V CONGRESO INTERNACIONAL DE LA FEDERACIÓN LATINOAMERICANA DE SEMIOTICA. SEMIÓTICA DE LA VIDA COTIDIANA
Buenos Aires, 28 al 31 de agosto de 2002.
Una perspectiva semiótica en el diseño de una muestra museográfica
Mirta Bialogorski*
Mesa: Los ambientes, entornos y "frames" de la vida cotidiana
Este trabajo da cuenta del aporte de una perspectiva semiótica al campo de la museología en relación con el diseño de una muestra expositiva. La orientación adoptada se basa en una reelaboración de la semiótica peirceana referida a la problemática del Indice en sus aspectos indicativo y designativo, propuesta por Magariños de Morentin (2001) Tal enfoque nos ofrece herramientas metodológicas para abordar concretamente, la relación triádica entre objeto, curador y visitante, fundamental para lograr la eficacia comunicativa de una muestra.
El museo es un espacio que opera como marco de interpretación para la puesta en escena de los objetos que exhibe. Sin embargo, la creación de una exposición es un ejercicio en el cual se correlacionan dialécticamente los universos interpretativos del curador y del visitante. En este ejercicio, el primero busca producir determinados efectos de significación y generar nuevos sentidos en relación con aquéllo que se va a exhibir.
El objeto exhibido se propone explícitamente a la percepción y actualiza ante la conciencia del visitante determinada información. De este modo, se constituye como representación ya que su presencia propone algún tipo de relación con algo diferente al propio objeto.
El curador sugiere un contexto de posibles lecturas en tanto que cada visitante construye su propia visión en función de una serie de hábitos cognitivos y competencias culturales que le permiten interpretar la propuesta expositiva de manera dinámica.
Esto implica que el visitante puede aceptar o rechazar el significado de una exhibición al no coincidir el sistema de atribución de sentido del curador con el suyo. Es así que entre la propuesta de aquél y el universo de significaciones con el que el visitante llega al museo puede darse tanto una complementariedad como un conflicto, cuestión fundamental a atender ante la tarea de diseñar una muestra.
Se le impone pues, al curador en cuanto interpretante productor, reflexionar acerca de cómo atribuir significado a una exhibición y qué requiere saber el interpretante receptor para interpretarlo.
En base a los criterios expuestos, vamos a hacer referencia en este trabajo a modo de ejemplo, a una experiencia concreta que se está llevandoa a cabo en el Museo "José Hernández" de la Ciudad de Buenos Aires, dedicado a la problemática artesanal, en donde se proyecta el montaje de una exposición permanente sobre el poncho, textil que forma parte de su patrimonio.
Entendemos la noción de patrimonio como un repertorio de bienes con determinados sentidos histórica y/o contemporáneamente atribuidos, ligados a procesos de constitución identitaria, pero que producen diferentes y nuevos efectos de significación en los diversos ámbitos y sectores sociales que los actualizan (Cousillas,2000), generando en ese movimiento, una configuración y/o reconfiguración de identidades sociales.
Este enfoque implica la tarea de exhibir y preservar ya no a los objetos aislados lo cual supondría adjudicarles un sentido fijo sino, precisamente, registrar los procesos de construcción de esa significación contemplando las diferentes semiosis intervinientes y sus correspondientes análisis.
Nuestra perspectiva de trabajo se sustenta asimismo, en la idea de que no existen conceptos sustanciales ni innatos sino históricos en cuanto provienen de su uso en diferentes contextos (cotidianos, científicos, poéticos) que han sido previamente construidos mediante otras contextualizaciones también históricas en relación con cualquier otra nueva contemporaneidad (Magariños de Morentin, 2001).
