisiones
correctas.
Aunque los adolescentes
acostumbran a hablar
sobre sexo, citas y
relaciones amorosas,
quizás necesiten ayuda
para comprender la
intensidad de sus
emociones sexuales, la
confusión que sienten
respecto a su identidad
sexual, o su
comportamiento sexual
en una relación. Las
preocupaciones acerca
de la masturbación, la
menstruación, las
medidas anticonceptivas,
el embarazo y las
enfermedades de
transmisión sexual son
comunes. Algunos
adolescentes también se
enfrentan a conflictos
entorno a los valores
familiares, religiosos
o culturales. La
comunicación abierta y
la información precisa
que brinden los padres
aumentará la
probabilidad de que los
adolescentes retarden
la práctica sexual y
que usen los métodos
anticonceptivos
apropiados una vez
comiencen su vida
sexual.
Al hablar con
un niño o adolescente
es de gran ayuda:
Mantener una atmósfera
relajada y libre de
críticas para las
discusiones.
Utilizar un lenguaje
que se entienda y haga
que el niño se sienta
cómodo.
Tratar de determinar
qué nivel de
conocimiento y
entendimiento tiene el
niño.
Mantener el sentido del
humor y no tener miedo
de hablar sobre la
propia incomodidad.
Establecer la relación
entre el sexo y el amor,
la intimidad, el
hacerse cargo de los
otros y el respeto
propio y por su pareja.
Compartir abiertamente
los valores y las
preocupaciones con el
hijo.
Discutir la importancia
de la responsabilidad
al tomar decisiones.
Ayudar al hijo a
considerar los puntos a
favor y en contra de
sus alternativas.
Al desarrollar una
comunicación abierta,
sincera y continuada
acerca de la
responsabilidad, el
sexo y las alternativas,
los padres pueden
ayudar a sus hijos a
aprender acerca del
sexo de una manera
positiva y saludable.
La American Academy of
Child and Adolescent
Psychiatry (AACAP)
representa a 6.500
psiquiatras de niños y
adolescentes (psiquiatras
infantiles) con cinco
años como mínimo de
experiencia en
psiquiatría general y
psiquiatría infantil.
Kay Widdwson
Arriba
www.solohijos.com

Cómo hablar de
sexualidad con nuestros
hijos adolescentes
Ejem, ejem... Empiezan
las preguntas sobre
sexualidad y no sabemos
demasiado bien cómo
reaccionar. Tenemos claro
qué no queremos para
nuestros hijos, pero no
encontramos un modelo que
nos sirva para transmitir
lo que pensamos. En este
artículo te ofrecemos
algunas ideas y consejos
que pueden ayudarte a
enfocar el tema.
La sexualidad y la
afectividad son dos
aspectos muy importantes en
la educación de nuestros
hijos, tanto a lo largo de
su infancia como en su
adolescencia. Pero a veces,
padres y madres no sabemos
muy bien cómo actuar ni qué
decir por miedo o por
desconocimiento, y entonces
es frecuente dejar de lado
este tema confiando en que
los adolescentes lo
resuelvan por sí mismos o,
en el mejor de los casos,
en la escuela.
Todavía es bastante
habitual oír en algunas
reuniones de padres y
madres ideas parecidas a
éstas:
-
¡Hoy en día tienen
toda la información que
quieren!
-
¿Y qué les vamos a
contar?, ¡Si nos podrían
dar clases ellos a
nosotros!
-
¡Pero si son todavía
unos niños!
-
¡Yo ya le he dicho a mi
hijo lo del preservativo!
Comentarios como estos
son ilustrativos de cómo
padres y madres tienen,
todavía hoy en día,
notables dificultades
para enfrentarse a un
tema como el de la
educación sexual de sus
hijos. Una de las
posibles causas de ello
es que no son capaces de
cuestionar el modelo de
educación sexual que
recibieron, caracterizado
fundamentalmente por la
falta de información o
por una información que
cuando existía estaba
centrada en los aspectos
higiénicos o
reproductivos, y por la
consideración de que
prácticamente todo lo
relacionado con la
sexualidad era malo o
pecaminoso. Así,
muchos padres y madres
saben el tipo de
educación sexual que no
quieren para sus hijos,
pero no han encontrado un
modelo alternativo que
les permita abordar este
tema de una manera con la
que se sientan
competentes como
educadores.
