El mensaje final: bocanada de oxigeno
para Europa
Indiscreciones sobre el
texto del texto conclusivo del Sínodo
CIUDAD DEL VATICANO, 21 oct (ZENIT).- La Asamblea especial para Europa del Sínodo de los obispos, que se abrió con crudas constataciones sobre el estado de la fe en Europa --algunos observadores consideraron el tono de algunas intervenciones ante el aula general como pesimista--, concluirá mañana sus sesiones de trabajo publicando un mensaje final cuyo título es «Testimoniamos con alegría el evangelio de la esperanza». Según algunas indiscreciones recogidas en el día de hoy, todos los padres sinodales han alcanzado un acuerdo sobre el texto definitivo redactado por el cardenal Dionigi Tettamanzi, presidente de la Comisión para el Mensaje, que será presentado mañana en la sala de prensa del Vaticano.
Según fuentes del Sínodo, el mensaje está compuesto por varios capítulos, uno de los cuales está dedicado a «Jesucristo, única y auténtica esperanza del hombre y de la historia». En el capítulo que dice «Demos gracias a Dios por los signos de esperanza» se constatan, entre otros motivos de aliento: la vida de santidad, la libertad recuperada en los países del Este de Europa, el renacimiento de la misión espiritual entre pastores y laicos, los nuevos movimientos y comunidades, las realidades parroquiales, el crecimiento de la responsabilidad de los cristianos, el crecimiento del papel de la mujer en la Iglesia, y el camino ecuménico.
En el capítulo, «Dejarse convertir por el Señor», los padres Sinodales tratan de responder a los desafíos que plantea Europa, haciendo un examen de conciencia, tratando de superar errores y miedos. Este capítulo concluye con el llamamiento del Santo Padre a no tener miedo que viene lanzando desde el inicio de su pontificado.
Los caminos de la nueva evangelización son afrontados en el capítulo titulado «Llamados a anunciar, celebrar y difundir el evangelio de la esperanza». En este capítulo, se habla de cómo profundizar la investigación teológica, desarrollar la relación entre ciencia y fe, redescubrir el sentido del misterio a través del silencio, la oración, la contemplación y, por último, se afronta la dimensión esencial de la caridad y el amor por los pobres.
Otro capítulo está consagrado al reconocimiento de los signos de esperanza que actualmente existen en Europa. Entre otros menciona los pasos de reconciliación que se han dado en el viejo continente, a una mayor apertura de los pueblos europeos, a la mayor conciencia de la Europa cristiana.
Hoy por la tarde, el relator general, el cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid, los secretarios especiales y a los demás relatores, examinarán las modificaciones colectivas de los diferentes grupos relativas a las «proposiciones», es decir, las propuestas que se entregarán a Juan Pablo II para que pueda redactar la exhortación apostólica postsinodal, que con toda seguridad se llamará «Iglesia en Europa».
Las propuestas enmendadas serán presentadas mañana por la tarde en el aula sinodal para que sean votadas por la asamblea general. El Sínodo de Europa concluirá el sábado por la mañana, a las 10:30 con la solemne concelebración eucarística presidida por el Papa en la Basílica de San Pedro. Los participantes en el Sínodo comerán a continuación con Juan Pablo II en la Casa de Santa Marta, en el Vaticano.