Balak

(Balak)

"Dios no es un hombre para equivocarse"

 

Parashá Nm 22,2 - 25,9

Haftará Mi 5,6 - 6,8

 

La parashá Balak, que nos cuenta la historia de Balam, es una de las más sorprendentes de la Torá. El tema y el personaje central, Balaam, son totalmente incomprensibles. ¿Quién era ese hombre cuyas maldiciones se consideraban tan peligrosas para aquellos a los que maldecía, y cuyas palabras se transforman finalmente en bendiciones, y predijo la grandeza de Israel al final de los tiempos? ¿Quién era él, ese hombre que hizo cometer a Israel una maldición enorme para finalmente y a causa de ella, será muerto por el mismo Israel?

Señalemos que en ningún momento la Biblia designa a Balaam como un profeta. En todos los pasajes en el que lo encontramos se le define -por dos veces- como "Balaam el mago". Mago es un estatuto proscrito y fuertemente criticado por la Torá. Mientras que este mismo hombre conoce el privilegio de la revelación divina, y es testimonio de las visiones de Dios.

Los rabinos de la antigüedad se han extrañado, y esta extrañeza se ha prolongado hasta hoy en día entre aquellos que estudian y reflexionan sobre la Torá. La causa de esta perplejidad la encontramos en una afirmación de nuestros sabios, que nos parece realmente estupenda. Acerca del último versículo del Pentateuco Y nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés (Dt 34,10), uno de los maestros del Talmud declara: "Nunca se ha levantado en Israel, pero se ha levantado entre los otros pueblos. ¿Quién fue? Balaam, hijo de Beor."

No se puede concebir que el autor de este juicio coloque en el mismo nivel a Balaam y Moisés. Como ya han notado numerosos exegetas de la Biblia, este juicio debe ser entendido así: Existía entre los otros pueblos del mundo alguien que ocupaba una función comparable a la de Moisés para con Israel. Moisés fue el legislador de Israel y las otras naciones conocieron otro legislador. Al decir esto se establece una comparación entre los niveles de los dos legisladores.

Pero nos vemos ahora ante una nueva pregunta: ¿Balaam fue realmente el legislador de las otras naciones del mundo, de la misma manera que Moisés fue el legislador de Israel? No se encuentra en la Biblia ninguna alusión en este sentido. Era un mago y las otras naciones creían en la fuerza de su magia. Entonces ¿dónde aparece que cumplía la función de legislador, es decir, que funda una religión como lo hizo Moisés? Nos viene a la cabeza otro hombre, perteneciente ciertamente al pueblo judío, pero que efectivamente cumplió la misma función para los otros pueblos que la Moisés para con Israel y que se convirtió -aunque él no fuera consciente- en el fundador de una nueva fe. Estamos pensando en Jesús.

Se puede encontrar muchas explicaciones en la literatura midrashica y talmúdica (con diferentes orientaciones) de esta extraña asociación entre la figura de Balaam y la de Jesús que vivió cinco mil años después de él. Balaam es presentado como un verdadero profeta de los no judíos, que habla en nombre del Dios de Israel y que pone en guardia contra Jesús, que aparecerá en el futuro. Esta es la posición del Midrash Tanjuma (con la condición, ciertamente, de consultar una versión no censurada). Considerando las palabras de Balaam en el momento en el que bendice a Israel: Dios no es un hombre para equivocarse. El midrash se expresa así: "Balaam preveyó [en este pasaje estaba llevado por una visión del futuro] el futuro en el que aparecerá un hombre, hijo de una mujer [clara referencia a la mitología cristiana] que se auto-proclamará Dios. De esta forma, Balaam eleva la voz para hacer escuchar a las naciones: "No os equivoquéis a causa de este hombre, porqué Dios no es un hombre (un hombre jamás puede ser Dios) y si pretende ser Dios, entonces miente." Tal es el significado del versículo: "Dios no es un hombre para equivocarse."

