Presentación

 

El sentido y la novedad de este número 28 de RIBLA está tanto en su origen, como en la manera de elaborarse, además de la perspectiva y los contenidos propios de cada artículo. La propuesta de este número surgió en el III Encuentro Continental de Animación Bíblica, realizado en Medellín (julio 14-22 de 1995). Durante cinco días se tuvo la oportunidad de compartir un estudio de la carta a Filemón desde diferentes perspectivas hermenéuticas (feminista, campesina, urbana, negra e indígena). Posteriormente, en la reunión de los/las biblistas de RIBLA, realizado en Lima (mayo de 1996), se apoyó y se reafirmó la decisión de hacer un número de la revista con los aportes hermenéuticos provenientes del Encuentro Continental y con la contribución de varios de los biblistas exégetas. Es importante destacar el hecho de que la iniciativa, la propuesta y la reflexión hayan surgido del movimiento bíblico como una manera de responder a las necesidades percibidas y expresadas en el Encuentro Continental. Aunque, si somos justos, su origen se remite al CIB-92 (Curso Intensivo de Biblia, Barranquilla, Colombia) y, en particular, al estudio que Aníbal Cañaveral, desde su experiencia de lectura campesina, hiciera de la carta y que quedara plasmado en su comentario (ver al final la reseña).

Para comprender el sentido y los objetivos de este número es importante recordar las conclusiones que se sacaron del III Encuentro Continental. Permítannos compartir algunas de ellas: primero, la urgencia de generar una relación más estrecha entre el movimiento bíblico (en concreto, los espacios de articulación nacional y regional) y los biblistas de RIBLA. Segundo, la necesidad de compartir la riqueza (intuiciones, aportes, desafíos, necesidades etc.) de las reflexiones que, desde las hermenéuticas específicas, habíamos realizado en torno a la carta a Filemón. Tercero, asumir la responsabilidad de comenzar a construir una exégesis propia, que respondiera a los desafíos que brotan de las lecturas específicas. En ese contexto se decidió, por toda la asamblea, responsabilizarnos de elaborar un número de RIBLA a partir de las reflexiones realizadas en dicho evento.

El otro elemento novedoso de este número ha sido la manera como se ha elaborado. Ha sido el fruto de una reflexión colectiva que surgió del movimiento bíblico en torno a la carta más pequeña del corpus paulino, la carta a Filemón; y, en concreto, a partir de las lecturas que los "nuevos sujetos" están haciendo de la Biblia, en diálogo con la exégesis que se está elaborando en nuestro continente y en el Caribe. Aquí es evidente y novedoso, en cierta manera, que la exégesis se haya puesto al "servicio" de los clamores y desafíos que brotan de la interpretación que las comunidades o grupos esclesiales están haciendo de la Palabra de Dios.

Para algunos ha sido una sorpresa el que se haya escogido precisamente esta carta, la más pequeña y, aparentemente, insignificante del corpus epistolar paulino. A esto se agrega el hecho de que en la tradición exegética haya sido una carta poco estudiada, y no se le haya dado la importancia que merece. El haberla escogido responde a determinados criterios hermenéuticos, diferentes a los tradicionales, que marcan ciertamente la novedad de la lectura que se está haciendo de la Biblia desde los sujetos específicos en América Latina. Rescatar el valor de lo pequeño sobre lo grande, de lo afectivo sobre lo meramente conceptual, de la ética sobre lo exclusivamente teológico, de la práctica sobre la teoría, en un contexto donde se ha privilegiado lo segundo sobre lo primero. Esto afecta indudablemente a la misma interpretación de las cartas paulinas, precisamente, al recuperar otra perspectiva u horizonte de compresión de las comunidades "paulinas", de la misma persona de Pablo, de los escritos, de la teología paulina e, incluso, de los orígenes de cristianismo.

La irrupción de los "nuevos sujetos sociales" es quizás uno de los acontecimientos más significativos y relevantes de esta década que se destacaron en el III Encuentro Continental, y que afecta de manera profunda la interpretación y la exégesis que estamos haciendo de la Biblia en América Latina y el Caribe. Esta novedad, y las implicaciones que ella tiene, han sido los objetos de reflexión del primer artículo: "Exégesis y hermenéutica: un diálogo necesario".

