Ba midbar
(En el desierto)
"Tú serás mi prometida por la fe"
Parashá: Nm 1,1 - 4,20
Haftará: Os 2,1 - 2,22
La parashá Ba midbar trata de cuestiones administrativas, demográficas y estadísticas relativas a la administración y a la gestión de las diferentes estructuras y tribus que componen la nación, así como a la organización de los campamentos. Vuelve sobre las reglas de organización propias de la tribu de Leví, la división de esta tribu en diferentes familias, la repartición de las funciones en el Santuario y las tareas del culto que incumben a estas diferentes familias. Al final se menciona el censo de las 600.000 personas. Se trata, si no me equivoco, del primer censo conocido de la historia.
Todas estas cuestiones se refieren al periodo en el que Israel vivía en el desierto y a las formas de organización ligadas a su marcha a través de la tierra de Canaán. Pero este texto se complementa con un haftará, un texto extraordinario y maravilloso.
Esta haftará sacada del capítulo 2 de Oseas se ha relacionado a la parashá ba midbar por una razón en apariencia puramente formal. Ya he dicho que la parashá comprendía un censo de la población. Mientras que el capítulo de Oseas empieza por las palabras: "Y el número de los hijos de Israel será como los granos de la arena del mar" - grandiosa promesa para el futuro.
Pero en lo esencial, el texto de Oseas trata de la cuestión de la Alianza entre Dios y el pueblo de Israel, o sería mucho mejor decir la alianza entre el pueblo de Israel y su Dios. La parashá Bamidbar no trata para nada acerca de este problema, del que se ha discuto largamente en la parashá anterior. También mi comentario de esta haftará completará y precisará lo que ya he dicho anteriormente sobre la parasha Bejukotai. Esto reafirma la gran y terrible advertencia, amenazando con la destrucción y el exilio, pero se termina con las sublimes palabras que desde generaciones ha sostenido la fe judía: "Yo me acordaré de mi alianza con Jacob, así como de la de Isaac, y también de mi Alianza con Abraham, y también de la tierra de Israel...antes me acordaré de ellos por el pacto antiguo, cuando los saqué de Egipto a los ojos de las naciones, para ser su Dios. Yo el Eterno." (Lv 26,42 - 45).
Ya hemos dicho antes que el texto no dice nada acerca de lo que sucederá o se producirá objetivamente. Lo que se anuncia es un grandioso y poderoso mensaje: la Alianza entre Dios y su pueblo, y entre Israel y su Dios, existe y es perpetua delante del Eterno. Pero esta Alianza es bilateral, recíproca. Para que las promesas de esta Alianza pasen del estado potencial a la realización, el segundo actor, nosotros mismo en el caso, debe cumplir una condición.
Todo el capítulo 2 de Oseas, bajo una forma sensible y muy emotiva, trata de esta alianza. Compara la relación entre Dios y el pueblo de Israel a la de un hombre y una mujer, a la alianza de un casamiento. Lo describe en unos término y un estilo que nos recuerdan al Cantar de los Cantares, alegoría también en nuestra tradición, de la relación entre Dios y el pueblo judío. Este texto habla de la violación del pacto por parte del pueblo de Israel. Pues describe, de una forma muy emotiva, la restauración en el futuro de este pacto. La haftará se termina con dos versículos sublimes "Y te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia. Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás al Eterno." (Os 2,21-22)
"Y te desposaré". Los esponsales se desarrollan entre Dios y el pueblo de Israel. Son el resultado del derecho y de la justicia, de la ternura y de la misericordia, que son atributos de la divinidad (no trataremos aquí la gran cuestión del significado de los atributos divinos.)
"Te desposaré conmigo en fidelidad." el término Emuná, traducido aquí por "fidelidad" no ha tenido nunca en la Biblia el significado que tiene en el hebreo actual, significado parecido al latín fides, o al inglés faith y al alemán Glaube. La emuná de la que habla la Biblia significa fidelidad. "Te esposaré en emuná" como la fidelidad que se deben el novio y su prometida.
Pero se siguen tres palabras cruciales. "Y tu conocerás al Eterno". Derecho, justicia, benignidad, misericordia y la fe en el sentido de fidelidad, se refieren a Dios y son eternas. No dependen ni de las circunstancias ni del comportamiento de los hombres. Pero para que los esponsorios se cumplan es necesario que se cumpla la condición: "Y conocerás al Eterno." El reconocimiento del Eterno representa la única condición para la restauración de la Alianza, y sin él, la Alianza permanece en su estado virtual sin convertirse en efectiva.
Esto nos recuerda las palabras del profeta que vivió 150 años después de Oseas, las palabras de Jeremías: "Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy el Eterno, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice el Eterno. Nos encontramos delante de una analogía: Dios ejerce la bondad, el derecho y la justicia [y en Oseas: "Te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia"], pero con esta condición "en entenderme y conocerme, que yo soy el Eterno, que hago misericordia, juicio y justicia."
El Eterno se conduce con bondad, derecho y justicia, que el hombre será o no consciente de ello, pero estas manifestaciones toman su significado en la realidad mientras que el hombre conoce y comprende a Dios. Entonces: "Te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia. Te esposaré en fidelidad", con la condición de "que conozcas al Eterno." La alianza entre Israel y su Dios, para que se concretice en la realidad, depende del pueblo judío.
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