Es fundamental advertir que, cualquier objeto una vez exhibido en un museo, deja de ser un objeto cultural con una significación ya adquirida previamente a partir de los múltiples discursos que lo han construido. Es decir, pasa de ser un mero objeto semiótico a adquirir otra significación, precisamente por el hecho de estar exhibido (por ejemplo, un poncho que simplemente se usa como prenda de vestir pero del cual no se dice nada porque ya se ha dicho mucho y el poncho exhibido como representación de una ideología, una moda, un campo social, como el campo artesanal, etc..)
En el caso del poncho en el Museo Hernández, hay que tener presente que no es la primera vez que va a exhibirse, de manera que ya ha sido representado e interpretado por el mismo Museo en otro momento histórico, así como lo fue y lo sigue siendo, por otras instituciones (la escuela, otros museos) y por otros discursos sociales como el académico (el folklore), el literario, el artístico (la pintura, el cine), el mediático (la historieta). Todo ello ha generado preconceptos y estereotipos fijando ciertos sentidos que muchas veces los visitantes actualizan en su contacto con la propuesta del museo. Es interesante ante la pregunta que efectuamos a un entrevistado, ¿qué significa un poncho para usted?, la respuesta que nos dio:"...es lo que siempre nos dijeron, que abrigó al criollo o al gaucho"..
De modo que nos encontramos con una serie de construcciones significativas respecto de las cuales, los curadores, deben tomar la decisión de reproducir, de obviar o de transformar, en función del mensaje a comunicar, teniendo en cuenta las modalidades interpretativas, estéticas, valorativas que circulan en la comunidad hoy día.
Este planteo es el que nos conduce a afirmar como instancia previa a la creación de un guión expositivo, la necesidad de identificar los procesos cognitivos y simbólicos de los sujetos sociales por ejemplo, a través de encuestas y entrevistas. Porque, ¿qué es un poncho? En verdad, yo podría decir que no sé bien qué es, pero que sí sé, que puedo buscar cuál es su significado en la comunidad. El poncho, como cualquier otro objeto no tiene un a priori semántico, su significado es producto de una construcción social. Precisamente, analizando un conjunto de encuestas realizadas a la gente, advertimos que el poncho aparece dicho de múltiples maneras, algunos hacen hincapié en su forma, en su calidad de artesanía, en su uso, otros en ciertos valores con los que lo asocian.
Veamos algunos ejemplos:
En su aspecto formal, el poncho es descripto como "un pedazo de tela con un tajo en el medio por el que se pasa la cabeza, con o sin flecos, y que tiene muchos detalles bordados, paisajes, dibujos geométricos"
En cuanto objeto artesanal nos dicen, que el poncho "es una manta que hace un artesano a mano, en telares horizontales o verticales", o que es "una trama hecha a mano que le lleva mucho tiempo hacer a una artesana".
Para otros, el poncho es meramente una prenda de vestir que sirve a diferentes usos:
"Para cubrirse del frío"; "protegerese de la lluvia cuando uno va de campamento"; "para andar a caballo en el campo"; "como frazada para dormir"; "para ponerse encima de toda la ropa como abrigo".
También se hace referencia al poncho en su aspecto valorativo, cuando nos hablan de que el poncho "representa a los gauchos; significa tradición, campo y caballo"; "es la indumentaria que representa a los indígenas"; "significa el contacto con los antepasados"; "representa a la cultura de nuestro país"; " rescata lo tradicional" o bien, cuando se afirma que el poncho "representa abrigo".
Nos encontramos pues, con un universo de significados que el curador debe considerar para diseñar su propia propuesta. Pero, cómo debería proceder para producir un efecto determinado en los interpretantes? Qué aspectos del objeto debería considerar? Qué relaciones cognitivas debería recuperar y proponer?
No tengo una clara solución para estos interrogantes pero puedo ofrecer, de modo tentativo y experimental, un punto de partida para pensar estas cuestiones. Y este punto de partida se centra en la semiótica indicial como posibilidad analítica que suponemos nos permite no sólo identificar y evaluar los significados vigentes respecto de un objeto (exhibido o no ), sino diseñar la eficacia que intentamos lograr con la exhibición a fin de que quien acuda al museo le de una interpretación u otra de las muchas posibles. E incluso, poder romper ciertos estereotipos y sentidos adquiridos social e históricamente.
