Papá, Mamá... Que es Sexo???

Tu hijo se va haciendo mayor y cada vez se hace más preguntas sobre sexo. Aunque ya habéis hablado del tema alguna vez, tanto a ti como a tu pareja os cuesta dialogar abiertamente sobre embarazos, métodos anticonceptivos y relaciones sexuales. Puede resultar difícil, pero lo más conveniente es hablar con naturalidad para que tu hijo coja confianza y reciba una buena educación que le sirva para prevenir riesgos.

 

Hablar de sexo con nuestros hijos es fundamental, ya que de esta manera les ayudaremos a identificarse como personas y a tener conocimiento de su futura conducta sexual. No hay una edad "ideal" para empezar a hablar de sexo. Se puede empezar, y de hecho debe ser así, desde que son bien pequeños, aunque es a partir de los nueve años cuando la información que les proporcionamos adquiere mayor importancia.

Antes de adentrarnos en los grupos de edad de manera más específica, debemos tener presentes cuatro premisas básicas:

  • Diremos siempre la verdad, no inventaremos ninguna historia.

     
  • Siempre debemos llamar a las cosas por su nombre. Si el pene se llama "pene" y la vagina "vagina", no tengamos pudor a la hora de nombrarlos.

     
  • No esperemos a que nos hagan la primera pregunta. Debemos adelantarnos a ellos, eso les dará confianza.

     
  • Siempre debemos enfocar el amor como algo que implica estimación, generosidad y responsabilidad.


Niños de nueve y diez años:

  • Es el mejor momento para explicar en qué consiste el acto sexual de una manera clara y sencilla. Aprovecha situaciones de la vida cotidiana para introducir el tema. No hace falta que esperes a que tu hijo te haga la pregunta, un programa de televisión te puede servir de trampolín. Podrías empezar por comentarle algo así como: "¿Sabes, cariño?, papá y mamá, como se quieren mucho, en ocasiones se ponen muy juntitos y papá mete su pene en la vagina de mamá. Del pene de papá saldrá un espermatozoide que si encuentra el camino correcto entrará en el óvulo de mamá y dará lugar a un bebé que irá creciendo poco a poco".

     
  • A estas edades se debe hacer hincapié en la importancia de la higiene personal en relación con el sexo. Enseña a tus hijos a estar limpios, a que huelan bien: "Vamos a vestirnos y a peinarnos, para que los niños nos vean bien guapas", le podrías decir a tu hija.

     
  • Se les debe hablar de los cambios que experimentarán sus cuerpos para que no les coja por sorpresa. Los niños tienen la primera emisión de semen entre los trece y los catorce años; las niñas tienen la primera menstruación entre los once y los catorce años.


Niños de once a doce años:

  • Empiezan a preocuparse más por su aspecto físico. Les gusta escoger por sí mismos la ropa que se van a poner, echarse mucha colonia para oler bien…

     
  • Es el momento idóneo para hablarles sobre el embarazo, sobre las medidas preventivas contra las enfermedades de transmisión sexual…

     
  • Deben tener presente la existencia de los medios anticonceptivos como algo que debe formar parte de todo acto sexual, tanto para la prevención de enfermedades como para la prevención del embarazo.

     
  • Háblales de que el acto sexual es algo propio de los adultos, que guarda relación con el amor y el cariño que se tienen dos personas.

     
  • Hay que transmitirles que una vida sexual activa implica responsabilidad.


 

 

Niños a partir de los trece años:

  • Es conveniente que expliques a tu hijo los valores que tu familia tiene respecto al sexo, de esta manera sabrá cómo pensáis en casa. Pero no intentes imponerle vuestras ideas porque, al fin y al cabo, será él quien tome la última decisión.

     
  • Insiste en la importancia de mantener relaciones sexuales seguras ante la posibilidad de embarazos no deseados, riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual como el VIH…

     
  • Debes tener en cuenta que a estas edades la privacidad prevalece por encima de todo. La habitación se puede convertir en su santuario particular.

     
  • Si observas que le resulta más cómodo hablar con otro adulto (que no seas tú ni tu pareja) sobre sexo, permítele que lo haga. Tal vez os excluya por pudor, pero más vale que recurra a otro adulto antes que permanecer en la ignorancia. Eso sí, ante la posibilidad de que consulte libros o hable del tema sólo con los amigos, no cedas. En esos casos es mucho mejor que seas tú quien que le informe, porque sus dudas serán contestadas de la manera adecuada.

