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porno shock manifesto

 

 

Desde siempre los embriones son adiestrados para un mundo de funciones maquinales, condenados anticipadamente a la anteojera y a un fin absoluto de stress crónico. Prosperidad de inclinarse cronológicamente mientras se tuerce y descoloca el tronco, hermetizando, mientras tanto, la abertura entre ambas arcadas mandibulares, y de esforzarse para ingerir la propia lengua hasta la agonía. El inquebrantable ciclo macroestructural necesita reducir el sistema nervioso al blanco de los ojos para funcionar. Sus monolobulares inscritos conocen, juzgan y observan desde la lista de palabras incrustada en la pared craneal. Pero hay algunos, muy pocos, que aún se esconden, y reniegan de todo de todos. Esos que quedan libres -aunque perseguidos-, gracias a su ignorancia consciente, son los que se divisan a lo lejos, con flores y plumas alrededor de sus cuellos en su desnudez de hada melancólica flotando en la niebla y reluciendo de noche, que al contacto escapan rápido imitando a las luciérnagas, esos que al masturbarse delante de un matorral de plaza, despliegan el rocío cristalino que, en la cara del pasante, moldea la expresión tensa y alargada que descubre la esfericidad de los ojos y la obscuridad de la garganta en un todo de rigidez de cuero curtido.

Esos son perseguidos a donde quiera que estén por los que viven atados por un hilo de baba al bombardeo de imágenes blanqueadoras, y junto a ellos, todos los que trazan los recorridos hacia la muerte cerebral en vísperas de una nueva vida de hamster en su ruedita, como el repartidor de ostia que grita estreñido la biblia mientras boxea el aire con ganchos de izquierda y derecha, para luego acostarse con la esposa de su hijo y su hermana y hermano; como el custodia calles fláccido cuyas piernas grasosas y sin huesos se expanden al tocar el piso hundiéndolo, de un lado una y del otro la otra alternadamente, mientras camina para arrestar a la prostituta que luego intentará violar con un pene tan laxo como él y su pierna; como el juez, como el rector y como tantos, tantos otros. Sin embargo esos corren, se muestran y huyen, y escapan y son lo único que difiere de los ciudadanitos de plomo, son lo único que los derrite por dentro, con su admiración por el ensueño y la profanación de cadáveres próceres, con sus orgías ilimitadas y su zoofilia admitida.

La elite de la pornografía se va a unir y va a reír a carcajadas más grandes que su cara, va a dejar ver su cráneo, cuando converse acerca de sus moderadores, e insultará hasta doblarse por la falta de aire, rojos de presión. El desfile de amorfias se desplegará arrastrándose, bien por debajo de los pies, hasta aglutinarse y explotar dejando todo lo que esté en derredor en ruinas. Va a penetrar como las larvas de moscas que consumen la carne del animal huésped desesperadamente en intento de salir, de esquivar la asfixia. Se violentará libidinosamente a sí mismo, y violará a todos los otros mediante su mirada. Y de vez en cuando alguien va a empezar a escupir a sus co observadores, a escupir con los provocadores, y a aprender que es un gesto de amor vital. Sin embargo nadie luchará por eso, todos se rectifican mirando la imagen en el fondo de sus ojos que dibujaba seres aturdidos que retrocedían, caían y comenzaban a ceñir enérgicamente con sus brazos las piernas dobladas mientras tiritaban y pugnaban por vivir dentro de ellos mismos, por ser un círculo exacto. Todos adoran a la gente libremente encerrada, aunque no desean encerrar a nadie.

Adoradores de la creación en la nada provocan el caos en el mundo, y se alimentan de él. El pudor de la niña de los rizos atados es profanado por el puño que penetra entre sus labios inferiores, y se sumerge aún más, en una zona a medio lubricar. La niña llora de placer y comenta con su padre el hermoso orgasmo que la poseyó. Cada persona comienza su autosantificación placentera y se encierra en su habitación a jugar al doctor con menores traviesos. El abuelo se maquilla y deja finalmente que la perra lama sus genitales rígidos gracias a la medicina oculta. El caos emerge, se expande y es orgasmicamente iconoclasta.

