¿Un canal de televisión católico para Europa?
El cardenal Tettamanzi:
la prioridad, convertir a los bautizados
CIUDAD DEL VATICANO, 4 oct (ZENIT).- Para el mediodía de este lunes ya habían intervenido en el aula del Sínodo de los Obispos de Europa, inaugurado solemnemente el pasado 1 de octubre, 45 obispos. Los problemas y las propuestas escuchadas son serias y sugerentes.
Tentación del pesimismo
Entre las intervenciones de esta mañana suscitó un cierto interés la ponencia del cardenal Dionigi Tettamanzi, arzobispo de Génova, quien frente a la tentación del pesimismo sugerida por la realidad europea actual, reaccionó invitando a los obispos a «volver a dar una esperanza a Europa, comunicando confianza entre los sacerdotes y fieles de nuestras Iglesias».
«Esta actitud no nos lleva a cerrar los ojos ante las desilusiones --añadió Tettamanzi--. La esperanza se apoya en un profundo realismo que nos hace libres y valientes para denunciar todo aspecto crítico o negativo y para buscar sus causas. Pero este realismo, si es verdaderamente evangélico, no puede dejarse llevar por las lamentaciones estériles o por el pesimismo. El realismo cristiano no puede dejar de abrirse a un optimismo radical. Es el optimismo que nace de la fe en la presencia del Señor Jesús, que no abandona ni a la Iglesia ni al hombre, que continúa ofreciendo su Espíritu para que transforme también a Europa en todos sus rincones».
El cardenal Tettamanzi recordó que el optimismo debería nacer también de la memoria histórica. No es la primera ocasión ni la más trágica en la que la fe de los europeos es puesta a dura prueba. «Bastaría pensar en la tragedia totalitaria que atravesó una buena parte del continente en este siglo --recordó el arzobispo de Génova--. Parecía que no tendría salida y, sin embargo, hace diez años asistimos a aquel cambio que ha transformado el rostro de Europa y del mundo».
Desafío de los desafíos
«El desafío de los desafíos de Europa --según Tettamanzi-- es nuestra fe--. En la Europa de hoy la prioridad no consiste en bautizar a los convertidos, sino en convertir a los bautizados». Entre muchos cristianos se da la tentación de vivir sin Cristo. «Este es el escándalo del que con frecuencia somos responsables. La mentalidad de muchos cristianos está más o menos homologada con la mentalidad del mundo. La manera de actuar de los cristianos con frecuencia no es la de las bienaventuranzas, sino que parece quedar tragada por las costumbres dominantes».
De este modo, el cristiano en estos momentos, debe aprender «a resistir y a reaccionar ante toda seducción, dejando de vivir como un "gregario" en una sociedad que aplana y mina la libertad». Esta fe en Jesús, debe implicar necesariamente la urgencia de entregarse a los demás y a la sociedad, convencidos de que Cristo ha revelado al hombre su auténtica identidad.
«Romanidad»
Monseñor Javier Echevarría Rodríguez, prelado de la prelatura personal del Opus Dei, subrayó que una Iglesia que camina hacia el Jubileo debe tener como puntos de referencia la unidad, la santidad y la «romanidad». Entendida esta última como «un profundo sentido de orientación y de respetuosa atención hacia la Sede de Pedro. Cuanto más se advierta esa "romanidad" en la existencia cotidiana de los pastores y de los demás fieles, tanto más eficaz será nuestra contribución a la edificación de la Iglesia en Europa y, desde Europa, en el mundo entero».
Presencia en los medios de comunicación
Monseñor Bellino Ghirard, obispo de Rodez (Francia) habló de los medios de comunicación que ofrecen «información, pero también formación». «El objetivo --precisó-- consiste en promover no sólo en los medios de comunicación católicos la cultura de la vida, la solidaridad y la paz. Pero para esto se requiere potenciar nuestra capacidad para llagar a los medios de mayor influencia y difusión». Después de recordar las iniciativas de las Conferencia Episcopales Francesa e Italiana, monseñor Ghirard lanzó la propuesta de desarrollar un canal de eurovisión permanente, promovido por las Conferencias Episcopales con el objetivo de reforzar los valores cristianos en la construcción de la Unión Europea». «De este modo --concluyó el prelado galo--, podemos ampliar y hacer más eficaz el servicio de evangelización al hombre».