     
  • A estas edades suelen aparecer los primeros desengaños amorosos, que ellos viven como si fuese el fin del mundo. Piensa que estas experiencias les beneficiarán más adelante, cuando busquen una pareja estable, ya que aprenderán de los errores del pasado. Sobre todo respeta sus sentimientos, aunque para ti no sean más que chiquilladas. Ayúdalos a pasar el mal trago escuchándolos, evitando frases como "no seas tonta, mira que llorar por un chico con los millones que hay por ahí".

El sexo es un tema que nunca debe darse por agotado, hay que darle la importancia que se merece. No debería resultarnos un problema hablar del tema con nuestros hijos, dado que ésa es la mejor manera de mantenerlos informados para que asuman los menores riesgos posibles.

Consejos Practicos:

¿Qué debo tener en cuenta antes de sentarme a hablar con mi hijo?

  • Cuéntale siempre la verdad, así evitarás posteriores confusiones.

     
  • Llama a cada cosa por su nombre, que desde el principio sepa que la vagina se llama "vagina" y no flor, y que el pene se llama "pene" y no pajarito.

     
  • Aprovecha las situaciones que te proporciona la vida cotidiana para sacar el tema en casa.

     
  • Contesta a la pregunta que te haga en el mismo momento, no la aplaces. En caso de que realmente no puedas responder, díselo e indícale cuándo le explicarás lo que le interesa.

     
  • Explícale los valores que tenéis en casa respecto al sexo.

     
  • Una buena respuesta se basa en una buena información. Si te muestras seguro al hablar de sexo él tomará confianza y no tendrá pudor para volver a preguntar cuando tenga alguna duda.

Ciara Molina García
Licenciada en Psicología

 

 

 
 
Habla a tus hijos acerca del sexo

Una función importante de los padres es hablar a sus hijos acerca del amor, la intimidad y el sexo. Los padres pueden ser una gran ayuda para sus hijos si crean una atmósfera positiva en la que se pueda hablar sobre estos temas. Los niños y adolescentes necesitan información y dirección de sus padres para poder tomar decisiones saludables y apropiadas respecto a su comportamiento sexual. Sin embargo, muchos padres evitan o posponen esta discusión.

 

Hablar sobre sexo puede ser muy incómodo tanto para los padres como para los hijos. Los padres deben responder a las necesidades y al nivel de curiosidad que cada niño tiene en particular, ofreciendo toda aquella información que el niño pregunte y tenga capacidad de comprender. Puede ser de mucha ayuda pedir consejo a religiosos, pediatras, médicos de familia o cualquier otro profesional de la salud. Los libros que usan ilustraciones o diagramas pueden ayudar en la comunicación y el entendimiento.

 

Los niños tienen distintos niveles de curiosidad y de comprensión dependiendo de su edad y madurez, y a medida que crecen preguntarán más detalles acerca del sexo. Muchos niños tienen sus propias palabras para las partes del cuerpo. Es importante utilizar las palabras que ellos conocen y con las que ellos se sienten más cómodos, de manera que sea más fácil hablar con ellos. Un niño de 5 años puede conformarse con la respuesta sencilla de que los bebés vienen de dos semillas, una del papá y otra de la mamá, que se juntan en una sola que crece en un sitio especial dentro de la madre que hace que el bebé comience a crecer. Un niño de 8 años puede querer saber cómo la semilla del papá llega hasta la semilla de la mamá. Los padres pueden entonces hablar acerca de cómo la semilla del papá (espermatozoide) que viene de su pene se combina con la semilla de la mamá (huevo) en el útero. Entonces el bebé crece dentro del útero de la mamá durante nueve meses hasta que está suficientemente fuerte para nacer. Un niño de 11 años puede querer saber aún más y los padres pueden hablarle acerca de cómo un hombre y una mujer se enamoran y deciden tener relaciones sexuales.

