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Los orígenes de lo que se convertiría en Los Expedientes Secretos X, el mayor éxito jamás conseguido por la Fox Network, empezó mucho antes que el estreno de la serie en septiembre de 1993. Su creador,
Chris Carter, llevaba ya un cierto tiempo madurando la idea. ¿Su plan? Crear «algo muy, muy pavoroso». Recordando las pesadillas de su niñez, inspirado por la popular pero de muy corta vida la serie de caza de monstruos de 1974 Kolchak: The Night Stalker ( la cual en Uruguay fue emitida por Canal 4 con el nombre de "Lo Increíble") protagonizada por Darren McGavin, Carter dio con la idea de dos agentes del FBI de personalidades opuestas atraídos a un mundo sombrío de conspiraciones y oscuras fuerzas invisibles. Sin embargo, el desarrollo de la serie no empezó realmente hasta 1992, cuando el trabajo de Carter en la 2Oth Century Fox lo llevó hasta un estadio en el que su experiencia proporcionó a los ejecutivos la confianza necesaria para permitirle trabajar con libertad sobre sus propias ideas. Probablemente habían esperado de él una comedia o algún tipo de serie juvenil, de hecho Carter era conocido precisamente por esto. Pero lo que les dio fue algo muy diferente...
La carrera de escritor de Chris Carter empezó a sus veinte años, como periodista en Surfing Magazine, de cuya revista fue promovido a director al cabo de cinco años. Luego, en 1985, se unió a los Estudios Walt Disney como guionista, donde rápidamente llamó la atención del jefe, Jeffery Katzenberg, hoy uno de los cofundadores de los nuevos estudios Dreamworks SKG, junto con Steven Spielberg y David Geffen. A ello le siguió la oportunidad de escribir varias películas semanales para el Canal TV Disney, luego los pilotos para la NBC Cameo By Night y una comedia de situación para la Disney, The Nanny. Tras probar su dentadura con Rags to Riches, otra serie de comedia, creó y actuó como productor ejecutivo en Brand New Life... sí, otra comedia de situación. No es el tipo de antecedentes que yo había esperado para el hombre que daría a la luz Los Expedientes Secretos X, pero le enseño el oficio, le proporcionó un contrato con la Fox, y finalmente le hizo merecedor de la posibilidad de crear una serie completamente nueva para la temporada de otoño del 93.
«Los Expedientes Secretos X es lo que siempre deseé hacer -recuerda Carter-. Cuando vine a Hollywood, tenía un talento innato para el "diálogo joven" tras haber pasado mucho tiempo en la playa con los surfistas, así que naturalmente me encasillé un poco, la gente no dejaba de contratarme para hacer precisamente eso».
Sin embargo, no fue un tiempo malgastado. Mientras aguardaba a que le surgiera algo creativo que le gustara, las comedias de situación le permitieron desarrollar y refinar sus habilidades como guionista. «Cuando llegas por primera vez a Hollywood, te sientes feliz de que te paguen simplemente por escribir -recuerda-. Pero yo buscaba la ocasión de hacer mi propia serie terrorífica, y Los Expedientes Secretos X fue el resultado. Sin embargo, nunca he sido lo que podría llamarse un devoto de la ciencia ficción: nunca he leído las novelas clásicas del género, excepto quizá una de Ursula LeGuin y otra de Robert Heinlein hace mucho tiempo, ¡y nunca he visto un episodio de Star Trek!» Lo que le gustaba, sin embargo, eran las series «de culto», programas moldeados sobre la paranoia clásica de series como Los invasores, Project UFO, Outer Limits y, sí, Kolchak. Las influencias fueron claras desde un principio para los otros fans de culto, aunque eso no quiere decir que cuando se estrenara la serie pareciera que mucha gente compartía la afición de Carter hacia al género. Ciertamente, los críticos de televisión apenas repararon en Los Expedientes Secretos X cuando entró con fuerza en la tradicionalmente desolada franja del viernes por la noche.
Remontémonos a septiembre de 1993, y veremos que los estrenos de la temporada de la televisión estadounidense eran una mezcla variada. Las dos series más ansiosamente esperadas de ciencia ficción: Lois y Clark: Las nuevas aventuras de Superman y el SeaQuest de Spielberg, competían por la franja horaria del domingo por la noche, popularizada por Star Trek: La nueva generación, con la incombustible serie detectivesca Se ha escrito un crimen. Desde un principio se vio claro que Superman tenía algo, mientras que SeaQuest parecía un tanto imprecisa. Con todo esto, casi nadie se fijó en la discreta llegada del bebé de Chris Carter, un extraño asunto de horror/drama/sf con un tono inusualmente discreto.
Las raíces del éxito fueron afianzándose lentamente. A medida que avanzaban los episodios, el entusiasmo de los espectadores fue transmitiéndose de boca en boca, y antes de que transcurriera mucho tiempo algunos críticos empezaron también a poner sobre la serie su márchamo de aprobación. Todavía no era un gran éxito, en absoluto, pero había empezado a formarse un culto. El propio Carter se sentía complacido, aunque un poco desconcertado: « ¡Era sorprendente! Todavía sigue sorprendiéndome...», dice.
