La verdad sobre
Caperucita Roja y el Lobo Feroz.
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En la �ltima reuni�n del Comit�
Internacional en Defensa del Lobo Feroz (C.I.D.L.F.), el profesor Waltz
Freedman termin� su alocuci�n con estas estremecedoras palabras:
"Fue el Lobo Feroz el culpable o lo fue Caperucita?"
Efectivamente la narraci�n de Perrault se presta a muy diversas
interpretaciones. No obstante, hay puntos de acuerdo que son
indiscutibles y que pasamos a enumerar: |
1 |
Caperucita sab�a perfectamente que pod�a
encontrarse con el Lobo Feroz. |
2 |
Caperucita no era ajena al hambre del Lobo. |
3 |
Si Caperucita hubiera ofrecido al Lobo la cesta de
la merienda de su abuelita, muy probablemente no habr�a ocurrido lo que
ocurri�. |
4 |
El Lobo no ataca inmediatamente a Caperucita sino
que al contrario, conversa con ella. |
5 |
Es Caperucita quien da pistas al Lobo y le se�ala
el camino de la casa de la abuelita. |
6 |
La abuelita es idiota al confundir a su nieta con
el Lobo. |
7 |
Cuando Caperucita llega y el Lobo esta en la cama
con la ropa de la abuelita, Caperucita no se alarma. |
8 |
El hecho de que Caperucita confunda al Lobo con la
abuelita, demuestra que la ni�a iba poqu�simo a ver a su abuelita. |
9 |
El Lobo con esas preguntas tan tontas y directas
quiere alertar a Caperucita. |
10 |
Cuando el Lobo, que ya no sabe que hacer, se come
a Caperucita, es porque ya no le quedaba otra soluci�n. |
11 |
Es posible que antes de ello, en el bosque o en la
cama, Caperucita hiciera el amor con el Lobo. |
12 |
La versi�n del cuento por la que Caperucita,
cuando oye la pregunta del Lobo: "A donde vas Caperucita?" Y
esta le responde:"A lavarme el chichi en el arroyo." Cobra
cada d�a mas fuerza. |
13 |
Es por tanto Caperucita y no el Lobo Feroz, la que
provoca los instintos naturales de la pobre fiera. Primero los sexuales
y posteriormente los depredadores. |
14 |
Tambi�n la madre de Caperucita tuvo mucha culpa
al no acompa�ar a su hija. |
Estos 14 puntos son, en principio,
claros y concisos. Los que se empe�an en desprestigiar al Lobo Feroz no
se han parado a pensar en la posible manipulaci�n que se ha hecho de su
figura, su actividad y su reacci�n ante una provocadora profesional
como era la golfa de Caperucita. |