Les propongo entonces tomar el poncho en el museo, como un signo indicial, es decir como un objeto o un comportamiento que produce un significado. El poncho habla de sí mismo en su carácter artesanal, valorativo y de los usos y costumbres que se vinculan con él. Esta perspectiva nos permite recuperar ciertas operaciones cognitivas que configuran ese significado.
Es así que podemos observar que la percepción del poncho (en cuanto representación de su objeto o fundamento), puede conectar de manera dinámica al interpretante con algo diferente al propio signo, pero al que este signo identifica y actualiza inequívocamente. Se trata aquí, de una representación indicativa que puede adquirir el carácter de señal (si anticipa ese algo diferente), indicio (si lo recupera) o síntoma (si se dan simultáneamente).
Veamos algunos ejemplos tomados del discurso de los encuestados y que acompañamos de las imágenes correspondientes (ver Apéndice)*:
El poncho como Señal:
"Uno puede usar poncho para protegerese de la lluvia cuando va de campamento", comenta un entrevistado.
Vemos en la imagen un poncho que forma parte de un equipaje de campamento y a un joven (en el campamento) usando poncho porque llueve.
El poncho como parte del equipaje para el campamento anticipa su uso para protegerse de la lluvia.
El poncho aparece entonces, como señal de uso
El poncho como Indicio:
El poncho puede aparecer recuperando una actividad previa a la del objeto terminado, la de los artesanos que lo han elaborado.
Vemos en la imagen dos momentos en la fabricación del poncho (ver foto).
Un informante alude al aspecto de indico del poncho cuando nos dice:
"Una tejedora experimentada pudo haber tardado más de un mes en terminar un poncho, tiene que hilar, hacer la trama..."
El poncho como Síntoma:
"Cuando veo el poncho veo el norte argentino", afirma otro encuestado (ver foto )
Aquí quien percibe el poncho reconstruye simultáneamente, un espacio geográfico como el adecuado al mismo (el poncho lo conecta directamente con el norte argentino, si hay un poncho hay un norte argentino).
Pero además de su capacidad indicativa, la percepción del poncho puede adquirir la capacidad designativa, es decir, proporcionar un sustituto al interpretante. Y esto lo puede hacera través de un objeto único (cuando se representa a sí mismo), un prototipo (cuando representa a los demás de su propio conjunto) o una réplica (cuando actualiza una posibilidad emergente de un sistema virtual). Vayamos a algunos ejemplos:
El poncho como objeto único:
En el museo, los objetos presentes nos conducen a una ausencia, a otro objeto y/o a otro espacio y/o a otro tiempo en el cual, ese objeto, siendo el mismo, ya no es el que está en la vitrina. Es el caso del poncho atribuido al cacique mapuche Cayupán del SXIX, (ver foto). Si bien el objeto exhibido es el mismo que él usó, se puede afirmar aunque parezca una contradicción, que no lo es. Y decimos esto porque el mismo objeto no tiene una misma identidad en cuanto percibido y en cuanto usado. Actualmente se lo puede interpretar como objeto de museo e imaginar cómo se lo habrá usado. Pero las posibilidades de interpretación del poncho de Cayupán actual, esto es, su Mundo Semiótico Posible no son las mismas que las del poncho que vestía el cacique en su momento. Se trata de un universo de significados distintos. Ello le otorga el valor de ser su propia representación (Magariños de Morentin,1996; 2001:9)
El poncho como prototipo:
En este caso, un poncho puede aparecer como representación de todo el conjunto de ponchos. Vemos en la imagen el dibujo del poncho (ver foto) O bien, representando a los de su serie (por la técnica de tejido y tintura, de diseño, de colores). Es el caso de la exhibición de un poncho "pampa".