Igualmente sorprendidos (y complacidos) se mostraron los jefes de la Fox. Por supuesto, las cifras no eran espectacularmente buenas, sobre todo al principio - en un momento determinado, la serie descendió hasta un ignominioso 78avo lugar entre las series de prime time, lo cual solía significar su cancelación -, pero suficientes personas por todo el país en las emisoras afiliadas a la Fox creían en la serie y en que debía seguir emitiéndose. Los anunciantes también se sentían complacidos: los espectadores jóvenes en las categorías más valiosas como clientes la sintonizaban, como un reflejo del apoyo que generaciones anteriores habían dado a series como Star Trek y Kolchak. La puntuación final al término de la primera temporada fue una clasificación Nielsen de 9,0 (equivalente a alrededor de 8.586.000 hogares en todos los Estados Unidos), lo cual la situaba en un intermedio pero respetable puesto 57.
Pero esto fue sólo el principio. Las alabanzas de la crítica hacia la serie, seguidas por la gradual adquisición del status de culto, estaban avanzando rápido. Entre los premios concedidos a la serie estaba el codiciado Globo de Oro para el mejor drama televisivo, nominaciones para el Premio Medioambiental de los Medios de Comunicación y de la Asociación de Críticos de Televisión, y respaldos como la calificación en 1994 de Programa del Año de la revista Entertainment Weekly y el sello de aprobación de los Espectadores para una Televisión de Calidad. Y la fama no se detuvo en Norteamérica. En el Reino Unido, por ejemplo, hizo una brillante carrera primero en la Sky TV y luego en la BBC 2, consiguiendo en ésta ultima cifras jamás oídas previamente en la emisora; y en España fue en 1995 el éxito de la temporada en Tele 5.
Si hay algo que proporciona a la serie un atractivo amplio y universal, es que todos nos sentimos asustados ante las mismas cosas - sugiere Carter -, de modo que lo que nos asusta en los Estados Unidos asusta también en Gran Bretaña, y asusta a la gente en España, Australia y los sesenta países donde se emite también Los Expedientes Secretos X. Aunque la brillante idea original de Carter - hacer que dos agentes del FBI simpáticos, pero extremadamente profesionales, investiguen casos paranormales o inexplicados («Los Expedientes Secretos X», en términos del FBI) cada semana - fue claramente responsable de buena parte del éxito de la serie, hay que conceder también mucho de ese éxito a la elección de los actores. El apenas conocido David Duchovny (que interpreta a Fox «Spooky» Mulder, el obsesivo creyente en lo sobrenatural) y Gillian Anderson (la pragmática y escéptica Scully) interpretaron sus papeles de una forma directa, poseían una suave y tranquila sexualidad que se infiltraba en los espectadores, y se convirtieron rápidamente en estrellas internacionales de considerable estatura. Es su apagada pero latente química la que impulsa buena parte de la serie.
Extrañamente, aunque Duchovny no ha hecho ningún secreto de su opinión sobre lo inexplicado - que se halla en el polo opuesto de su alter ego, Mulder, que cree en todo-, su coestrella Anderson muestra una mente mucho más abierta. Pero, ¿qué hay con Chris Carter? ¿Qué piensa acerca de los sucesos sobre los que escribe cada semana? «Soy un incrédulo - admite, algo decepcionantemente-. Soy escéptico por naturaleza, ¡pero soy un desesperado en busca de una experiencia paranormal! Nada me gustaría más que el que me ocurriera algo inexplicable para poner a prueba mi fe. Como Fox Mulder; realmente quiero creer. Realmente deseo tener una experiencia religiosa».
Pese a las temporadas transcurridas desde el estreno de Los Expedientes Secretos X y su creciente éxito, Carter todavía sigue viendo todo el asunto como un sueño. «Creo que he estado viviendo en un bucle temporal todos estos años -dice -. La gente me pide que vuelva atrás y recuerde fechas y demás, pero no puedo... ¡todo es confuso! Todavía no he sido capaz de distanciarme lo suficiente de la serie como para apreciar lo que hemos hecho». Mucha gente sugiere que las series como Los Expedientes Secretos X tienen éxito normalmente cuando existe un único creador a cargo de todo (Gene Roddenberry para Star Trek y J. Michael Straczynski para Babilonia 5 surgen inmediatamente a la mente), pero Carter no está de acuerdo con la idea del productor todopoderoso:
«Yo lo discuto todo con todos - dice enfáticamente -. La serie es un proceso de colaboración total, y yo me limito a mantener una visión general de todo lo que se está produciendo. Hay tanta gente de talento trabajando en Los Expedientes Secretos X y que han hecho de ella un éxito - todo el mundo ha colaborado -, que yo simplemente intento asegurarme de que todo se integre en la visión que tuve originalmente. Si hay algún secreto en el éxito de la serie, es simplemente el secreto de toda buena televisión. Contamos historias interesantes, sobre personajes interesantes, interpretadas por excelentes actores... Creo que eso es básicamente todo».