La II Asamblea Especial para Europa, que se celebrará del 1 al 23 de octubre de 1999 clausurando ya el segundo milenio, será la último de la serie de las asambleas continentales, situada en la conclusión del pe­ríodo preparatorio marcado por algunos momentos significativos, como la consulto sobre el tema, seguida de la aprobación de su enunciado por porte del Santo Padre, y la publicación de los Lineamenta (16‑3‑98) con el Cuestionario, que se han remitido a todos los partes interesados, y principalmente a las distintos Conferencias Episcopales de Europa. La publicación del presente documento de trabajo, el Instru­mentum laboris, que elabora las respuestas al documento inicial, constituye lo fase final del proceso preparatorio del Sínodo.

El anuncio de la celebración de la 1 Asam­blea especial para Europa ha suscitado, desde todas las perspectivas, gran interés en las Iglesias particulares del continente, así como en la Iglesia universal. Lo re­frendan las varios respuestas y observacio­nes a los Lineamenta que han llegado a la Secretaría General. Muchos Iglesias parti­culares han aprovechado de lleno el período preparatorio y los Lineamenta para dedicar tiempo y oración a una reflexión común acerca de los distintos aspectos del tema del Sínodo, asegurando de esta forma la riqueza de contenidos del Instrumentum la­boris.

Durante la quinta reunión del Consejo Presinodal, celebrada en Romo del 16 al 18 de marzo de 1999, dicho Consejo, ya en po­sesión de todo el material enviado a la Se­cretaría General durante la fase preparato­rio, propuso ‑con la colaboración de exper­tos europeos‑ un borrador definitivo del documento de trabajo. En dicha reunión, los miembros estudiaron el texto provisional, redactado sobre la base de las respuestas y estructurado conforme a los temas principales indicados por las preguntas de los Li­neamenta. Finalmente, las observaciones de los miembros del Consejo Presinodal surgi­das en la reunión se incorporaron a las dis­tintas partes del texto definitivo, que fue sometido al Santo Padre para su aproba­ción.

Con vistas a que en la elaboración del texto quedaran reflejados los contenidos de las respuestas y observaciones, se tomaron en consideración tres aspectos, todos ellos presentes de alguno manera en lo redacción definitivo: 1) pareceres unánimes 2) aspec­tos controvertidos y 3) posibles inadvertencias en las respuestas. Además, bueno será recordar que el documento no contiene tan sólo los puntos mencionados, sino también aquellos temas que ‑conforme a las res­puestas‑ deberían tratarse y desarrollarse con mayor detenimiento. En estos casos, y aunque no se les pueda brindar mayor aten­ción en el presente texto, se hace mención de los mismos con el fin de que puedan en­trar en el debate sinodal.

El Instrumentum laboris, publicado en cuatro idiomas (francés, inglés, italiano, alemán) está redactado siguiendo el desa­rrollo lógico de los ideas sobre el temo sino­dal:«Jesucristo vivo en su Iglesia, fuente de esperanza para Europa».

Con arreglo a este plan, el documento de trabajo se compone de una introducción y tres partes principales, cuyos títulos están tomados de los elementos presentes en la fórmula del temo. Dichas secciones están divididos a su vez en tres apartados, que tratan los materias específicas. El documen­to termina con una breve conclusión.

La Introducción se abre con la descrip­ción del contexto presente en el que se de­sarrolla el Sínodo, comparándolo con el de la 1 Asamblea.

En la primera parte, Europa hacia el ter­cer milenio, se ofrece material abundante para el necesario discernimiento de los «sig­nos de los tiempos‑, y ello tanto poniendo de relieve los cambios habidos en Europa en el último decenio ‑con sus oportunidades y motivos de esperanza, pero también con las desilusiones, los peligros y las preocupacio­nes que acompañan estos cambios‑, como tratando con detenimiento algunas cuestio­nes específicos que surgen de la actual situación del continente europeo. Esta sección prosigue interrogándose sobre las raí­ces culturales que están en la base de las novedades y los fenómenos descritos y ana­lizados, para concluir mostrando la centrali­dad de la cuestión antropológico y, aún más, la «cuestión de la fe».

La segundo parte ‑Jesucristo vivo en su Iglesia‑ describe los elementos esenciales que permiten y sostienen la autenticidad y vitalidad de la fe. Se trata de la porte más básica, cuyo fin es subrayar la posibilidad de devolver y recobrar la esperanza sólo basán­dose en la fe en el Resucitado, si se recono­ce la necesidad de Jesús presente en ‑ todo hombre y mujer, sí se cree que es él el único Salvador y si, contemplando la Iglesia en su realidad profundo de «misterio» y «comu­nión», se abriga la certeza de que Jesucristo y la Iglesia forman un todo único.