Curiosamente, esta
dificultad educativa se
manifiesta en mayor medida
en un momento en el que el
sexo es un tema que está
muy presente a diversos
niveles de lo cotidiano:
revistas, cine, televisión,
Internet. etcétera, creando
una falsa impresión de
normalidad y de
disponibilidad de
información sobre estos
temas por parte de los
adolescentes.
Así, algunos padres y
madres pueden tener la
sensación de ser poco
necesarios respecto a estos
temas y de que sólo deben
actuar en caso de que crean
que sus hijos mantienen
determinadas conductas que
les puedan inquietar o que
asocien con un cierto grado
de riesgo. En ese momento
seguramente será tarde para
desarrollar un diálogo
adecuado.
Evidentemente, algunas de
estas actitudes derivan de
una serie de creencias
erróneas que han inducido a
numerosos padres y madres a
tomar un camino equivocado
o a despreocuparse
excesivamente. Veamos
algunas de ellas:
Algunas creencias erróneas
sobre la sexualidad y la
información sexual de los
adolescentes
-
Lo aprenden solos.
Falso. Es verdad que la
mayoría de nosotros hemos
aprendido solos, pero
también es verdad que la
mayoría hemos aprendido
poco y mal y a veces con
un cierto coste personal.
Hoy en día, igual que
antes, la información
sexual de que disponen
los adolescentes la
obtienen principalmente
de sus iguales, por lo
que nadie puede
garantizar que esta
información sea correcta,
veraz o adecuada si no es
contrastada con otras
informaciones facilitadas
por los padres o en la
escuela.
-
Se lo enseñan en la
escuela. Depende. No
todas las escuelas o
institutos desarrollan
programas de educación
afectiva y sexual. Además,
en caso de que así fuera,
el hecho de que la
escuela aborde estos
temas no significa que
los padres puedan
despreocuparse. De hecho,
sólo una tarea conjunta
por parte de padres y
escuela garantiza un
proceso de formación
adecuado en ésta y en
otras áreas.
-
La educación sexual
incita a la práctica
sexual. Falso. La
educación sexual fomenta
la responsabilidad y la
adecuada toma de
decisiones. Es más, la
educación sexual evita
que los adolescentes
vivan su sexualidad con
angustia o condicionados
por informaciones
erróneas, o con la idea
de que todo lo que está
relacionado con el sexo
es potencialmente
peligroso. Lo que de
verdad es peligroso es la
ignorancia y el miedo.
Como dice una
investigación del
Instituto de la Mujer,
del año 1986: Aunque
las relaciones sexuales
no son más frecuentes
entre las jóvenes que han
recibido educación sexual
que entre las que no la
han recibido, las
primeras tienen menos
probabilidades de
quedarse embarazadas.
-
Todavía son unos niños.
Depende. La educación
sexual debe llevarse a
cabo de manera adecuada a
cada edad pero desde la
infancia. Es un error muy
común pensar que la
educación sexual debe
dirigirse sólo a los
adolescentes. En todo
caso, lo que conviene
conocer es que en cada
momento del desarrollo
los temas de interés
serán diferentes: quizás
en la infancia estarán
más centrados en conocer
aspectos relacionados con
el propio origen, en la
pubertad con los cambios
corporales y en la
adolescencia con una gran
variedad de aspectos
especialmente
relacionados con las
propias emociones y
comportamientos.
Pero no todas las
dificultades provienen de
concepciones erróneas, en
algunos casos existen
obstáculos de otro tipo que
dificultan a los padres el
abordaje de estos temas.
Veámoslos.
Otras dificultades
-
Miedo a no saber
responder las preguntas
de los adolescentes.