Es importante hablar sobre las responsabilidades y consecuencias de tener una vida sexual activa. El embarazo, las enfermedades de transmisión sexual y los sentimientos o emociones acerca del sexo son temas importantes que deben ser discutidos. Hablar con los hijos puede ayudar a que tomen las mejores decisiones sin sentirse presionados a hacer algo sin estar preparados. Si se consigue que los niños entiendan que estas decisiones requieren madurez y responsabilidad, se aumentará la probabilidad de que tomen las decisiones correctas.

Aunque los adolescentes acostumbran a hablar sobre sexo, citas y relaciones amorosas, quizás necesiten ayuda para comprender la intensidad de sus emociones sexuales, la confusión que sienten respecto a su identidad sexual, o su comportamiento sexual en una relación. Las preocupaciones acerca de la masturbación, la menstruación, las medidas anticonceptivas, el embarazo y las enfermedades de transmisión sexual son comunes. Algunos adolescentes también se enfrentan a conflictos entorno a los valores familiares, religiosos o culturales. La comunicación abierta y la información precisa que brinden los padres aumentará la probabilidad de que los adolescentes retarden la práctica sexual y que usen los métodos anticonceptivos apropiados una vez comiencen su vida sexual.

Al hablar con un niño o adolescente es de gran ayuda:

 

  • Estimular al hijo a hablar y hacer preguntas.

  • Mantener una atmósfera relajada y libre de críticas para las discusiones.

  • Utilizar un lenguaje que se entienda y haga que el niño se sienta cómodo.

  • Tratar de determinar qué nivel de conocimiento y entendimiento tiene el niño.

  • Mantener el sentido del humor y no tener miedo de hablar sobre la propia incomodidad.

  • Establecer la relación entre el sexo y el amor, la intimidad, el hacerse cargo de los otros y el respeto propio y por su pareja.

  • Compartir abiertamente los valores y las preocupaciones con el hijo.

  • Discutir la importancia de la responsabilidad al tomar decisiones.

  • Ayudar al hijo a considerar los puntos a favor y en contra de sus alternativas.

Al desarrollar una comunicación abierta, sincera y continuada acerca de la responsabilidad, el sexo y las alternativas, los padres pueden ayudar a sus hijos a aprender acerca del sexo de una manera positiva y saludable.

La American Academy of Child and Adolescent Psychiatry (AACAP) representa a 6.500 psiquiatras de niños y adolescentes (psiquiatras infantiles) con cinco años como mínimo de experiencia en psiquiatría general y psiquiatría infantil.

Kay Widdwson

 

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Cómo hablar de sexualidad con nuestros hijos adolescentes

Ejem, ejem... Empiezan las preguntas sobre sexualidad y no sabemos demasiado bien cómo reaccionar. Tenemos claro qué no queremos para nuestros hijos, pero no encontramos un modelo que nos sirva para transmitir lo que pensamos. En este artículo te ofrecemos algunas ideas y consejos que pueden ayudarte a enfocar el tema.

 

La sexualidad y la afectividad son dos aspectos muy importantes en la educación de nuestros hijos, tanto a lo largo de su infancia como en su adolescencia. Pero a veces, padres y madres no sabemos muy bien cómo actuar ni qué decir por miedo o por desconocimiento, y entonces es frecuente dejar de lado este tema confiando en que los adolescentes lo resuelvan por sí mismos o, en el mejor de los casos, en la escuela.

Todavía es bastante habitual oír en algunas reuniones de padres y madres ideas parecidas a éstas:

  • ¡Hoy en día tienen toda la información que quieren!
     
  • ¿Y qué les vamos a contar?, ¡Si nos podrían dar clases ellos a nosotros!
     
  • ¡Pero si son todavía unos niños!
     
  • ¡Yo ya le he dicho a mi hijo lo del preservativo!
Comentarios como estos son ilustrativos de cómo padres y madres tienen, todavía hoy en día, notables dificultades para enfrentarse a un tema como el de la educación sexual de sus hijos. Una de las posibles causas de ello es que no son capaces de cuestionar el modelo de educación sexual que recibieron, caracterizado fundamentalmente por la falta de información o por una información que cuando existía estaba centrada en los aspectos higiénicos o reproductivos, y por la consideración de que prácticamente todo lo relacionado con la sexualidad era malo o pecaminoso. Así, muchos padres y madres saben el tipo de educación sexual que no quieren para sus hijos, pero no han encontrado un modelo alternativo que les permita abordar este tema de una manera con la que se sientan competentes como educadores.

