21. LA CONDUCTA
CRISTIANA
Se nos invita a ser gente
piadosa que piensa, siente y obra en armonía con los principios del cielo. Para
que el Espíritu vuelva a crear en nosotros el carácter de nuestro Señor,
participamos solamente de lo que produce pureza, salud y gozo cirstianos en
nuestra vida.
Esto significa que nuestras recreaciones y entretenimientos
estarán en armonía con las mas elevadas normas de gusto y belleza cirstianos.
Si
bien reconocemos diferencias culturales, nuestra vestimenta debiera ser
sencilla, modesta y pulcra como corresponde a aquellos cuya verdadera belleza no
consiste en el adorno exterior, sino en el inmarcesible ornamento de un espíritu
tranquilo y apacible.
Significa también que puesto que nuestros cuerpos son el
templo del Espiritu Santo, debemos cuidarlos inteligentemente. Junto con
practicar ejercicios adecuados, y descansar, debemos adoptar un régimen
alimentario lo mas saludable posible, y abstenernos de alimentos impuros
identificados como tales en las Escrituras.
Puesto que las bebidas alcoholicas,
el tabaco y el empleo irresponsable de drogas y narcóticos son dañinos para
nuestros cuerpos, también nos abstendremos de ellos.
En cambio, nos dedicaremos
a todo lo que ponga nuestros pensamientos y cuerpos en armonía con la disciplina
de Cristo, quien quiere que gocemos de salud, de alegría y de todo lo
bueno
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