20. LA
MAYORDOMIA
Somos mayordomos de Dios, a
quienes él ha confiado tiempo y oportunidades, capacidades y posesiones, y las
bendiciones de la tierra y sus recursos.
Somos responsables ante él por su
empleo adecuado. Reconocemos que Dios es dueño de todo mediante nuestro servicio
a él y a nuestros semejantes, y al devolver los diezmos y al dar ofrendas para
la proclamación de su Evangelio y para el sostén y desarrollo de su iglesia.
La
mayordomía es un privilegio que Dios nos ha concedido para que crezcamos en amor
y para que logremos la victoria sobre el egoismo y la codicia. El mayordomo fiel
se regocija por las bendiciones que reciben los demás como fruto de su
fidelidad.
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