Curiosamente, esta dificultad educativa se manifiesta en mayor medida en un momento en el que el sexo es un tema que está muy presente a diversos niveles de lo cotidiano: revistas, cine, televisión, Internet. etcétera, creando una falsa impresión de normalidad y de disponibilidad de información sobre estos temas por parte de los adolescentes.

Así, algunos padres y madres pueden tener la sensación de ser poco necesarios respecto a estos temas y de que sólo deben actuar en caso de que crean que sus hijos mantienen determinadas conductas que les puedan inquietar o que asocien con un cierto grado de riesgo. En ese momento seguramente será tarde para desarrollar un diálogo adecuado.

Evidentemente, algunas de estas actitudes derivan de una serie de creencias erróneas que han inducido a numerosos padres y madres a tomar un camino equivocado o a despreocuparse excesivamente. Veamos algunas de ellas:

Algunas creencias erróneas sobre la sexualidad y la información sexual de los adolescentes

  • Lo aprenden solos. Falso. Es verdad que la mayoría de nosotros hemos aprendido solos, pero también es verdad que la mayoría hemos aprendido poco y mal y a veces con un cierto coste personal. Hoy en día, igual que antes, la información sexual de que disponen los adolescentes la obtienen principalmente de sus iguales, por lo que nadie puede garantizar que esta información sea correcta, veraz o adecuada si no es contrastada con otras informaciones facilitadas por los padres o en la escuela.
     
  • Se lo enseñan en la escuela. Depende. No todas las escuelas o institutos desarrollan programas de educación afectiva y sexual. Además, en caso de que así fuera, el hecho de que la escuela aborde estos temas no significa que los padres puedan despreocuparse. De hecho, sólo una tarea conjunta por parte de padres y escuela garantiza un proceso de formación adecuado en ésta y en otras áreas.
     
  • La educación sexual incita a la práctica sexual. Falso. La educación sexual fomenta la responsabilidad y la adecuada toma de decisiones. Es más, la educación sexual evita que los adolescentes vivan su sexualidad con angustia o condicionados por informaciones erróneas, o con la idea de que todo lo que está relacionado con el sexo es potencialmente peligroso. Lo que de verdad es peligroso es la ignorancia y el miedo. Como dice una investigación del Instituto de la Mujer, del año 1986: Aunque las relaciones sexuales no son más frecuentes entre las jóvenes que han recibido educación sexual que entre las que no la han recibido, las primeras tienen menos probabilidades de quedarse embarazadas.
     
  • Todavía son unos niños. Depende. La educación sexual debe llevarse a cabo de manera adecuada a cada edad pero desde la infancia. Es un error muy común pensar que la educación sexual debe dirigirse sólo a los adolescentes. En todo caso, lo que conviene conocer es que en cada momento del desarrollo los temas de interés serán diferentes: quizás en la infancia estarán más centrados en conocer aspectos relacionados con el propio origen, en la pubertad con los cambios corporales y en la adolescencia con una gran variedad de aspectos especialmente relacionados con las propias emociones y comportamientos.

Pero no todas las dificultades provienen de concepciones erróneas, en algunos casos existen obstáculos de otro tipo que dificultan a los padres el abordaje de estos temas. Veámoslos.

Otras dificultades

  • Miedo a no saber responder las preguntas de los adolescentes. Está bastante extendida la idea de que la educación sexual de los adolescentes consiste simplemente en contestar sus preguntas, lo que obliga en principio a padres y madres a tener un amplio bagaje de conocimientos sobre este tema. Nada más falso. En realidad lo que quieren los adolescentes sobre estos temas es poder hablar, conocer lo que pensamos, cómo enfocamos determinadas cuestiones, que les ayudemos a situar los límites, etc. Lo que más interesa a la mayoría de los adolescentes sobre la sexualidad está ligado a las emociones y los sentimientos y sólo después, a la información más o menos específica.
     
  • No saber cómo enfocar la conversación. Muchos padres no saben "sacar" estos temas sin que se convierta en una especie de asalto directo, que intuyen que el adolescente evitará, posiblemente porque no haya una experiencia anterior de diálogo sobre estos temas. Puede darse incluso la circunstancia de que del lado del adolescente esté pasando exactamente los mismo, es decir, que exista el deseo de abordar estos temas, pero que no sepa cómo ni por dónde empezar.
     
