Mediante la vida de Cristo, de perfecta obediencia ala voluntad de Dios, y sus sufrimientos, su muerte y su resurreccioón, Dios proveyó el único medio válido para expiar el pecado de la humanidad, de manera que  los que por fe acepten esta expiación puedan tener acceso a la vida eterna, y toda la creación pueda comprender mejor el infinto y santo amor del Creador.

Esta expiación perfecta vindica la justicia de laley de Dios y la benignidad de su carácter, porque  condena nuestro pecado y al mismo tiempo hace provisión para nuestro perdón.

La muerte de Dristo es vicaria y expiatoria, reconciliadora y transformadora. La resurrección  de Cristo procalma el triunfo de Dios sobre las fuerzas del mal, y a los que aceptan la expiación les asegura la victoria final sobre el pecado y la muerte. Declara el señorío de Jesucristo, ante quien se doblará toda rodilla en el cielo y en la tierra.