El poncho como réplica:
El poncho como réplica, concreta una instancia de un sistema (es un elemento de un sistema). Por ejemplo, el poncho tiene un lugar en el sistema de vestuario del hombre de campo (junto con la rastra, la faja, las espuelas), o en el de la moda femenina actual (ver foto)
Asimismo, el poncho concreta un lugar en el sistema de representación "oficial" de la argentinidad, junto con las imágenes del Obelisco, Carlos Gardel, el gaucho, el campo. (Ver foto) O incluso, concreta un lugar en el sistema del espectáculo, el que se vincula con la representación de lo nacional yó regional (a través de su adopción en la vestimenta de cantantes folklóricos, su aparición en una película argentina, etc.) (ver foto)
Ahora bien, cada una de las relaciones del Indice en su capacidad indicativa (indico, señal y síntoma) o en su capacidad designativa (objeto único, prototipo, réplica) pueden producir en la mente del interpretante Iconos, Índices o Símbolos.
Veamos un solo ejemplo. Tomemos el poncho como Síntoma, es decir, produciendo simultáneamente a su percepción, Icónos, Indices y Simbolos:
El poncho como síntoma icónico:
Por ejemplo, un empleado con poncho sentado frente a su computadora (ver foto)
Aquí el uso del poncho provoca en la mente del receptor en el momento mismo en que lo ve, el efecto de un absurdo, que, desde lo icónico le lleva a pensar que el hombre está disfrazado. O sea, que no es ése el ámbito adecuado para el poncho.
El poncho como síntoma indicial :
Si vemos a una persona con un poncho grueso en un paisaje de nieve, nos lleva a pensar de manera inmediata que está abrigando a la persona, que la persona no siente frío. Si en cambio, viéramos a una persona con poncho de verano, en esa misma situación, nos llevaría a pensar que está pasando frío (ver foto)
El poncho en este caso, es un síntoma indicial de un acontecer asociado a la situación climática
El poncho como síntoma simbólico:
En este caso, el poncho puede actualizar en la mente del interpretante una determinada ideología. Por ejemplo, si vemos a un político con poncho en un acto de campaña, nos lleva a interpretarlo como un gesto de populismo. O si vemos la imagen de un hombre de la alta sociedad argentina con poncho y ataviado como un gaucho, nos actualiza la ideología tradicionalista o criollista, como puede suceder al percibir la imagen de un miembro de la familia Martínez de Hoz (ver foto)
Decíamos entonces, que el conocimiento de los Indices ayuda al curador en el diseño de una exposición. Por ejemplo, veamos qué tipo de propuestas tendría que ofrecer si quiere enfatizar uno u otro aspecto del universo interpretativo del poncho.
Por ejemplo, si quiere enfatizar lo ICONICO en la mente del visitante, puede ofrecer un repertorio de formas posibles (ver foto)
Si quiere enfatizar lo INDICIAL y que el el visitante perciba lo artesanal del poncho, puede mostrar a una artesana tejiendo con su telar, o bien el dibujo de la trama y la trama misma (ver foto)
Finalmente, si quiere enfatizar lo SIMBÓLICO, puede ofrecer el poncho relacionado con determinadas culturas (por ej. culturas indígenas, como muestra de una identidad cultural) o como muestra de una identidad nacional (ver foto) En las imágenes que vemos de ponchos con símbolos patrios (escudo nacional, franjas celestes y blancas), se refuerza lo simbólico desde lo icónico, ya que se duplica la eficacia simbólica del poncho, que se asocia ya a lo argentino.
Por supuesto que la combinación de todas las variantes enriquece una exhibición, aunque puede ocurrir que se quiera dar mayor fuerza a un determinado aspecto. De cualquier manera, es claro que aquello que se muestre tiene que ser también coherente con lo que la gente sabe y dice sobre el objeto exhibido, por eso el análisis de encuestas y entrevistas que se realizan previamente.
