Los cambios de tu hijo en
este período pueden
llegar a constituir un
verdadero desafío
emocional –para ti y para
él. Después de todo estos
no son los “terribles
dos” en vano.
¿Quién lo entiende?
Durante
todo este período tu hijo
parece debatirse en un
conflicto continuo entre
dos necesidades: la de
contar contigo y con tu
apoyo, y la de
independizarse y volverse
autónomo. Se cuelga de ti
cuando estás por irte, y
cuando necesitas que se
mantenga cerca, corre lo
más lejos y lo más rápido
posible, desoyendo tus
llamados.
Toda esta etapa fluctúa
entre estos dos extremos:
acercarse y liberarse de
ti. Puede ser a veces
francamente enloquecedor.
No es sorprendente que
ambos pierdan la
paciencia con bastante
frecuencia en estos meses
tormentosos.
Cada dos
palabras que dice, una es
“¡no!”
Defender su punto de
vista es un trabajo que
tu hijo se toma con una
tenacidad pasmosa. Y
muchas veces puede
parecerte que este punto
de vista está basado
únicamente en oponerse a
tu voluntad. Tu impresión
es correcta. Es que
tratar de imponer una
opinión personal, le
ayuda a afirmar su
identidad como individuo
separado y autónomo.
A través de estos no, él
está probando cómo es una
persona separada de los
demás, con una voluntad
propia, diferente de la
de los otros. Intenta
decirte, y decirse, que
él tiene su propio modo
de ver las cosas. Está
ejercitando su autonomía
mental, así como meses
antes se separaba
corriendo de ti,
ejercitando su autonomía
de movimientos.
Algunos
padres viven este
períodos de tantos no
como un desafío de su
hijo hacia ellos, y
reaccionan imponiendo más
rígidamente sus
decisiones. Pero
justamente, por el
sentido que este
oposicionismo tiene de
permitirle al niño sentir
que tiene una voluntad
propia, independiente y
personal, es que es muy
importante no someterlo a
la voluntad de los
padres. Este período
requiere que las personas
cercanas al niño se armen
de paciencia. Oponerse al
oposicionismo del niño,
haciendo prevalecer tu
voluntad sobre la de él,
en un juego de uno contra
otro, es muy
desaconsejable.
Independiente, pero no
autoabastecido
Tu respeto hacia tu hijo,
la valoración de sus
logros, tu flexibilidad
frente a sus necesidades
tan contradictorias, son
semillas para que él
pueda desarrollarse como
una persona autónoma,
pero también capaz de
depender afectivamente de
otras personas. La
experiencia de que cuenta
con el respaldo de las
personas importantes en
su vida, va construyendo
una base de confianza.
Esta confianza es,
justamente, lo que le
permite alejarse. Es que
se separa, pero te lleva
dentro.