 

 

porno shock expreso

 

 

              pornográfico es quien ofende con su presencia que pasa del semen de su pene a su vagina hasta la cola donde encuentra ácidos y      después de esperar hora y media para digerir el té de las cinco     se revuelca feliz en su vestido de dulces dieciséis mientras corta el agujero para que su verga asome y bambolee erecta al caminar antes de extirpársela para mostrarle la operación a sus amigos   reírse con el hijo cuyo padre murió y atarse un consolador a la nueva vagina mientras lengüetea con desconocidos el órgano recién cercenado que guardó en alcohol y LSD que halló entre sus muslos    es eso o cualquier otra cosa que fastidie a la primera dama -sin olvidar su completo árbol hegemónico -

es quien grita: himen    himen     himen incisivo!    clítoris!    clítoris penetrante!    clítoris erecto! y hace tantas apologías a una vagina viril cómo su mente pueda imaginar y coordinar –o no-      pero sigue vociferando y ahora habla de política e insulta a la diva vanguardista    habla de micciones y nombra entre sus aventuranzas de baños públicos a cada uno de los próceres patrióticos que bebieron desde su tumba un poquito de diluvio dorado      ninguno puede evitar pagar por los francotiradores de la vida del pornógrafo que con mucho gusto esquivó    a todos les toca un pedacillo de la mano angélica que guarda en su casa para llenar de eyaculación o secreción en sus momentos extáticos    para los cuáles tampoco necesita moverse de su reino

para el pornófilo el vómito    expandido en cada gota    en cada trozo    reflejo de su único nexo con la realidad falaz y extensión de su cuerpo a pesar de haber cortado el último hilo de saliva y alimento regurgitado     delimita su capacidad de sobrevivir y disentir      escupir y vomitar es el aullido de su vida en la cuál no hay "sentido" hasta que él lo conciba y lo sienta    el dolor que lo retuerce es el dolor de su existencia falseada    algo así como el dolor antinatural    y el dolor que lo consume es el de la coerción sobrante    es el de los pies que se trepan a su columna  mientras crecen, se agrandan y aumentan de peso a un ritmo excesivamente rápido pero a la vez pausadamente   de una manera onírica   somnolientamente en el segundo infinitado

camina para ver a los perros enganchando culo con pija con concha con culo con boca   o defecando en la vereda tal como él desearía hacerlo    y lo hace y huye    y los mira rascándose y mordiéndose y peleándose y se da cuenta de que odia el régimen del resentimiento y que está viviendo en uno      sólo ama su placer   y no debe obtenerlo y añora el suicidio de la crucificada voz de la conciencia   pero sabe a priori que su principal agonía permanece radicada en su meta   porque la simple esperanza no lo deja abandonar el presente proyectado en el que vive atrapado   desesperado     sin embargo la verdadera realidad está dentro suyo y su realización salpicará obscenidad

la pornografía es el vómito en la civilización    la misma personificación exterior de su persona    su alter ego alargue y nexo   su único medio contra los cerebrolavado y la impermeabilidad frente a la ignorancia que cree estar en la razón objetiva todo el tiempo mientras cumpla los cánones indicados y no revolotee o ponga las manos debajo de la mesa o los codos encima de la mesa o coma apresuradamente o intente clavar el tenedor en la garganta de su padre o chupar la axila de su hermana menor de edad o revolcarse contoneándose en el sushi y el caviar y el ponche y el aceite    pero especialmente siempre que no hable porque la extinción de ciertas partes de razas sociales comenzó en la palabra libre vital     en la palabra pornográfica    esa que la iglesia combatió con damas de hierro  que hoy se sigue combatiendo con penas  muerte    encarcelaciones    censuras asco!

syon d'shanir