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Febrero 2 NUESTRA
TRANSFERENCIA
El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al
reino de su amado Hijo, Quizá has oído la ilustración de dos perros. Alguna gente dice que tenemos dos naturalezas en nosotros que luchan por
el control de nuestras vidas. Reclaman que nuestra vieja naturaleza de pecado,
la cual heredamos de Adán, es como un gran perro negro. Nuestra nueva
naturaleza, la cual Cristo nos ha dado al ser convertido por Él a través de su
obra redentora, es como un gran perro blanco. Esos dos perros son acérrimos
enemigos el uno del otro. Cuando tu te envuelves en pensamientos mundanos o
conducta, estas alimentando al perro negro. Cuando tu mente y tus actividades
se enfocan en las cosas espirituales, estas alimentando al perro blanco. Al
perro que más tu alimentes eventualmente será mas fuerte y va a controlar al
otro. Esta ilustración dramática puede motivar al cristiano a una conducta santa,
¿pero estará motivando a los cristianos a la verdadera motivación? Desde que
Dios “nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y
trasladado al reino de su amado Hijo” (Colosenses 1:13),
¿podemos estar en los dos reinos a la misma vez? Cuando Dios declara que “no
estamos en la carne sino en el espíritu” (Romanos 8:9), ¿podemos estar en la
carne y en el espíritu a la misma vez? Cuando Dios dice que “en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor” (Efesios 5:8), ¿podrás ser luz y tinieblas a la misma vez? Cuando Dios
establece que “De modo que si alguno está en Cristo, nueva
criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. (2 Corintios 5:17), ¿podemos ser parcialmente viejas y a la misma vez ser
parcialmente nueva criatura? Seamos
cuidadosos. ¿Puede un cristiano pecar? ¡Por supuesto! “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a
nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.” (1 Juan
1:8). Pero tener pecado y estar en pecado son dos cosas muy diferentes. Cuando
escogemos caminar en la carne vamos a pecar, pero, como en 1 Juan 2: nos
recuerda, no tenemos que pecar: “Hijitos míos, estas cosas os
escribo para que no pequéis”. Trataremos en los próximos devocionales explorando la base bíblica para
esta verdad. Es como una liberación saber hoy, Señor,
que estoy en la luz, que soy una nueva criatura, y que mi nueva naturaleza está
firmemente anclada en Tu obra de reconciliación. Pastor Abraham Hidalgo |