Sobre el Desapego

 

"La acción es muy inferior al discernimiento. Refúgiate en la Pura Razón. ¡Miserables los que trabajan por la recompensa!

El unido con la Pura Razón se abstrae en este mundo de las buenas y malas acciones. El sabio unido a la Pura Razón renuncia a la recompensa que le ofrecen sus actos y libre de las ataduras del renacimiento, se encamina a la iluminación. Cuando tu discernimiento se haya desprendido de esta maraña de ilusiones, sentirás indiferencia por cuanto has oído y por cuanto has de oír."

 

Bhagavad Gita 2-49/51

 

¿Qué es el desapego? ¿Significa acaso que debemos abandonar el mundo, encerrarnos en una ermita de los Himalayas y negar la existencia del mundo? De ningún modo. Desapegarnos no implica desconectarnos de la realidad sino de convertirnos en auténticos receptores de la misma. La famosa sentencia vedanta "nitya anitya vastu viveka" (discernir entre lo real y lo irreal), contiene en sí el secreto del desapego. Estar apegado es el resultado de proyectar nuestro yo en las cosas, lo cual convierte a esas cosas en reflejos de nosotros mismos. Lograr desidentificarnos con las cosas, alcanzar ese discernimiento de la realidad, ese es el verdadero desapego. Forzar un desapego en términos de autoflagelación no conduce a la iluminación. Por eso el Gita habla de acción vs. Pura Razón, siendo la primera el acto mismo de proyectar y la segunda la capacidad de develar, de observar la realidad tal como es, sin proyección por parte del sujeto. Desapegarse es abrir el corazón, abrir el alma y la totalidad del ser a la experiencia misma de la realidad. No significa que deba privarme de tener una casa bonita, significa que pueda ser igualmente feliz si no la poseo. El apego genera ansiedad y la ansiedad no nos permite ver con claridad aquello que se nos presenta frente a nuestras narices. Ken Wilber llama "testigo" a este estado del Ser que nos permite percibir la realidad tal cual es. El testigo se limita a observar a dejar que el objeto entre en su conciencia. Este primer momento constituye el auténtico conocimiento, una suerte de fusión entre objeto y sujeto. Lo que sigue es la elaboración de dicho conocimiento con las herramientas del yo. Nuestro problema consiste en que desestimamos el conocimiento mismo para ocuparnos de sus interpretaciones. La interpretación está siempre saturada con las parcialidades del yo. La ciencia intentó superar este escollo con el método experimental. Supuso que la observación sistemática de un objeto, teniendo en cuenta todas las posibles variables, podía dar como resultado un conocimiento auténtico y desvinculado de la subjetividad del yo. Inclusive, que el mismo experimento pudiera ser realizado en idénticas condiciones en otras partes del planeta constituía una garantía de la autenticidad de la observación. Ciertamente con la teoría de la relatividad y el advenimiento de la física cuántica esta realidad comenzó a tambalear. Hoy en día Prigogine nos habla del fin de la certidumbre, cuestionando el cimiento mismo de la ciencia de verdades absolutas construida por occidente en los últimos dos mil años. Kantt decía que el objeto no puede conocerse sino a través del yo, el cual lo distorsiona. Estoy de acuerdo con eso y por eso digo que el cambio debe ser de raíz. La única manera de conocer lo real, de discernir con claridad, es tornándonos receptores, testigos del acontecer universal y concentrarnos en ese momento efímero de comunión con el objeto, ese acto de amor que constituye el conocimiento de la verdadera esencia de la realidad. En el acto de conocer no hay sujeto ni objeto sino unidad, implica volvernos uno con el objeto. Cuando conocemos, cuando dejamos de proyectar y nos abrimos como receptores cesa todo apego y las cosas se nos presentan tal como son, partes integrantes de un proceso del que somos parte inseparable.

 

Ó by Ezequiel Newbery

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