Romano Prodi: sin el cristianismo no se
puede entender Europa
Carta del presidente de
la Comisión Europa al Sínodo de los obispos
CIUDAD DEL VATICANO, 10 oct (ZENIT).- Han terminado las intervenciones generales ante el Sínodo de los Obispos de Europa que se celebra del 1 al 23 de octubre en Roma. Precisamente, una de las últimas voces que ha resonado en el aula ha sido la de un hombre que no es obispo, pero que tiene mucho que decir al viejo continente. Estamos hablando de Romano Prodi, presidente de la Comisión Europa, el hombre encargado de llevar adelante el proceso de reforma y ampliación de la nueva Europa, quien ha enviado una carta a la asamblea.
El mensaje de Prodi, que fue leído ante todos los participantes en esta cumbre eclesial, comienza constatando la contribución decisiva que han ofrecido las Iglesias de Europa al nuevo clima de libertad que se respira desde hace diez años, «después de la larga noche de los totalitarismos», en el viejo continente.
Ruptura con el pasado
«La Europa de hoy surge de ciertas rupturas con respecto a los últimos siglos de su historia», afirma el presidente de la Comisión Europea y cita algunas: «el fin del nacionalismo económico, que durante largo tiempo fue causa de conflictos y de guerras entre las naciones europeas; la promoción y el crecimiento de la autonomía de las sociedades civiles, reconociendo en el papel del mercado y en la supremacía de cada ciudadano la función central del desarrollo social y civil. En fin, persiguiendo con determinación y coraje el objetivo de realizar la unión política de Europa por la vía democrática».
«Nuestra actual esperanza para Europa surge --según Prodi-- de la conciencia de que no se puede pensar en un desarrollo de la economía separado del desarrollo cultural y político».
En este sentido, Prodi plantea objetivos muy concretos: «europeización de Europa, fin de los nacionalismos políticos, profundización de la integración comunitaria».
Ampliación de Europa al
Este
En sintonía con Juan Pablo II, Prodi se pronuncia por una ampliación de Europa al Este, pues considera que, de este modo, «podemos cumplir con más determinación la tarea de extender el área de paz y progreso a los nuevos miembros y pedir a aquellos países que aún hoy no son candidatos que combatan el error del nacionalismo y persigan con confianza el desarrollo de los procesos democráticos».
Europa de los valores
Prodi considera que la base del proyecto europeo son los «valores que han modelado Europa a lo largo de toda su historia: la dignidad de la persona, la calidad de la vida humana; la libertad de pensamiento, de palabra, de profesión de las propias ideas y de la propia fe; la tutela legal y social de los individuos y de los grupos, en especial de los más débiles; el trabajo como bien personal y social; la colaboración de todos y de las instituciones intermedias; la autoridad del estado sometida a la ley y a la razón, delimitada por los derechos de la persona y de los pueblos».
«Europa no es concebible si se olvida su memoria --reconoce Prodi--. En su memoria está la huella permanente del cristianismo. En las diversas culturas de las naciones europeas, en el arte, en la literatura, en la hermenéutica del pensamiento se desliza la linfa del cristianismo que inspira, tanto a los creyentes como a los no creyentes».
Por ello, mensaje de Prodi concluye pidiendo a los obispos de Europa una aportación insustituible: «En estos momentos, Europa os pide señales de esperanza».