Está bastante extendida
la idea de que la
educación sexual de los
adolescentes consiste
simplemente en contestar
sus preguntas, lo que
obliga en principio a
padres y madres a tener
un amplio bagaje de
conocimientos sobre este
tema. Nada más falso. En
realidad lo que quieren
los adolescentes sobre
estos temas es poder
hablar, conocer lo que
pensamos, cómo enfocamos
determinadas cuestiones,
que les ayudemos a situar
los límites, etc. Lo que
más interesa a la mayoría
de los adolescentes sobre
la sexualidad está ligado
a las emociones y los
sentimientos y sólo
después, a la información
más o menos específica.
-
No saber cómo enfocar
la conversación.
Muchos padres no saben "sacar"
estos temas sin que se
convierta en una especie
de asalto directo, que
intuyen que el
adolescente evitará,
posiblemente porque no
haya una experiencia
anterior de diálogo sobre
estos temas. Puede darse
incluso la circunstancia
de que del lado del
adolescente esté pasando
exactamente los mismo, es
decir, que exista el
deseo de abordar estos
temas, pero que no sepa
cómo ni por dónde empezar.
-
Sentimiento de
vergüenza. A veces
padres y madres evitan
estos temas porque creen
que los hijos les
preguntarán sobre
cuestiones de tipo
personal. La intimidad de
los padres, en tanto que
pareja, no debe
pertenecer más que a
ellos y así se debe
comunicar a los hijos si
estos intentan adentrarse
en este territorio. Ello
no impide que se puedan
comentar algunos aspectos
generales de su relación,
pero sin entrar en
detalles que sólo
pertenecen al ámbito de
lo personal.
-
Miedo a que el
adolescente piense
diferente. Algunos
padres intuyen claramente
que sus actitudes sobre
temas de sexualidad y las
de sus hijos adolescentes
pueden ser bastante
diferentes, por lo que
hablar de ello sólo les
conducirá a discusiones
inútiles y al desgaste de
la relación. Es evidente
que hay diferentes
cuestiones en las que
padres e hijos pueden
pensar diferente, pero
evitar el tema sólo
evidencia la incapacidad
para el diálogo.
Hay que decir, llegados a
este punto, que cualquier
educador comete errores, de
la misma manera que a
menudo tiene dudas o
incluso siente cierto
desasosiego ante
determinadas situaciones.
Sin embargo, además de
conocer lo que podemos
evitar, también es
importante conocer lo que
podemos hacer. Por eso, en
los "consejos prácticos"
añadidos a este artículo te
ofrecemos algunas sencillas
orientaciones sobre qué
hacer respecto la educación
afectiva y sexual de
nuestros hijos adolescentes.
Pere Font
Psicólogo. Director del
Instituto de Estudios de la
Sexualidad y la Pareja
Arriba
www.solohijos.com

LA MASTUBACIÓN EN LOS
NIÑOS
Gran inquietud
ocasiona en los padres el
notar que sus hijos
pequeños se manipulan los
genitales, muchos de ellos
en forma frecuente. Esto es
lo que conocemos como
masturbación y en sí es la
estimulación de los propios
genitales para obtener
placer y satisfacción. Por
esto mismo, apenas se le
quita el pañal a un bebé
pequeño, éste buscará la
manipulación genital, la
cual puede ir acompañada de
erección del pene, aunque
hay que recalcar que tan
pequeños, estas
experiencias no tienen
connotaciones sexuales ni
emocionales, simplemente
les resulta agradable.
Por lo menos la
tercera parte de los niños
preescolares presentan esta
manipulación genital que
les causa placer, para los
8 años el 10% de las niñas
y un tercio de los niños la
practican y casi el 90% de
los jóvenes adolescentes y
40% de las mujeres
adolescentes la practican.