  • Sentimiento de vergüenza. A veces padres y madres evitan estos temas porque creen que los hijos les preguntarán sobre cuestiones de tipo personal. La intimidad de los padres, en tanto que pareja, no debe pertenecer más que a ellos y así se debe comunicar a los hijos si estos intentan adentrarse en este territorio. Ello no impide que se puedan comentar algunos aspectos generales de su relación, pero sin entrar en detalles que sólo pertenecen al ámbito de lo personal.
     
  • Miedo a que el adolescente piense diferente. Algunos padres intuyen claramente que sus actitudes sobre temas de sexualidad y las de sus hijos adolescentes pueden ser bastante diferentes, por lo que hablar de ello sólo les conducirá a discusiones inútiles y al desgaste de la relación. Es evidente que hay diferentes cuestiones en las que padres e hijos pueden pensar diferente, pero evitar el tema sólo evidencia la incapacidad para el diálogo.

Hay que decir, llegados a este punto, que cualquier educador comete errores, de la misma manera que a menudo tiene dudas o incluso siente cierto desasosiego ante determinadas situaciones. Sin embargo, además de conocer lo que podemos evitar, también es importante conocer lo que podemos hacer. Por eso, en los "consejos prácticos" añadidos a este artículo te ofrecemos algunas sencillas orientaciones sobre qué hacer respecto la educación afectiva y sexual de nuestros hijos adolescentes.

Pere Font
Psicólogo. Director del Instituto de Estudios de la Sexualidad y la Pareja

 

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LA MASTUBACIÓN EN LOS NIÑOS

     Gran inquietud ocasiona en los padres el notar que sus hijos pequeños se manipulan los genitales, muchos de ellos en forma frecuente. Esto es lo que conocemos como masturbación y en sí es la estimulación de los propios genitales para obtener placer y satisfacción. Por esto mismo, apenas se le quita el pañal a un bebé pequeño, éste buscará la manipulación genital, la cual puede ir acompañada de erección del pene, aunque hay que recalcar que tan pequeños, estas experiencias no tienen connotaciones sexuales ni emocionales, simplemente les resulta agradable.

     Por lo menos la tercera parte de los niños preescolares presentan esta manipulación genital que les causa placer, para los 8 años el 10% de las niñas y un tercio de los niños la practican y casi el 90% de los jóvenes adolescentes y 40% de las mujeres adolescentes la practican.

     Desde muy temprana edad –5 meses– cuando el bebé aprende a asir las cosas, aprende a manipular sus genitales, especialmente el pene, pero la masturbación puede ocurrir a cualquier edad, siendo mas común en los niños de edad preescolar y en los adolescentes. Pero es a los 3 años cuando pone más atención en sus genitales buscando placer sensual manipulándose su pene o la zona de la vagina. Normalmente, entre los 3 y los 4 años tienen la necesidad innata de explorar sus propios cuerpos y los de sus padres, y la curiosidad sexual es una manifestación de esta necesidad. Entre los cuatro y los seis años de edad, los niños practican comportamientos relacionados al sexo, como tocarse y rascarse la zona genital, masturbándose con sus manos, poniéndose objetos en la zona genital y frotándolos en forma rítmica, en ocasiones moviendo todo el cuerpo, endureciendo y poniendo rígidas las extremidades, a veces apretando objetos entre las piernas, presentando respiración irregular, rubicundez facial y sudoración importante. Estos síntomas se pueden presentar en forma sistemática, lo que ocasiona que pueda ser confundida con crisis convulsivas o epilépticas, crisis de dolor abdominal o tics. La masturbación con objetos es muy rara en la niñez y puede hacer sospechar que el niño ha tenido experiencias sexuales inapropiadas.

     La masturbación excesiva o realizada en público puede tener varias causas que incluyen ansiedad, el nacimiento de un hermanito, alteraciones en la relación madre-hijo, abuso sexual o exposición del niño al comportamiento sexual de los adultos. Recuerdo el caso de un niño que compartía la cama con los padres; la mamá se quejaba de que el padre veía videos para adultos en la recámara, pensando que el niño dormía y, desde luego, el motivo de consulta era por problemas de conducta sexual inapropiada de su hijo.