En la tercera porte ‑Jesucristo esperan­za para Europa‑, tras haber considerado que es el mismo encuentro con Jesús el que genera la misión de la Iglesia y de los discí­pulos, se sugieren algunas condiciones pre­liminares que pueden permitir que la Iglesia vuelva a dar esperanza a la Europa de hoy; para cada condición, se requiere una com­probación sincera y valiente. Se señala de esta forma la necesidad de que la Iglesia sepa reconocer y acoger la presencia y la acción de Cristo y de su Espíritu, sea trans­parencia real de Cristo modelada incesante­mente sobre su rostro, sea lugar auténtico de comunión. Sucesivamente, siguiendo la triple articulación de la misión de la Iglesia (...) se ponen de relieve, para su discusión y even­tual nuevo examen, las formas en que la Iglesia puede anunciar, celebrar y servir al «Evangelio de la esperanza» en la Europa de hoy En este marco, y en relación con el anuncio y el testimonio, se afrontan las te­máticas de la nueva evangelización, del ecumenismo, del diálogo con el judaísmo y con las demás religiones, de los sectas. Acerca de la celebración, se propone una comprobación de la convicción de la pre­sencia del Señor en la liturgia y de la praxis litúrgico concreto de hoy en día. Finalmen­te, en los que respecto al servicio, se cargo el acento en el testimonio de la caridad, el compromiso de ser artífices de comunión y solidaridad, en algunos ámbitos pastorales que parecen exigir un esfuerzo especial en el contexto actual, en la responsabilidad y en la acción con vistas a la construcción de una nueva Europa.

Tras conmemorar a los mártires europeos de este siglo y subrayar la importancia de su recuerdo para la floración de nueva espe­ranza en Europa, el texto concluye haciendo hincapié en la relación entre el Sínodo y el Jubileo del año 2000.

Para ayudar al Sínodo en su desarrollo, y antes aún para ofrecer alguno aportación a la preparación más inmediato de quienes en él participen, el presente Instrumentum laboris pretende identificar las cuestiones centrales que interrogan hoy a las Iglesias de Europa. De esta forma, se propone ofre­cer las orientaciones que se juzgan más oportunas para la labor de discernimiento que incumbe a los pastores por su responsabilidad y carisma de velar sobre el tiempo que pasa, escudriñar los signos, captar lo que el Espíritu dice a las Iglesias e indivi­duar los pasos que hay que dar en el cami­no futuro. De esta forma, también estimu­lará un saludable «examen de conciencia». Empero, por encima de todo, quiere sugerir ‑para su discusión y comprobación‑ algu­nos líneas esenciales poro poder devolver la esperanza a la Europa de hoy Dichos líneas consisten en el redescubrimiento y en la reafirmación de la fe en Jesús, vivo en su Iglesia, como el único que puede dar espe­ranza sólida a todo hombre y mujer y a todo pueblo y noción, así como en la definición de las condiciones y modalidades que per­miten a la Iglesia desarrollar su misión anunciando, celebrando y sirviendo al «Evangelio de la esperanza».

Las informaciones que se contienen en el Instrumentum laboris, procedentes de los respuestas enviadas a la Secretaría general, regresan pues a los obispos de Europa que habrán de participar en la Asamblea espe­cial para su preparación inmediata, que incluye la elección de puntos específicos para su intervención o lo largo del Sínodo. El Son to Padre ha permitido la publicación del documento, con el fin de que todos los obis­pos de Europa lo utilicen para animar con mayor profundidad a sus Iglesias particula­res y con vistas a la participación de todos los fieles en el proceso sinodal.

Por su naturaleza específica, el Instru­mentum laboris es un documento preparatorio. No ha de considerarse pues un ade­lanto de los conclusiones de la Asamblea si­nodal, si bien, bajo determinados aspectos, el consenso que se derive de las respuestas no dejará a buen seguro de reflejarse en los resultados del Sínodo.

Espero vivamente que la Virgen, presente con los discípulos en el Cenáculo, guíe la fase final de la preparación y esté próximo a los participantes durante los trabajos del Sí­nodo, para que esta Asamblea pueda llevar a muchos a Cristo, vivo en su Iglesia, fuente de esperanza para Europa, e imprimir viva fuerza a la obra de evangelización del conti­nente europeo, mientras la Iglesia se acerca a los umbrales del tercer milenio.

Cardenal Jan P. Schotte, c.i.c.m.

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