Presentación

 

Este número de RIBLA está dedicado a recoger algunos escritos del diálogo entre la Biblia y las tradiciones indígenas de América Latina. Después de centenares de años de marginación y/o agresiones constantes a estos pueblos, varios descubren que la Biblia y el Dios de Jesucristo pueden ser también la Palabra y el Espíritu que alimentan el cuerpo colectivo del clan, la tribu, la comarca, la comunidad, el "ayllu".

Hoy, pese a que el neoliberalismo impone el baal de turno: el mercado trasnacional, comercio y capitales privados, con procesos acelerados de privatización, robo y expropiación de tierras heredadas de los abuelos y abuelas indígenas etc., sin embargo, la "Palabra" se hace india para alimentar las esperanzas y resistencias, se hace soplo desde el corazón, la historia y la vitalidad colectiva de los diferentes grupos étnicos que resisten o encuentran salidas a los procesos aculturalizadores.

Al hacerse india, ya no se tiene una sino varias palabras de la divinidad. Una vez más, la trascendencia irrumpe en la historia, con mil voces, diversas lenguas, simbologías, celebraciones etc., realidad multifacética que no sólo alimenta lo religioso, sino también la decisión político-histórica de no dejarse asimilar por modelos de ser humanos standarizados.

Por encontrarse en peligro la forma particular de existir, sentir, orar y trabajar de cada pueblo, en los últimos años, las demandas indígenas van resonando con mayor fuerza en instancias internacionales, como también se van creando espacios propios de discusión y maduración del caminar indígena, proceso que también abarca la dimensión religiosa y la necesidad de diálogo con las tradiciones bíblicas.

Así en 1995, en Bolivia, se marcó un hito en la lectura bíblica de Abya Yala. En el Curso Intensivo de Biblia (CIB 95), las hijas e hijos representantes de 32 culturas indígenas tomaron la Biblia en sus manos e historias, para tentar, a la luz de tradiciones ancestrales, cosmovisiones, mitos, ritos, identidades y utopías, "releer" sus vidas, y construir canales de diálogo con las expresiones religiosas de otras culturas y las de la Biblia.

Este número de RIBLA acoge algunas de estas reflexiones, tanto de biblistas profesionales como de biblistas indígenas. Cada cual, desde sus prácticas, busca aportar a la construcción de la hermenéutica indígena, en diálogo y mutua ayuda con las otras.

Los primeros artículos son de carácter hermenéutico, que partiendo de la realidad indígena realizan acercamientos al texto bíblico. Se parte de temas tales como: la conquista, la espiritualidad y cosmovisión, salud y sanación, oralidad y tradición etc., en diferentes grupos indígenas, como: quechuas, mixtecos, mapuches, aymaras etc.

En esta perspectiva se encuentran los trabajos de Humberto Ramos, Eleazar López, Victoria Carrasco, Pablo Richard, Diego Irarrázabal, Luz Jiménez y Dagoberto Ramírez.

Los otros artículos tienen una orientación exegético-hermenéutica; abordan la labor exegética tomando en cuenta la realidad y necesidades indígenas, pero a la vez respetando el mensaje de los pueblos y culturas de la Biblia.

José Severino Croatto nos introduce en la cosmovisión del Antiguo Testamento, dando claves para una lectura más simbólica de la Biblia y de la misma práctica de Jesús, invitando a la vez, a profundizar los cuerpos mitológicos de las culturas indígenas y suburbanas.

Haroldo Reimer nos acompaña a profundizar la militancia del profeta campesino Miqueas; ve su práctica política y religiosa, individual y colectiva, desde el margen y en el lugar de conflicto.

Mercedes Lopes, con clave indígena, desarrolla una reflexión en el libro de Rut, resaltando la alianza interétnica, interreligiosa e intergeneracional de mujeres judías y extranjeras, para una defensa de la vida del pueblo.

Alberta de Jesús Mendoza interpreta que el tribalismo se inspiraba en los procesos organizativos del pueblo mixteco.

Y José Luis Calvillo, desde la realidad del ejército de pobres e indígenas de Chiapas, nos introduce en el estudio de Ezequiel 37.

Cada uno de los trabajos van dando luces para un diálogo de diferentes, a la vez que apuntan a señalar que falta mucho por caminar y construir en esta nueva hermenéutica.

Por la realidad compleja y multiétnica, se precisan: processos de formación de indígenas en los que se respeten y valoren sus principios; instancias académicas donde lo indígena sea incorporado como contenido, enfoque y transversalidad; espacios académicos que transciendan los espacios formales de las universidades y seminarios para desplazarse a los espacios territoriales de los diferentes grupos, donde el/la maestro/a sea el/la shaman, el/la inspirado(a), el/la líder religioso(a) tradicional.

La hermenéutica indígena no se podrá construir sólo desde los escritorios. Deberemos descalzarnos y caminar junto a los indígenas del área rural y de las periferias de las ciudades, ir escuchando a los pueblos para interpretar lo que cada uno quiere aportar en el diálogo. Deberemos comprender y defender el derecho de ver y sentir diferente el mundo, a Dios y a la historia.

 

Luz Jiménez