     Entre los 6 y los 11 años, existe el llamado periodo de latencia descrito por Sigmund Freud, en el que los deseos sexuales innatos están calmados; sin embargo, los investigadores han encontrado que la autoestimulación sexual para obtener sensaciones agradables a esta edad existe, pero es menos obvia que en otros periodos de la vida; en esta edad, los niños se estimulan directamente el pene y las niñas el clítoris, en forma manual o frotando sus genitales con algún objeto.

     La masturbación es normal en los niños, no hay ningún motivo para preocuparse o intentar erradicar esa conducta. Si los padres reaccionan en forma exagerada a la masturbación de un niño y lo hacen aparecer como algo sucio o perverso, le podrían dejar el mensaje de que algo malo pasa con esa parte de su cuerpo o con él mismo, y causarle un daño emocional, complejos sexuales o sentimientos de culpa. Es recomendable esperar a que sea mayor para hablarle sobre temas como la intimidad, el pudor y la privacidad de su cuerpo, por lo que es importante que los padres acepten este comportamiento como una curiosidad del niño, completamente normal.

     Podríamos considerar anormal esta conducta si el niño la practica después de los 5 o 6 años en forma premeditada y en lugares públicos, ya que a esta edad la mayoría de los niños adquieren discreción y sólo se masturban en privado.

     Respecto a los niños pequeños, los padres deben aceptar la masturbación de su hijo, que ha aprendido a practicarla y que le gusta; entonces lo único que deben hacer es controlar el lugar donde la hace, por ejemplo en el baño o su habitación, y enseñarle a evitarla en lugares públicos. Cuando esté en otros lugares, trate de distraerlo con juguetes o con alguna actividad, y si esto falla explíquele que esto sólo lo puede hacer en su cuarto y no en público. Si su hijo acude a estancia, guardería o jardín de niños, pídale al encargado que actúe distrayendo al niño y jamás "fijarle la atención en que lo que está haciendo es malo". Se ha visto que algunos niños pequeños se masturbarán menos si reciben mimos, cariños o abrazos adicionales durante todo el día, por lo que hay que procurar disponer de por lo menos una hora diaria para brindarle todo tipo de manifestaciones físicas de afecto. Por ningún motivo se le ocurra castigar a su hijo, ni califique la masturbación como mala o pecaminosa, ya que esto no sólo no funciona, sino que podría favorecer que la practique más.

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¿Cómo hablar de sexo a tu hijo?
Hablar con tu hijo acerca del sexo es algo necesario, pero nunca fácil. De cualquier forma siempre se puede hallar el camino para lograr que el tema no se convierta en un tabú, ni el pequeño sienta la necesidad de preguntar a alguien más... no siempre conseguirá a la persona más idónea. Lo mejor es que encuentre en papá y mamá la respuesta más acertada a sus naturales inquietudes.

 

No existe ningún otro tema como el del sexo para hacer que se les trabe la lengua a los padres. Sabemos que los niños son curiosos por naturaleza, pero no estamos seguros de cómo manejar esa curiosidad cuando se orienta hacia la temática sexual ¿Qué tanto debemos decirles? ¿Qué palabras hemos de usar? ¿Acaso hablarles del sexo incrementará su interés en el tema?

Numerosos estudios demuestran que darle a los niños información precisa acerca de la sexualidad, retrasa el surgimiento del comportamiento sexual. De hecho, hay algunos datos que debes darles, pregunten ellos o no; cuando los niños son pequeños no se espera a que indaguen si tienen que mirar a los dos lados de la calle para decirles que deben hacerlo ¿verdad? Con respecto a la sexualidad funciona de la misma manera.

Por supuesto los niños son cajitas de sorpresas. No hay nada escrito sobre qué cosas pueden decir, pensar o hacer a esta o aquella edad. Si bien los especialistas en conducta infantil tratan de adjudicar comportamientos, inquietudes y actitudes a determinadas edades, los chicos son mucho menos predecibles que eso. Por eso, no puedes determinar que a los tres años Juanito tendrá dudas sobre este tópico y no sobre otro, porque podrías equivocarte. Pero alguna herramienta tendrían que tener los padres a mano ¿no?

