Breve comentario para la sala de prensa vaticana a la carta del santo padre sobre el Camino neocatecumenal
Qué es el Camino neocatecumenal?
En la antigua Iglesia, en medio del paganismo, cuando un hombre quería hacerse cristiano, debía hacer un itinerario de formación al cristianismo que se llamaba "catecumenado", derivado de la palabra catecheo que significa "hago resonar" y, en pasiva, "escuchado".
El proceso actual de secularización ha llevado a mucha gente a abandonar la fe y la Iglesia. Por eso es necesario abrir de nuevo un itinerario de formación al cristianismo. El Camio neocatecumenal no pretende formar un movimiento en sí mismo, sino que trata de ayudar a las parroquias a abrir un camino de iniciación cristiana hacia el bautismo para descubrir lo que significa ser cristiano. Es un instrumento al servicio de los obispos dentro de las parroquias, para volver a traer la fe a tanta gente que la ha abandonado. Hoy, en Occidente, muchas diócesis están tratando de hacer un catecismo para adultos. El Neocatecumenado es una síntesis teológico catequética, un catecismo, un catecumenado para adultos, un itinerario de formación cristiana para el hombre contemporáneo.
En la Iglesia primitiva el catecumenado estaba formado por una síntesis entre Palabra (Kerigma), liturgia y moral. La antigua Iglesia tenía sobre todo el kerigma, esto es: un "anuncio de la salvación". Este anuncio del evangelio era hecho por los apóstoles itinerantes como Pablo y Silas y provocaba en los que lo oían un cambio moral. Cambiaban de vida, ayudados por el Espíritu Santo que acompañaba a los apóstoles. Este cambio moral era sellado y ayudado por medio de los sacramentos. El bautismo, concretamente, se daba por etapas. De esta manera la catequesis primitiva era una "gestación" a la vida divina.
Cuando en los siglos siguientes desaparece el catecumenado, esta síntesis (kerigma - cambio de vida - liturgia) se pierde. El kerigma, como llamada a la fe que implica una decisión moral ya no existe, se transforma en "doctrina escolar". La moral se convierte en algo de "fuero interno", es decir, en cosa privada. La liturgia es la misma para todos.
El Camino neocatecumenal recupera de nuevo esta "gestación", esta síntesis entre kerigma, cambio de vida y liturgia.
Por qué se llama neocatecumenado?
Porque el Camino neocatecumenal se propone fundamentalmente a gente ya bautizada pero que no tiene suficiente formación cristiana. Incluso la Catechesi tradendae afirma que la situación de muchos cristianos en las parroquias es de "casi catecúmenos". La gran novedad de esta Carta del santo padre es que reconoce en el neocatecumenado una iniciación cristiana para los adultos de tipo catecumenal y ofrece, de este modo, a la diócesis un instrumento concreto de evangelización sin transformarlo en una orden religiosa, en una asociación particular o un movimiento. Muchas veces, en la historia de la Iglesia, los santos han tratado de hacer revivir el espíritu del evangelio en el pueblo de dios, sin tener que circunscribirlo, por fuerza, a una orden religiosa. Los tiempos no estaban maduros. Hoy, después del concilio Vaticano II, la situación contemporánea de ateísmo y secularización coloca a la Iglesia en una posición en la cual es imprescindible el restablecimiento del catecumenado.
El Papa con esta Carta avala veinticinco años de experiencia iniciada en uno de los suburbios más pobres de Madrid, extendida hoy a seiscientas diócesis, tres mil parroquias, ochenta y siete naciones, con un total de diez mil comunidades, reconociendo los frutos de conversión personal y el impulso misionero. La renovación que se ha realizado en las parroquias gracias al neocatecumenado, ha provocado, de hecho, un sorprendente impulso misionero que ha hecho que muchísimos catequistas y familias enteras estén dispuestos a partir a cualquier parte donde sea necesario evangelizar.
Otro fruto importante para la Iglesia local es el florecimiento de numerosísimas vocaciones (solamente en la primera mitad de 1990 más de mil quinientos jóvenes, procedentes de las comunidades neocatecumenales, han sentido la llamada al presbiterado) y ha dado lugar al nacimiento de seminarios diocesanos misioneros que puedan venir en ayuda, en este momento de carencia de vocaciones, de muchas diócesis que se encuentran en dificultad. La novedad de estos seminarios es la de juntar una iniciación cristiana seria, el neocatecumenado, con la formación de presbíteros. De este modo, en poquísimo tiempo, muchos obispos se han decidido a abrir estos seminarios en su diócesis: en Roma, Madrid, Varsovia, Medellín, Bangalore, Callao (Lima), Newark (Nueva York), Takamatsu (Japón) y tantos otros países donde se están preparando.
Con esta Carta, el santo padre, después de haber constatado los frutos en todo el mundo, reconoce formalmente el Camino neocatecumenal como un "itinerario de formación católica válido para la sociedad y los tiempos modernos" y desea que todos los obispos, junto con sus presbíteros, ayuden y valoren este Camino en sus diócesis.
Kiko Argüello
Roma, 24 de setiembre de 1990
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