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EL MARIDO ES LA CABEZA DE LA FAMILIA Efesios 5:21-31 21 Someteos unos a otros en el temor de Dios. 22 Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; 23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. 24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. 25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. 28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, 30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. 31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. I. Cor. 11:3 Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo. La palabra "cabeza" significa "autoridad". El marido es la cabeza de la familia. Esto significa que él tiene la responsabilidad de dirigir sabiamente los asuntos de su familia. El marido debe ver por su familia en todo sentido: física, espiritual, emocional y socialmente. Es la familia de él y, por esto, tiene que ver por ella. El marido es el proveedor, él "provee para los suyos", I. Timoteo 5:8. Si no lo hace "ha negado la fe, y es peor que un incrédulo".
LA PALABRA "CABEZA" NO SIGNIFICA "DICTADOR" No tiene nada que ver con el despotismo. Debe ser la cabeza de la familia, porque Dios le da autoridad para hacerlo, pero no debe actuar como un dictador. El marido fiel considera a su esposa y a sus hijos. Debe ser un guía razonable. I. Pedro 3:7, "Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo." El marido debe escuchar a su esposa, aprender y tomar en cuenta los deseos y las opiniones de ella.
CRISTO EL MODELO PARA EL MARIDO. Efesios 5:23 "el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia". Cristo es la cabeza; por lo tanto, El manda y dirige, pero lo hace con amor y paciencia. Cristo es el ejemplo para el marido. Efesios 5:25 "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella". El marido, como cabeza, debe amar a su esposa con un amor sacrificante, sin nada de egoísmo.
EL MARIDO DEBE AMAR A SU ESPOSA COMO SE AMA A SI MISMO. Efesios 5:28 "los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, así mismo se ama". Efesios 5:29, "Porque nadie aborreció jamás a su propia carne". El marido y la esposa son una sola carne. Si el marido aborrece a su esposa, se aborrece a sí mismo. Si el marido destruye la felicidad de su esposa, destruye su propia felicidad. Si todo marido aprendiera esta verdad, se evitarían grandes problemas. Cuando el marido es egoísta y gasta su dinero y tiempo buscando placeres para sí mismo y descuida a su esposa, está obrando en contra de sí mismo. La felicidad de los dos es una sola felicidad; son una carne. Proverbios 31:28, "su marido la alaba". Al honrar a su esposa se honra a sí mismo, y si la critica y se queja de ella, se queja de su propia carne, se queja de sí mismo. Los dos ya son inseparables. Colosenses 3:19, "Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas". La crueldad en la familia es intolerable. Está relacionada con el ascetismo, y aun con el suicidio. Si el marido es cruel con su esposa, es cruel consigo mismo también. Es una forma de autodestrucción.
EL MARIDO DEBE CUMPLIR CON EL DEBER CONYUGAL. Pablo se refiere al acto conyugal o matrimonial (I. Corintios 7: 2-5). Este mandamiento no solamente requiere que el acto se realice, sino que los dos, tanto la esposa como el marido, reciba plena satisfacción dentro de su matrimonio, y que no la busque con otra persona. Esto requiere el amor genuino, la ternura y la consideración mutua. Para evitar la fornicación y otros problemas, se requiere no solamente el matrimonio, sino también la relación correcta dentro del matrimonio. Este acto que debe unir íntimamente a los cónyuges a veces es la ocasión de distanciamiento, debido al egoísmo del marido (o de la esposa). Si el marido piensa solamente en su propia satisfacción, él desobedece este mandamiento de cumplir con la mujer el deber conyugal. Si la esposa no se satisface sexualmente en su matrimonio debido a la falta de consideración de su marido, éste desobedece la enseñanza de Pablo. Se habla mucho de las mujeres que quieren posponer o evitar el sexo con sus maridos por tener "dolor de cabeza" o por estar muy cansadas, etc. Es muy posible que una causa de este problema es que tengan esposos inconsiderados que solamente buscan su propia satisfacción. El plan y el propósito de Dios es que los dos reciban plena satisfacción en esta parte esencial de su matrimonio, y que sirva para reforzar el lazo matrimonial. De otro modo, todavía existe el peligro de la fornicación, aunque estén casados. Por lo tanto, mucho depende del hombre. El debe educarse sobre el asunto y no suponer que ya lo sabe todo. A muchos maridos les falta comprensión de las necesidades físicas y emocionales de sus esposas. I. Pedro 3:7, "vivid con ellas sabiamente" EL MARIDO DEBE AMAR A SUS HIJOS. Para demostrar que los ama debe criarlos en disciplina y amonestación del Señor, Efesios 6:4. Colosenses 3:21, "Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten". Dice Efesios 6:4 "no provoquéis a ira a vuestros hijos". El amor provee todo lo necesario para los hijos: alimento, ropa, educación, etc. Y todo le cuesta al padre no solamente trabajo y dinero, sino mucho tiempo.
Que Dios le bendiga, son los deseos de los miembros de la Iglesia de Cristo
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