Desde muy temprana edad –5
meses– cuando el bebé
aprende a asir las cosas,
aprende a manipular sus
genitales, especialmente el
pene, pero la masturbación
puede ocurrir a cualquier
edad, siendo mas común en
los niños de edad
preescolar y en los
adolescentes. Pero es a los
3 años cuando pone más
atención en sus genitales
buscando placer sensual
manipulándose su pene o la
zona de la vagina.
Normalmente, entre los 3 y
los 4 años tienen la
necesidad innata de
explorar sus propios
cuerpos y los de sus
padres, y la curiosidad
sexual es una manifestación
de esta necesidad. Entre
los cuatro y los seis años
de edad, los niños
practican comportamientos
relacionados al sexo, como
tocarse y rascarse la zona
genital, masturbándose con
sus manos, poniéndose
objetos en la zona genital
y frotándolos en forma
rítmica, en ocasiones
moviendo todo el cuerpo,
endureciendo y poniendo
rígidas las extremidades, a
veces apretando objetos
entre las piernas,
presentando respiración
irregular, rubicundez
facial y sudoración
importante. Estos síntomas
se pueden presentar en
forma sistemática, lo que
ocasiona que pueda ser
confundida con crisis
convulsivas o epilépticas,
crisis de dolor abdominal o
tics. La masturbación con
objetos es muy rara en la
niñez y puede hacer
sospechar que el niño ha
tenido experiencias
sexuales inapropiadas.
La masturbación
excesiva o realizada en
público puede tener varias
causas que incluyen
ansiedad, el nacimiento de
un hermanito, alteraciones
en la relación madre-hijo,
abuso sexual o exposición
del niño al comportamiento
sexual de los adultos.
Recuerdo el caso de un niño
que compartía la cama con
los padres; la mamá se
quejaba de que el padre
veía videos para adultos en
la recámara, pensando que
el niño dormía y, desde
luego, el motivo de
consulta era por problemas
de conducta sexual
inapropiada de su hijo.
Entre los 6 y los
11 años, existe el llamado
periodo de latencia
descrito por Sigmund Freud,
en el que los deseos
sexuales innatos están
calmados; sin embargo, los
investigadores han
encontrado que la
autoestimulación sexual
para obtener sensaciones
agradables a esta edad
existe, pero es menos obvia
que en otros periodos de la
vida; en esta edad, los
niños se estimulan
directamente el pene y las
niñas el clítoris, en forma
manual o frotando sus
genitales con algún objeto.
La masturbación es
normal en los niños, no hay
ningún motivo para
preocuparse o intentar
erradicar esa conducta. Si
los padres reaccionan en
forma exagerada a la
masturbación de un niño y
lo hacen aparecer como algo
sucio o perverso, le
podrían dejar el mensaje de
que algo malo pasa con esa
parte de su cuerpo o con él
mismo, y causarle un daño
emocional, complejos
sexuales o sentimientos de
culpa. Es recomendable
esperar a que sea mayor
para hablarle sobre temas
como la intimidad, el pudor
y la privacidad de su
cuerpo, por lo que es
importante que los padres
acepten este comportamiento
como una curiosidad del
niño, completamente normal.
Podríamos
considerar anormal esta
conducta si el niño la
practica después de los 5 o
6 años en forma premeditada
y en lugares públicos, ya
que a esta edad la mayoría
de los niños adquieren
discreción y sólo se
masturban en privado.
Respecto a los
niños pequeños, los padres
deben aceptar la
masturbación de su hijo,
que ha aprendido a
practicarla y que le gusta;
entonces lo único que deben
hacer es controlar el lugar
donde la hace, por ejemplo
en el baño o su habitación,
y enseñarle a evitarla en
lugares públicos. Cuando
esté en otros lugares,
trate de distraerlo con
juguetes o con alguna
actividad, y si esto falla
explíquele que esto sólo lo
puede hacer en su cuarto y
no en público. Si su hijo
acude a estancia, guardería
o jardín de niños, pídale
al encargado que actúe
distrayendo al niño y jamás
"fijarle la atención en que
lo que está haciendo es
malo". Se ha visto que
algunos niños pequeños se
masturbarán menos si
reciben mimos, cariños o
abrazos adicionales durante
todo el día, por lo que hay
que procurar disponer de
por lo menos una hora
diaria para brindarle todo
tipo de manifestaciones
físicas de afecto. Por
ningún motivo se le ocurra
castigar a su hijo, ni
califique la masturbación
como mala o pecaminosa, ya
que esto no sólo no
funciona, sino que podría
favorecer que la practique
más.
