Febrero 2
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Febrero 2

 

NUESTRA TRANSFERENCIA

 El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, (Colosenses 1:13).

Quizá has oído la ilustración de dos perros. Alguna gente dice que tenemos dos naturalezas en nosotros que luchan por el control de nuestras vidas. Reclaman que nuestra vieja naturaleza de pecado, la cual heredamos de Adán, es como un gran perro negro. Nuestra nueva naturaleza, la cual Cristo nos ha dado al ser convertido por Él a través de su obra redentora, es como un gran perro blanco. Esos dos perros son acérrimos enemigos el uno del otro. Cuando tu te envuelves en pensamientos mundanos o conducta, estas alimentando al perro negro. Cuando tu mente y tus actividades se enfocan en las cosas espirituales, estas alimentando al perro blanco. Al perro que más tu alimentes eventualmente será mas fuerte y va a controlar al otro.

Esta ilustración dramática puede motivar al cristiano a una conducta santa, ¿pero estará motivando a los cristianos a la verdadera motivación? Desde que Dios “nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo” (Colosenses 1:13), ¿podemos estar en los dos reinos a la misma vez? Cuando Dios declara que “no estamos en la carne sino en el espíritu” (Romanos 8:9), ¿podemos estar en la carne y en el espíritu a la misma vez? Cuando Dios dice que “en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor” (Efesios 5:8), ¿podrás ser luz y tinieblas a la misma vez? Cuando Dios establece que “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. (2 Corintios 5:17), ¿podemos ser parcialmente viejas y a la misma vez ser parcialmente nueva criatura?

Seamos cuidadosos.  ¿Puede un cristiano pecar? ¡Por supuesto! “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.” (1 Juan 1:8). Pero tener pecado y estar en pecado son dos cosas muy diferentes. Cuando escogemos caminar en la carne vamos a pecar, pero, como en 1 Juan 2: nos recuerda, no tenemos que pecar: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis”.

Trataremos en los próximos devocionales explorando la base bíblica para esta verdad.

Es como una liberación saber hoy, Señor, que estoy en la luz, que soy una nueva criatura, y que mi nueva naturaleza está firmemente anclada en Tu obra de reconciliación.

 

Pastor Abraham Hidalgo

 

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