Sandro Galazzi

 

Sin mar, sin templo y sin lágrimas (Apocalipsis 21-22).

 

Este pequeño trabajo procura llegar a las raíces de la mística profética que animó a las primeras generaciones cristianas en sus conflictos con el imperialismo y la exclusión: una sólida espiritualidad que asume el conflicto sin esconderse, sin huir, sin escamoteamientos; una "utopía" inegociable capaz de animar sueños y estimular resistencias; un compromiso decidido y lleno de coraje en la construcción de una nueva ciudad.