Odio la infidelidad. Él prefiere a otras, aunque yo ya esté aguada y vieja, soy leal a él. Ninguna le podrá dar tanta presencia y formalidad, como yo se la doy. Todas las demás con las que sale, son sucias y son unas cualquiera.

Durante el día, me hace suya, y en la noche me tira. Al día siguiente me deja, me bota. Puedo permanecer días sin que él me voltee a ver, casi me ignora. Él sale con muchas otras, las lleva a las reuniones, a las fiestas y yo, en casa, esperándolo. Y lo peor es que mucha gente le dice que las otras están más bonitas que yo.

Sé que le gusto, pero él es un hombre que no puede salir con una sola. Siempre tiene la tentación de salir a la calle y buscar la que más le guste. Pero finalmente terminarán como yo. O como las que habían acabado antes.

Un día, fue por mí a la casa, se vistió, se puso muy guapo y salimos. Yo estaba muy, muy feliz. Era excitante sentir su pecho mientras conducía y la brisa del aire que me golpeaba en su convertible. Hasta que la terrible realidad llegó. ¡Había ido por otras! ¡Y el muy cínico me llevaba a mí! No lo pude resistir.

Pero ese día ya pasó, y algunas de ellas todavía están por ahí, rondándole. ¿Acaso mis celos nunca se acabarán? ¿Qué tienen ellas que no tenga yo?

Hace un rato, cuando él llegó de trabajar, únicamente esperaba ver que nueva sorpresita me traía hoy. Yo mientras tanto, esperaba impaciente en la habitación.

- Y tú, ¿sigues aquí?- preguntó.- Yo, me inmuté, sólo lo observaba, sentía sus movimientos.
- Te hice una pregunta- gruñó.-

Me tomó de una manga y me aventó a un rincón.

- Ahí estarás mejor-
Sin movimiento, me postré allí. Esperando a ver qué más hacía.

No hizo nada más, se durmió.

Solo.

Ese día lloré a mis adentros, no sé por qué la mayoría de los seres humanos no pueden vivir con una sola camisa. Siempre buscan más, y cuando las encuentran, desprecian a las anteriores, como él me despreció a mí.


Jueves, 09 de marzo de 2000 8:41:31 p.m.

Moreno.