Frente a este universo interpretativo, el curador puede adoptar la decisión de duplicar los conceptos vigentes o bien proponer algo distinto, sugerir una lectura diferente, complementaria quizás, pero sobre todo, enriquecedora de la que se sustenta. Aquí aparece el curador como un creativo, alguien que tomando un saber establecido, lo transforma y lo devuelve pero conociendo los hábitos interpretativos del visitante. De ese modo le puede acercar su propuesta y tender a que la acepte con mayor naturalidad. Si no contamos con esta base del espectador es muy difícil lograrlo.
Recordemos que el visitante contrasta lo que ve con aquéllo que trae, en función de lo cual va a interpretar . Ahora, si el curador se convierte en creador y en tal sentido, prescinde de lo vigente y rompe con ciertos códigos, corre el riesgo de que el público no lo entienda. El tema es hasta qué punto el curador puede ser creador o bien desarrollar su creatividad entendiendo que lo que se busca es un acto de comunicación que requiere una respuesta del visitante. Aún así, un curador puede procurar no ser un mero reproductor de sentidos sino querer producir con la exhibición un nuevo efecto de significado, corriendo el riesgo también de ser rechazado.
En el caso concreto del Museo Hernández a través de la exhibición del poncho, se plantea sin descuidar el aspecto icónico, enfatizar su aspecto indicial y simbólico con la finalidad de dar cuenta ya no del poncho en sí mismo sino del artesano del poncho en la complejidad del campo artesanal, en una doble dimensión:
Consideraciones finales
Qué nos permite un abordaje basado en la semiótica indicial?
Nos da las herramientas para intervenir productivamente en la proyección de una muestra museográfica.
Nos permite identificar, organizar y trabajar a partir de significados que circulan en una comunidad en relación con el objeto que se proyecta exhibir.
Mientras se está construyendo el guión conceptual y museográfico, el esquema del signo indicial nos permite identificar con mayor claridad y haciéndolas explícitas, las diversas opciones para producir un determinado efecto en la mente del visitante conforme a la eficacia comunicativa que se busca lograr. Por ejemplo, queremos que se vea el poncho en su aspecto formal? Tratamos más bien, de producir Indices? Dejamos de lado o incluimos los valores? Estamos, como se advierte, en el aspecto ideológico del curador que, como decíamos antes, hace su propuesta política conforme a lo que pretende que el visitante interprete.
Este abordaje pensado en relación con el espacio museográfico abre la posibilidad al curador de proponer y generar un modo distinto de percibir y vivenciar una exhibición así como de desarrollar su propia creatividad.
Bibliografía citada
Magariños de Morentin, J.A (1996) Los fundamentos lógicos de la Semiótica y su práctica. Edicial. Buenos Aires. Argentina
Magariños de Morentin, J.A. (2001) Hacia una Semiótica Indiicial Acerca de la interpretación de los objetos y los objetos. Available: http://www.magarinos.com.ar/Semiotica-Indicial.htm#indice
Bialogorski, Mirta y Ana M.Cousillas (2000), "Gestión cultural y estudios de Público en el Museo José Hernández". Cuadernos de Antropología Social 12. Pp.195-205. Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, Argentina.
Corcuela, Ruth (1999= Ponchos de las Tierras del Plata. Fondo nacional de las Artes. Verstraeten Editores.
Cousillas, Ana M. (2000) "Los museos y sus funciones: conservar, investigar y comunicar". Nuevas Perspectivas del Patrimonio Histórico Cultural 1. Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires.
Mordo, Carlos (2001) La herencia olvidada. Arte indígena de la Argentina. Fondo Nacional de las Artes, Buenos Aires.
Prats, Llorenç (1997) Antropología y Patrimonio, Barcelona, Ariel
El poncho, Arte y Tradición (2001) Vega&Eguiguren. Buenso Aires. Argentina