Arriba
www.mipediatra.com.mx

¿Cómo hablar de
sexo a tu hijo?
Hablar
con tu hijo acerca del
sexo es algo necesario,
pero nunca fácil. De
cualquier forma siempre
se puede hallar el
camino para lograr que
el tema no se convierta
en un tabú, ni el
pequeño sienta la
necesidad de preguntar
a alguien más... no
siempre conseguirá a la
persona más idónea. Lo
mejor es que encuentre
en papá y mamá la
respuesta más acertada
a sus naturales
inquietudes.
No existe ningún
otro tema como el del
sexo para hacer que se
les trabe la lengua a
los padres. Sabemos que
los niños son curiosos
por naturaleza, pero no
estamos seguros de cómo
manejar esa curiosidad
cuando se orienta hacia
la temática sexual ¿Qué
tanto debemos decirles?
¿Qué palabras hemos de
usar? ¿Acaso hablarles
del sexo incrementará
su interés en el tema?
Numerosos estudios
demuestran que darle a
los niños información
precisa acerca de la
sexualidad, retrasa el
surgimiento del
comportamiento sexual.
De hecho, hay algunos
datos que debes darles,
pregunten ellos o no;
cuando los niños son
pequeños no se espera a
que indaguen si tienen
que mirar a los dos
lados de la calle para
decirles que deben
hacerlo ¿verdad? Con
respecto a la
sexualidad funciona de
la misma manera.
Por supuesto los
niños son cajitas de
sorpresas. No hay nada
escrito sobre qué cosas
pueden decir, pensar o
hacer a esta o aquella
edad. Si bien los
especialistas en
conducta infantil
tratan de adjudicar
comportamientos,
inquietudes y actitudes
a determinadas edades,
los chicos son mucho
menos predecibles que
eso. Por eso, no puedes
determinar que a los
tres años Juanito
tendrá dudas sobre este
tópico y no sobre otro,
porque podrías
equivocarte. Pero
alguna herramienta
tendrían que tener los
padres a mano ¿no?
Te ayudamos con una
guía de lo que podría
ocurrir cuando tu hijo
tenga dudas sobre el
sexo y esté atravesando
edades entre los tres y
doce años.
Cada cosa tiene su
nombre (nacimiento a 3
años)
La sexualidad es una
parte natural del ser
humano, inclusive desde
la gestación. Es muy
probable que los bebés
varones tengan
erecciones estando aún
dentro del útero o que
las hembras tengan "descargas"
vaginales luego del
nacimiento. Una de las
primeras formas de
contribuir con el sano
desarrollo de la
actitud sexual de tu
hijo, es darle el
nombre correcto a los
genitales, al igual que
se hace con el resto de
las partes del cuerpo.
Esto enseña a los niños
que los genitales no
son algo de lo que se
deba estar avergonzado.
¿Cómo llegué a
estar en tu barriga? (3
a 4 años)
"¿De dónde vine?", es
una pregunta muy común
entre los niños de edad
preescolar. Antes de
responderla es
importante que sepas
que tu hijo quiere,
realmente, saber cómo
se hacen los bebés, o
si él o ella nació en
un hospital. Intenta
decirle: "Estoy feliz
de que hayas preguntado.
¿De dónde crees tú que
saliste?". Con esto
incentivas su capacidad
de respuesta y
razonamiento (además
que puede resultarte
muy divertido escuchar
las respuestas que te
da).