Te ayudamos con una guía de lo que podría ocurrir cuando tu hijo tenga dudas sobre el sexo y esté atravesando edades entre los tres y doce años.


Cada cosa tiene su nombre (nacimiento a 3 años)
La sexualidad es una parte natural del ser humano, inclusive desde la gestación. Es muy probable que los bebés varones tengan erecciones estando aún dentro del útero o que las hembras tengan "descargas" vaginales luego del nacimiento. Una de las primeras formas de contribuir con el sano desarrollo de la actitud sexual de tu hijo, es darle el nombre correcto a los genitales, al igual que se hace con el resto de las partes del cuerpo. Esto enseña a los niños que los genitales no son algo de lo que se deba estar avergonzado.

 

¿Cómo llegué a estar en tu barriga? (3 a 4 años)
"¿De dónde vine?", es una pregunta muy común entre los niños de edad preescolar. Antes de responderla es importante que sepas que tu hijo quiere, realmente, saber cómo se hacen los bebés, o si él o ella nació en un hospital. Intenta decirle: "Estoy feliz de que hayas preguntado. ¿De dónde crees tú que saliste?". Con esto incentivas su capacidad de respuesta y razonamiento (además que puede resultarte muy divertido escuchar las respuestas que te da).

También puedes darle explicaciones sencillas, como decirle que los bebés crecen en un lugar especial dentro del cuerpo de mamá y que ese lugar se llama "útero". Puede que esto sea suficiente para tu hijo, pero puede ser también que te pregunte algo más acerca de cómo llega el bebé hasta dentro de la madre. En ese caso, puedes decir: "Todo comienza con una pequeña célula-huevo de mamá y esperma de papá". Los niños en edad preescolar son muy literales y si les hablas acerca de huevos y semillas, de seguro se imaginarán las semillas de la patilla y los huevos de gallina.

Incremento en la capacidad de abstracción (5 a 8 años)
Muchas de las preguntas que tu hijo te ha hecho cuando era más pequeño, emergen de nuevo en esta edad. Porque hayas dado una determinada respuesta cuando tenga 3 años, no quiere decir que él deba recordarla o que tenga sentido para él en este momento.

Los niños que recién están entrando a la etapa básica de la escuela, son capaces de tener pensamientos mucho más abstractos; aprovecha esta oportunidad para hablarle acerca de tus valores con respecto al amor, la intimidad, el matrimonio y la desnudez, así como lo referente a la reproducción.

Preparándolos para los cambios (9 a 12 años)
Una de las tareas principales con los niños de estas edades, es prepararlos para los cambios que se comenzarán a gestar en sus cuerpos. Según estudios recientes, la pubertad hoy en día comienza antes con algunas niñas que tienen su primera menstruación a los 9 ó 10 años. Es mejor que hayas tocado el tema de la reproducción mucho antes de que llegue la pubertad.

También es tu deber calmar las preocupaciones de los pequeños. Una niña puede preocuparse por un supuesto cáncer de seno, porque sus pechos le duelen. Es importante que respondas con los hechos precisos y que contestes inclusive las preguntas que se hagan "bajo la mesa". Si no conoces la respuesta a una pregunta, está bien decir: "No lo sé, pero vamos a averiguarlo". Internet o un buen libro pueden ser una gran ayuda, simplemente asegúrate de revisar lo que hayas averiguado antes de compartirlo con tu pequeño, para cerciorarte de que cumpla con los valores que quieres inculcarle.

Háblale a tus hijos con la verdad
De la comprensión de los padres y la calidad de sus respuestas, depende que el niño vuelva a preguntar o busque a otras personas -generalmente de su misma edad y tan desinformadas como él- para satisfacer lo que su curiosidad le demanda

Es común pensar que cuando niños pequeños, de entre 2 y 5 años por ejemplo, se interesan por el sexo, podemos responderles con evasivas o historias fantásticas (como la de la abejita, la semillita o los niños que vienen de París dentro de un pañal atado al pico de una cigueña) y se quedarán conformes. Nada más equivocado.
Cuando un niño pregunta algo con interés, se da perfecta cuenta de la diferencia entre una respuesta apegada a la verdad y otra evasiva que no le resuelve sus dudas por lo que seguirá indagando hasta que las considere satisfechas.

