Nasó

 

Parashá: Nm 4,21 - 7,89

Haftará: Juec 13,2 - 13,2

 

Dedicaremos el tiempo que tenemos a hablar de la parashá Nasó - la más larga del Pentateuco y que trata de numerosas cuestiones - a discutir sobre un único versículo, o más bien, dos palabras de ese versículo. En efecto, de la forma de comprender estas palabras y el versículo en las que se encuentran, depende la forma de entender y pensar los problemas de la fe en la revelación divina, la naturaleza de esta revelación y la palabra dirigida por Dios al hombre.

Al final del largo episodio de la consagración del santuario con la función que debe tener: servir de tienda de reunión, es decir de lugar en el que Moisés establece una relación con la Presencia divina (shejiná) para recibir la Torá, escuchar la palabra divina y transmitirla a Israel, el última versículo de este largo capítulo dice: Cuando entraba Moisés en el tabernáculo de reunión, para hablar con Dios, oía la voz que le hablaba de encima del propiciatorio que estaba sobre el arca del testimonio de entre los dos querubines; y hablaba con él. (Nm 7,89)

El discurso divino, la manera por la cual Dios se dirige al hombre o a un profeta, se encuentra formulada en este versículo bajo dos formas gramaticales distintas. Por una parte, la que se encuentra al final, va yedaver, forma que consideramos la más común (la expresión : Y Dios habló [va yedaver] a Moisés" se encuentra docenas de veces en la Torá, lo mismo que "La palabra de Dios fue dirigida" a tal persona en los libros de los Profetas.) Sin embargo, nuestro versículo menciona la fórmula "oía la voz que le hablaba. [middaver]" Sin la vocalización que conocemos por la Masora, al tener el texto consonántico, tal cual está escrito en el rollo de la Torá, habríamos leído de forma automática "oía la voz que le hablaba [medaver]." Aquí no se trata de la forma intensiva (piel) del verbo 'hablar' sino de la forma reflexiva (hitpael) middaver, que designa una acción que recae en la persona que hace la acción.

¿Qué significa esta forma middaver? (notemos que esta forma solo se volverá a encontrar otra vez en la Biblia, en la visión del carro celeste de Ezequiel.) Al margen de este versículo encontramos la nota de Rashi: "Middaber es el equivalente a mitdaver . Es por respeto a Dios que uno dice aquí que El se hablaba a sí mismo, y Moisés oía en su interior." En otras palabras, el primer elav (a él) del versículo " la voz que le hablaba" designa el locutor, es decir Dios. Moisés, mientras Dios hablaba consigo mismo y él, Moisés entiende él mismo. No se trata de un fenómeno acústico por el cual Moisés percibía un sonido, sino un proceso que se desarrolla en la conciencia de Moisés el cual, según la expresión audaz de Rashi, oye a Dios que habla consigo mismo y llega a la comprensión de lo que está sucediendo en la divinidad. Se trata del significado y la intención de Dios y oye estas cosas en su interior.

La interpretación de Rashi es sorprendente. Rashi vivió dos generaciones antes que Maimónides. Pero en estas palabras encontramos enunciada la concepción de Maimónides de la profecía. Muy claramente y con una gran profundidad conceptual, Maimónides presenta la profecía como un fenómeno que se desarrolla en la conciencia del hombre que ha llegado al grado supremo del conocimiento de Dios. Esta concepción de la profecía no nos sorprende por parte de Maimónides, ya que es coherente con todo su sistema teológico. Pero Rashi, considerado como un autor naif y muy alejado de la corriente de pensamiento filosófico, enuncia la misma idea. Uno llega a pensar que esta concepción revela muy bien los fundamentos de la fe y no proviene de la introducción de ideas filosóficas extranjeras en el universo del judaísmo.

La palabra de Dios al hombre significa que el hombre conoce a Dios.

Se puede plantear la siguiente pregunta interesante: ¿Cómo ha llegado Rashi a esta concepción? No se encuentra en ninguna fuente anterior, ni el textos legislativos (halajá) ni en los textos homiléticos (hagadá y midrash). Más sorprendente es que las traducciones de los targumes, el de Onquelos y Jonatán, no notan esta diferencia y traducen con la misma forma aramea las dos formas hebreas (middaver y yedaver). La traducción griega de los Setenta, anterior a los targumes, también utiliza la misma forma verbal griega para las dos formas verbales.

Cuatrocientos años después de Rashi, un comentarista clásico del Pentateuco, R. Ovadia Sforno (1470 -1550) retoma el comentario de Rashi y lo profundiza en el mundo filosófico. De esta forma se expresa Sforno: "El habla a sí mismo" [estas son las palabras de Rashi] ya que Dios ha hecho todas las cosas para sí mismo (Pr 16,4) y conociéndose a Sí mismo, El conoce y hace el bien a los otros, y la acción se manifiesta al tocado por Dios en los límites de sus aptitudes. De esta forma Rashi explica el sentido de cada una de las situaciones en las aparece en la Torá la palabra "hablar" cuando está escrito: 'Dios habló."

Entre las traducciones no judías de la Biblia, hay una, la de Lutero, que comprende estas palabras exactamente de la misma forma que muchos otros comentaristas judíos. Lutero, sin equivocación posible (en alemán no hay duda alguna en la comprensión de las palabras utilizadas) traduce middaver elav por redend zu zich (se hablaba a sí mismo), y yedaver elav por Er redet zu ihm (El le hablaba). Se plantea, luego, la cuestión: ¿Cómo llegó a leer de esta forma estas palabras? ¿Conocía de forma directa o indirecta a Rashi?

Para concluir, esta fórmula de la Torá, "La voz hablaba a él mismo" tal como Rashi- y Sforno después de él- interpreta, nos enseña un principio esencial de la fe cuando se trata de comprender qué significa la palabra de Dios dirigida al hombre.

 

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