También puedes darle
explicaciones sencillas,
como decirle que los
bebés crecen en un
lugar especial dentro
del cuerpo de mamá y
que ese lugar se llama
"útero". Puede que esto
sea suficiente para tu
hijo, pero puede ser
también que te pregunte
algo más acerca de cómo
llega el bebé hasta
dentro de la madre. En
ese caso, puedes decir:
"Todo comienza con una
pequeña célula-huevo de
mamá y esperma de papá".
Los niños en edad
preescolar son muy
literales y si les
hablas acerca de huevos
y semillas, de seguro
se imaginarán las
semillas de la patilla
y los huevos de gallina.
Incremento en la
capacidad de
abstracción (5 a 8 años)
Muchas de las preguntas
que tu hijo te ha hecho
cuando era más pequeño,
emergen de nuevo en
esta edad. Porque hayas
dado una determinada
respuesta cuando tenga
3 años, no quiere decir
que él deba recordarla
o que tenga sentido
para él en este momento.
Los niños que recién
están entrando a la
etapa básica de la
escuela, son capaces de
tener pensamientos
mucho más abstractos;
aprovecha esta
oportunidad para
hablarle acerca de tus
valores con respecto al
amor, la intimidad, el
matrimonio y la
desnudez, así como lo
referente a la
reproducción.
Preparándolos
para los cambios (9 a
12 años)
Una de las tareas
principales con los
niños de estas edades,
es prepararlos para los
cambios que se
comenzarán a gestar en
sus cuerpos. Según
estudios recientes, la
pubertad hoy en día
comienza antes con
algunas niñas que
tienen su primera
menstruación a los 9 ó
10 años. Es mejor que
hayas tocado el tema de
la reproducción mucho
antes de que llegue la
pubertad.
También es tu deber
calmar las
preocupaciones de los
pequeños. Una niña
puede preocuparse por
un supuesto cáncer de
seno, porque sus pechos
le duelen. Es
importante que
respondas con los
hechos precisos y que
contestes inclusive las
preguntas que se hagan
"bajo la mesa". Si no
conoces la respuesta a
una pregunta, está bien
decir: "No lo sé, pero
vamos a averiguarlo".
Internet o un buen
libro pueden ser una
gran ayuda, simplemente
asegúrate de revisar lo
que hayas averiguado
antes de compartirlo
con tu pequeño, para
cerciorarte de que
cumpla con los valores
que quieres inculcarle.
Háblale a tus
hijos con la verdad
De la comprensión de
los padres y la calidad
de sus respuestas,
depende que el niño
vuelva a preguntar o
busque a otras personas
-generalmente de su
misma edad y tan
desinformadas como él-
para satisfacer lo que
su curiosidad le
demanda
Es común pensar que
cuando niños pequeños,
de entre 2 y 5 años por
ejemplo, se interesan
por el sexo, podemos
responderles con
evasivas o historias
fantásticas (como la de
la abejita, la
semillita o los niños
que vienen de París
dentro de un pañal
atado al pico de una
cigueña) y se quedarán
conformes. Nada más
equivocado.
Cuando un niño pregunta
algo con interés, se da
perfecta cuenta de la
diferencia entre una
respuesta apegada a la
verdad y otra evasiva
que no le resuelve sus
dudas por lo que
seguirá indagando hasta
que las considere
satisfechas.
Papá y mamá no lo
saben todo
Las mentiras (aunque
sean blancas o piadosas)
son el peor camino para
comunicarse con los
niños, quienes creen
que papá y mamá lo
saben todo. No importa
que el pequeño se dé
cuenta de que no es así:
si no manejas la
información adecuada
puedes investigar y
luego informarle. De la
actitud de sus padres
depende que vuelva a
preguntar o busque a
otras personas (generalmente
amigos de su misma edad
y tan desinformados
como él) para saber lo
que su curiosidad le
demanda.
¿Qué hacen papá y
mamá?
Suele suceder que el
niño sorprenda a papá y
mamá haciendo el amor.
Indudablemente la
escena lo afectará pero
más lo hará el hecho de
que nadie le aborde
para explicarle lo que
estaba pasando en el
momento.
