El cristianismo, una esperanza que no
desilusiona
Los padres sinodales
invitan a evitar una visión pesimista de Europa
CIUDAD DEL VATICANO, 18 oct (ZENIT).- «El mundo moderno y postmoderno, a pesar de la negatividad, tiene una gran demanda de fe --ha explicado monseñor Angelo Massafra, OFM, arzobispo de Shkodri (Albania) y relator del segundo Círculo Menor en lengua italiana-- por lo que es necesario evitar una visión pesimista de la situación de Europa, presentando en cambio una fe que genera esperanza duradera, y ayudando a los hombres de nuestro tiempo que ponen sus esperanzas en las cosas, el dinero, el poder, los bienes fútiles, a orientarse a Cristo, nuestra verdadera esperanza, que no desilusiona».
«La centralidad del Misterio de Cristo --ha añadido monseñor Massafra-- es el núcleo central del Sínodo. Es importante por tanto no separar a Cristo de su Iglesia para evitar hacer referencia a un Cristo sin Iglesia. Es importante leer la situación de crisis que estamos viviendo como una llamada, un signo, una invitación a hacer converger las energías para hacer renacer la verdadera esperanza».
La relación de este Círculo subraya que «el testimonio de vida es de por sí una escuela de cómo hoy se puede vivir la fe» y por esto se propone: «la compasión con los otros, según el ejemplo del Buen Samaritano que vio a su hermano en necesidad, se acercó a él y se cuidó de él; la voluntad de colocarse dentro de las situaciones, dentro de los problemas de la gente, como ha hecho Cristo en el camino de Emaús: caminó, escuchó, respondió y partió el pan».
Monseñor Massafra se ha preguntado luego «¿por qué no ver en la crisis de fe una presencia del enemigo de Cristo que, en Europa, combate la fe y el Cristianismo? No debemos tener miedo de hablar del espíritu del mal, de la zizaña que obstaculiza el crecimiento de la buena semilla. No hay que tener miedo de la propia identidad católica. Se debe proponer nuestra cultura con valentía, y educar para no dejar seguir acríticamente la cultura imperante». Es urgente por tanto el redescubrimiento de la misionariedad de cada cristiano. Es urgente el anuncio del Kerigma, con fuerza y con métodos nuevos y con la fuerza del Espíritu».
Tras haber recordado cómo la «Iglesia del silencio» ha resistido en la fe con la fuerza de la Liturgia y la Oración, celebrando la Santa Misa en la clandestinidad y permaneciendo fiel a Cristo, a la Iglesia y al Papa, con el riesgo de la cárcel y de la muerte, monseñor Massafra ha subrayado que «hoy no sólo está en crisis el Sacramento de la reconciliación sino también el sentido del pecado, el concepto del bien y del mal. El cristiano repara por sí solo las culpas y no siente la necesidad de la misericordia de Dios. De aquí la necesidad de la formación de la conciencia».
La relación de este Círculo de concluye con una reflexión sobre el diálogo entre fe y cultura. «A propósito del diálogo con el mundo de la cultura --dice la relación-- se considera importante hacer concreta la reciprocidad de los dones, entre fe y ciencia, a través del compromiso para estimular a los intelectuales católicos al diálogo con la cultura laica; el nivel académico de las Universidades católicas; el apoyo de la escuela y de su compromiso educativo; la contribución de la antropología cristiana al estudio de los grandes problemas que se refieren al destino de la persona humana (por ejemplo la bioética); el compromiso por una continua actualización en el campo teológico y de las ciencias humanas para adquirir un lenguaje adecuado al diálogo con la cultura laica; el compromiso por dar vida a un proyecto cultural orientado en sentido cristiano que comprende también la propuesta de modelos concretos y atrayentes de vida personal, familiar y social cristianamente inspirados».