Después Balaam enuncia un nuevo versículo cuyo contenido explícito nos parece aún más oscuro: El profeta volvió a tomar la parábola y dijo: ¡Ay! ¿quién vivirá cuando hiciere Dios estas cosas? (Nm 24,23)

De nuevo, el midrash interpreta así este versículo: ¡Ay! ¿quien puede vivir en esta nación que sigue las palabras del hombre que se autodeificó? No se puede dudar que estas palabras se refieren a Jesús. Balaam aparece de nuevo como profeta, un verdadero profeta que se eleva de entre en medio de los no judíos para advertir del error y no sucumbir ante él.

Pero de entre otros casos, en otros textos de nuestros sabios, encontramos otra asociación diferente de los nombres de Balaam y de Jesús, nada en favor de Balaam esta vez, sino sobretodo para condenarlo. Esta asociación está dispuesta de tal forma que quizá es difícil de no percibir que el nombre de Balaam cubre simple y llanamente el de Jesús. Existe un midrash a propósito de Onkelos, ese converso al judaísmo del que conocemos bien su personalidad. Se cuenta que era de origen romano, de alta estirpe, que se acercó al pueblo judío hasta soñar la conversión y unirse al pueblo judío. Lo que hizo finalmente, como todos nosotros sabemos.

Pero cuando empezó a soñar con la conversión, recurrió a la nigromancia para consultar a tres personas difuntas, y les preguntó si valía la pena asociarse al pueblo judío y cómo debía considerarlos. Estas tres personas fueron: Tito, el destructor del Templo de Jerusalén, Balaam, hijo de Beor y Jesús de Nazaret. Los dos primeros, Tito y Balaam, los dos no judíos, blasfemaron contra el pueblo de Israel y desaconsejaron en gran manera a Onquelos que se uniera a ellos. Jesús hizo un elogio de Israel y le recomendó que se uniera a ellos. El midrash concluye así: "Considerad la diferencia que existe entre un judío pecador [referencia a Jesús] y los profetas de los no-judíos." Balaam, el profeta de los gentiles, blasfema contra Israel y busca suscitar el odio contra él. Y el judío, aunque apóstata, en su corazón y en su alma aun está próximo al pueblo judío.

Se pueden encontrar numerosos ejemplos de este tipo. Citaré otro midrash muy sorprendente. Nos habla de un min (se llamaba min a un miembro de las primeras sectas cristianas) que preguntó una vez un sabio de Israel: "¿Sabes o has leído u oído a qué edad murió Balaam?" (Referencia al mismo Balaam que será asesinado por Israel conducido por Pinhas). El sabio le respondió: Aunque no tenemos ninguna enseñanza tradicional sobre este punto, yo apunto a partir del versículo: Los hombres sanguinarios y engañadores no llegarán a la mitad de sus días (Sl 5,23) que no tenía más de 35 años, la mitad de la vida normal de un hombre." El min le contestó: "Has tenido vista porqué he encontrado escrito en el libro de Balaam que tenía treinta y tres años cuando Pinhas Lista lo mató."

¿Cuál es este libro de Balaam? La Torá no hace ninguna referencia a tal obra. Por otra parte, la referencia a los treinta y tres años es más clara y pertenece a la tradición cristiana para los que Jesús murió a los treinta y tres años.

Pero ¿qué significa esta extraña expresión de Pinjas Lista? Uno puede, evidentemente, entenderla al pie de la letra: ya que Pinjás mató a Balaam, por eso le designa como lista (asesino). Pero un erudito judío del siglo XIX que estudió las fuentes del judaísmo y su historia, Abraham Geiger (1810-1874), nos propone una interpretación sublime y muy convincente: La expresión Pinjas Lista no es otra cosa que una deformación, querida o no, de Poncio Pilato." Ahora las cosas están un poco más claras. El "libro de Balaam" designa el Evangelio en el que se menciona que Jesús tenía treinta y tres años cuando Poncio Pilato lo mató.

La alusión de la expresión "Los hombres sanguinarios y engañadores" debe ponerse en relación con los términos idénticos que se encuentran en el tratado de los padres a propósito de los "discípulos de Balaam, el impío."

Las numerosas relaciones y contradicciones entre Balaam y Jesús -Balaam enemigo de Jesús, Balaam amigo de Jesús o identificación completa de Balaam con Jesús- son extrañas, curiosas, pero particularmente interesantes.

 

Volver al índice de parashiot                Volver a la página principal de Jinuj