LAS POSESIONES MATERIALES
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INTRODUCCION Muchas personas de hoy en día están muy preocupadas y ocupadas en obtener posesiones materiales. Uno de los eventos fuera de serie de nuestro tiempo es la carrera por adquirir más y mejores cosas. Ahora es común ver en muchas parejas de recién casados empezar juntos con más o los mismos bienes con que sus padres cuentan después de 25 años de arduo trabajo. Esto muestra que la gente ha prosperado más hoy en día que lo que la gente prosperaba hace algunos años. Mucha gente de hoy, inclusive aquellos que se dicen ser pobres, poseen cosas que hubieran causado envidia a los reyes más ricos y poderosos de la antiguedad (al menos en los países occidentales). I. ¿CUAL ES NUESTRA PRIORIDAD, DIOS O LO MATERIAL? Todos nosotros ya sea pobres, ricos o de clase media nos enfrentamos a que las posesiones materiales y la importancia que les damos puede cambiar nuestra posición con el único Dios eterno. ¿Son acaso, nuestros esfuerzos por ganar posesiones materiales un obstáculo para servir, agradar, y hacer la voluntad de Dios y poder recibir sus bendiciones espirituales? ¿Intercambiamos nuestra salvación eterna por las cosas materiales, en esta era, donde por más que tengamos, siempre ambicionamos más? Nuestro Dios es un Dios celoso y no quiere a otro Dios delante de El (Deuteronomio 5:6-10). Si nosotros preferimos el placer de las cosas materiales antes que el deber hacia Dios, estamos colocando nuestros deseos por encima de Dios. Dicho de otra forma, es cuando nuestros bienes vienen a ser nuestro Dios y reciben nuestro mayor tiempo y mejor esfuerzo y adoración. Esta es una adoración idolátrica y es un pecado que se menciona seguido en la Biblia. II. LA CODICIA, LA AVARICIA, EL AFAN Y LA ANSIEDAD Por eso la Biblia condena la codicia, la cual es el deseo aplastante de las ganancias materiales. Jesús les dijo a sus apóstoles en Lucas 12: 15-31: "Mirad y guardaos de toda avaricia; por que la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee." En la parábola del rico insensato (v.16-21), vemos a un hombre que esta pensando en acumular bienes materiales, pero Dios le dijo: necio esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto ¿De quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios. Cristo también nos exhorta a no afanarnos desmedidamente del día de mañana porque el Señor no nos desamparará, así como no desampara a los animales y las plantas, ya que nosotros valemos mucho más que ellos y el Padre sabe que tenemos necesidad de todas estas cosas. "Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas." Mt. 6:33. Con estas palabras Jesús pone el problema del deseo de las ganacias materiales en el lugar que le corresponde. Desde que esta equivocado el hecho, que nos preocupemos acerca de que hemos de beber o comer o vestir el día de mañana, también esta mal que nos afanemos en poseer casas de oro, ropas caras, autos lujosos, aparatos sofisticados, y cosas semejantes. III. ¿ QUE NOS LLEVAREMOS DE ESTE MUNDO? Estudiemos brevemente los tesoros de un museo. Aquí están las posesiones más preciadas de los grandes antiguos. Aquí están sus bienes; pero ¿Dondé están ellos quienes estuvieron orgullosos de esas propiedades? Ahora vayamos a una subasta. Aquí está la casa de una pareja de edad que han fallecido. Nosotros observamos como la foto con un cuadro espléndido de un hombre barbado en un uniforme militar es vendida porque alguien quiere solo el cuadro. La colección orgullosa de registros se va por un dólar. La lavadora de ropa, nueva solamente el año pasado, (y la cual fue su posesión mas preciada) es vendida por solamente un cuarto de su valor. Nosotros vemos sus bienes; pero, ¿Dónde están ellos, quienes conocieron, amaron, y apreciaron estas cosas? Ahora, veamos nuestras posesiones. Consideremos el estereo, la televisión de color, la cocina recién remodelada, nuestras herramientas, etc. Considere cuando el estereo ha sido reemplazado por uno mejor, y cuando la televisión de color esta desgastada, y cuando las paredes de la recámara están decoloradas, y que las manos que han trabajado tan duro para ganar y producir vendrán a ser polvo (Ecl. 12:7). Todas estas cosas que tenemos irán a formar parte de un museo en el futuro donde nuestros descendientes se maravillarán o se reirán de los artefactos antiguos. Y cuando estas cosas se vean, ¿Dónde estaremos nosotros? Nosotros, también tenemos que pasar el camino que pasaron nuestros antepasados. Ellos fueron reales, vivieron, amaron, se rieron y lloraron; tal como nosotros hoy en día. Y, tal como ellos se fueron, nosotros también partiremos. El apostol Pablo, escribe al joven Timoteo en I Tim. 6:6-10, "Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Asi que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición ; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos se desviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores". IV. EL VALOR DE LO MATERIAL Y EL VALOR DEL ALMA Los falsos valores de nuestra sociedad nos guían por el mal camino, nosotros valoramos lo trivial pero no lo que es vital e importante. Nos dejamos llevar por la publicidad y compramos muchos artículos que se desgastarán en algunas semanas o que se irán al cuarto de los triques porque han perdido su fascinación. Le damos muy poco a nuestras almas hasta que alguna enfermedad peligrosa nos recuerda que nuestra vida en la tierra no es eterna. Jesús el arquitecto de la creación evaluó nuestras almas como algo que tiene más valor que todas las cosas de la tierra y sus tesoros. En Mateo 16:26 dice,"¿De qué le sirve al hombre que ganare el mundo entero y perdiere su alma? o ¿Qué dará el hombre a cambio de su alma?" Con estas escrituras en mente cada uno de nosotros debe buscar un lugar a la perspectiva divina sobre el valor de nuestras posesiones materiales comparadas al valor de nuestra alma eterna. Solamente viviendo una vida cerca de Dios podemos encontrar contentamiento en esta vida y en la venidera. CONCLUSION Y ahora para cerrar esta lectura, un examen corto; contéstese a sí mismo las siguientes preguntas:
Que Dios le bendiga, son los deseos de los miembros de la Iglesia de Cristo
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