Papá y mamá no lo saben todo
Las mentiras (aunque sean blancas o piadosas) son el peor camino para comunicarse con los niños, quienes creen que papá y mamá lo saben todo. No importa que el pequeño se dé cuenta de que no es así: si no manejas la información adecuada puedes investigar y luego informarle. De la actitud de sus padres depende que vuelva a preguntar o busque a otras personas (generalmente amigos de su misma edad y tan desinformados como él) para saber lo que su curiosidad le demanda.

¿Qué hacen papá y mamá?
Suele suceder que el niño sorprenda a papá y mamá haciendo el amor. Indudablemente la escena lo afectará pero más lo hará el hecho de que nadie le aborde para explicarle lo que estaba pasando en el momento.

Marina es psicóloga y tiene un niño de cinco años: "El día que Ramón abrió la puerta del cuarto y me sorprendió teniendo relaciones sexuales con su papá se quedó perplejo por un momento y luego, sin mediar palabra, se retiró a su cuarto. Yo me levanté, me puse la bata y acudí a hablarle inmediatamente. Le pregunté cómo explicaría lo que había visto. Contestó que creía que estábamos golpeándonos (peleando) y se asustó mucho. Yo le expliqué que sólo estábamos mostrándonos cuánto nos amamos con besos y abrazos muy fuertes y enseguida le aplique un apretón muy cariñoso y un beso en la mejilla que le hicieron reír. No volvió a hacer alusiones al respecto y nosotros aseguramos la puerta del cuarto con un pasador adicional a la cerradura".

Homosexualismo
Cuando algún miembro de la familia manifiesta un comportamiento homosexual, los pequeños del clan necesitan comprender lo que pasa. Papá y mamá deben explicarles claramente que hay mujeres que se enamoran de otras mujeres y lo mismo sucede con los hombres. Si no es necesario, procura no detallar la forma en que un homosexual mantiene relaciones con su pareja, a menos que el niño precise detalles (generalmente no sucede). De ser así entonces, trata de ser lo más clara posible usando palabras que él pueda asimilar.

Esther trabaja en el área de administración de una agencia de publicidad: "Desde siempre sentí atracción hacia otras mujeres pero quise hacerme la desentendida, mantuve algunas relaciones heterosexuales y de una de ellas me quedó una hija. Jenny tiene 16 años pero no sabe que soy gay. A veces manifiesta rechazo por personas homosexuales y yo me ocupo de decirle que hay que respetar la condición de cada cual. Sin embargo, sus comentarios en contra influyen en mí al punto en que no me atrevo a contarle la verdad. Creo que voy a esperar a que tenga un poco más de madurez para explicarle. Afortunadamente nunca se ha dado cuenta de nada porque a mis parejas eventuales las ve como mis amigas y nada más. Delante de ella nos cuidamos mucho".

Conocidos y extraños
Con la guía adecuada el niño aprenderá a sentirse cómodo con su cuerpo y sabrá que de él depende cuidarlo porque le pertenece. Para prevenir situaciones de peligro, papá y mamá harían bien en ponerlo al tanto de que hay personas enfermas -que podrían ser muy allegadas a la familia o la escuela- a las que les gusta tocar los genitales a los niños, lo que no es correcto.

Julia, comenta al respecto: "Jamás pensamos que a Carla, nuestra hija de 8 años, pudiera presentársele una situación de esta clase. Le sucedió en el colegio con un profesor pero afortunadamente la habíamos preparado e inmediatamente después de que el hombre quiso abordarla, comprendió de qué se trataba y me llamó a casa. Gracias a Dios no le pasó nada y pudimos hacer algo para evitar que otras niñas pasaran por esa experiencia. El depravado fue denunciado y expulsado del colegio".
Preservativos
Si durante toda su vida el niño ha hablado con libertad de cualquier tema en casa, seguramente te será más fácil -una vez llegada la adolescencia- instruirlo sobre los riesgos que implican las enfermedades venéreas y las formas más fáciles de contraer el Sida.

Infórmale acerca de la conveniencia de que use preservativos y ayúdalo a estar preparado para vivir sus primeras experiencias con responsabilidad tanto para consigo mismo como con la pareja que escoja.

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Ultima Actualizacion: Abril 24, 2002
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