Marina es psicóloga
y tiene un niño de
cinco años: "El día que
Ramón abrió la puerta
del cuarto y me
sorprendió teniendo
relaciones sexuales con
su papá se quedó
perplejo por un momento
y luego, sin mediar
palabra, se retiró a su
cuarto. Yo me levanté,
me puse la bata y acudí
a hablarle
inmediatamente. Le
pregunté cómo
explicaría lo que había
visto. Contestó que
creía que estábamos
golpeándonos (peleando)
y se asustó mucho. Yo
le expliqué que sólo
estábamos mostrándonos
cuánto nos amamos con
besos y abrazos muy
fuertes y enseguida le
aplique un apretón muy
cariñoso y un beso en
la mejilla que le
hicieron reír. No
volvió a hacer
alusiones al respecto y
nosotros aseguramos la
puerta del cuarto con
un pasador adicional a
la cerradura".
Homosexualismo
Cuando algún miembro de
la familia manifiesta
un comportamiento
homosexual, los
pequeños del clan
necesitan comprender lo
que pasa. Papá y mamá
deben explicarles
claramente que hay
mujeres que se enamoran
de otras mujeres y lo
mismo sucede con los
hombres. Si no es
necesario, procura no
detallar la forma en
que un homosexual
mantiene relaciones con
su pareja, a menos que
el niño precise
detalles (generalmente
no sucede). De ser así
entonces, trata de ser
lo más clara posible
usando palabras que él
pueda asimilar.
Esther trabaja en el
área de administración
de una agencia de
publicidad: "Desde
siempre sentí atracción
hacia otras mujeres
pero quise hacerme la
desentendida, mantuve
algunas relaciones
heterosexuales y de una
de ellas me quedó una
hija. Jenny tiene 16
años pero no sabe que
soy gay. A veces
manifiesta rechazo por
personas homosexuales y
yo me ocupo de decirle
que hay que respetar la
condición de cada cual.
Sin embargo, sus
comentarios en contra
influyen en mí al punto
en que no me atrevo a
contarle la verdad.
Creo que voy a esperar
a que tenga un poco más
de madurez para
explicarle.
Afortunadamente nunca
se ha dado cuenta de
nada porque a mis
parejas eventuales las
ve como mis amigas y
nada más. Delante de
ella nos cuidamos
mucho".
Conocidos y
extraños
Con la guía adecuada el
niño aprenderá a
sentirse cómodo con su
cuerpo y sabrá que de
él depende cuidarlo
porque le pertenece.
Para prevenir
situaciones de peligro,
papá y mamá harían bien
en ponerlo al tanto de
que hay personas
enfermas -que podrían
ser muy allegadas a la
familia o la escuela- a
las que les gusta tocar
los genitales a los
niños, lo que no es
correcto.
Julia, comenta al
respecto: "Jamás
pensamos que a Carla,
nuestra hija de 8 años,
pudiera presentársele
una situación de esta
clase. Le sucedió en el
colegio con un profesor
pero afortunadamente la
habíamos preparado e
inmediatamente después
de que el hombre quiso
abordarla, comprendió
de qué se trataba y me
llamó a casa. Gracias a
Dios no le pasó nada y
pudimos hacer algo para
evitar que otras niñas
pasaran por esa
experiencia. El
depravado fue
denunciado y expulsado
del colegio".
Preservativos
Si durante toda su vida
el niño ha hablado con
libertad de cualquier
tema en casa,
seguramente te será más
fácil -una vez llegada
la adolescencia-
instruirlo sobre los
riesgos que implican
las enfermedades
venéreas y las formas
más fáciles de contraer
el Sida.
Infórmale acerca de
la conveniencia de que
use preservativos y
ayúdalo a estar
preparado para vivir
sus primeras
experiencias con
responsabilidad tanto
para consigo mismo como
con la pareja que
escoja.
Arriba
www.tupediatra.com
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Ultima Actualizacion: Abril 24, 2002
Esta pagina ha sido diseñada por
Angie Sanz
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