Posteriormente aparecen varios artículos que sistematizan y amplían los resultados que a nivel hermenéutico nos ofreció el estudio de la carta en el III Encuentro Continental. Es interesante resaltar los énfasis que cada lectura puso en evidencia al estudiarla: la hermenéutica campesina destaca, desde el mundo de la casa y la cocina campesina, el sentido del oikos y de las nuevas relaciones que se dan a su interior. La hermenéutica negra, desde la experiencia histórica de la esclavitud y liberación, va a colocar la atención en la condición social de Onésimo, en la realidad del esclavo que huye y que posteriormente es devuelto a su amo. La hermenéutica feminista, desde su experiencia como mujeres que han comenzado a recuperar su palabra y su dignidad, va a centrar su interés en destacar el papel protagónico de las mujeres simbolizadas en Apia y en resaltar el lenguaje corporal y afectivo que envuelve liberadoramente el texto y la vida de las mujeres. La hermenéutica indígena, desde el mundo simbólico de nuestras culturas ancestrales, retoma como eje de sentido el tema de la autoridad y, desde allí, buscan una relación con la vida de la comunidad (integradas en ella la familia, el clan y la iglesia). Finalmente, la hermenéutica infantil, teniendo como horizonte el mundo de los/las niños/niñas, propone la imaginación como una mediación fundamental e imprescindible en la lectura de la Biblia, con el propósito de recuperar la visibilidad de los niños y el valor de la infancia.

Indiscutiblemente la riqueza de estos artículos es inmensa y muy profunda, lo que demuestra el dinamismo y la vida presente en la mayoría de la experiencias bíblicas y personas (de los animadores biblistas que sistematizaron estos aportes) involucradas, de una manera u otra, en la elaboración de estos artículos. También, es posible percatarse de los vacíos y de los desafíos (especialmente e nivel exegético) que aún hacen parte de la lectura de la Biblia que se realiza desde la perspectiva de los sujetos específicos. Queda aún un gran camino por andar, pero ya estamos en marcha.

Seguidamente, encontramos varios artículos exegéticos sobre la carta de Pablo y Timoteo a Filemón, Apia y Arquipo (como lo propone acertadamente Ivoni Richter), de biblistas exégetas que acompañan el caminar bíblico. El primero de ellos, de Ivoni Richter Reimer, es un estudio a nivel exegético abordado desde la perspectiva de los esclavos y las mujeres, con el interés de rescatar la importancia y la centralidad de la carta; el resultado es un estudio sereno, serio, profundo y enriquecedor. Vienen después varios artículos que toman por regla general temas muy particulares. Uwe Wegner nos presenta una reflexión bien interesante sobre el sentido de la autoridad y de la comunidad en la carta. Néstor O. Míguez nos ofrece un estudio básico sobre la situación de los esclavos en el temprano imperio romano. José Comblin nos regala una "meditación" seria y "práctica" sobre el sentido de la fe y la libertad. Finalmente Elsa Tamez nos ubica la carta a Filemón en el conjunto de las cartas, ofreciéndonos un panorama más amplio para la compresión de la misma y de la teología paulina (el pecado y la justificación por la gracia), así como su importancia en el conjunto del corpus paulino.

Como podemos inferir de lo anterior, hermenéutica y exégesis hacen parte esencial del proceso de la Lectura Comunitaria de la Biblia desde nuestra realidad de América Latina. No las podemos separar, las dos se necesitan, se cuestionan y se enriquecen mutuamente. Hay puntos de acercamiento y de convergencia muy valiosos e, innegablemente, asuntos todavía disonantes e incompatibles que generan cortos circuitos en la práctica de la lectura que las comunidades hacen de la Biblia. Los desafíos son muchos, pero nos ánima el paso que hemos dado. Que este trabajo sea, ojalá, una forma de alentarnos mutuamente en ese camino común de compresión de la Palabra de Dios.

 

 

Francisco Reyes Archila
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