Los obispos españoles hablan en el Sínodo

 

A excepción del arzobispo de Toledo, monseñor Francisco Álvarez -cuya intervención recogíamos la semana pasada-, los obispo españoles han preferido esperar a que el Sínodo de Europa cogiera ritmo para pronunciar sus intervenciones en la Asamblea general. La presencia española en este Sínodo -la más numerosa- está siendo muy dinámica, y provocando positivos comentarios. Han dicho:

El cardenal Carles, arzobispo de Barcelona, citó a Julián Marías para constatar la angostura del presente y el escaso «espesor» de la cultura europea. Reconoció que si, para que sea visible la densidad de una cultura, es necesario que quienes la poseen no la disimulen ni la oculten, para evangelizar es imprescindible que quienes evangelizan tengan clara su identidad y la vivan sin disimularla.

Monseñor Yanes, arzobispo de Zaragoza, aseguró: para ser creíble, la Iglesia debe anunciar la verdad evangélica con amor y humildad hacia aquellos a quienes pretenden evangelizar. No es posible mostrar que «Dios es Amor» sino evangelizando con amor.

Monseñor Díaz Merchán, arzobispo de Oviedo, constató que una característica de algunos pueblos de Europa y, desde luego, del pueblo español, es su actitud agresiva contra la institución eclesial y clerical, que condiciona nuestros esfuerzos de nueva evangelización. Uno de los motivos de esta situación es que la Iglesia estuvo en España excesivamente unida al poder civil y a otros poderes de este mundo durante siglos.

Monseñor Uriarte, obsipo de Zamora, hizo un diagnóstico de ese humanismo inmanentista de Europa, que penetra de tal manera los entresijos del creyente del viejo continente, que dificulta gravemente el despliegue de su fe. Este mismo humanismo acaba debilitando algunos órganos vitales de la Iglesia, encargados especialmente de la transmisión de la fe. Así, nuestros procesos de iniciación cristiana se resienten de una cierta inconsistencia. Fortalecer estos procesos básicos de iniciación es, pues, vital para la pervivencia activa de núcleos evangelizadores en Europa. Esta tarea corresponde de manera eminente a las parroquias y a las diócesis. No debe declinarse ni total ni principalmente sobre otras instancias eclesiales, como la escuela católica o los nuevos movimientos.

Monseñor Sebastián, arzobispo de Pamplona, afirmó que, desde hace 40 ó 50 años, la sociedad española se ha alejado mucho de la Iglesia y del reconocimiento explícito de los bienes del Reino de Dios. La Secularización cultural y espiritual ha afectado a muchos miembros de la Iglesia. Todos estamos de acuerdo en afirmar la necesidad y la urgencia de una acción evangelizadora; pero no sé si hemos descubierto las exigencias y las características de esta movilización evangelizadora que necesitamos.

Monseñor Sánchez, obispo de Sigüenza-Guadalajara, explicó que el desnivel económico y demográfico entre Europa y otros continentes y el deseo de los europeos de mantener y mejorar su «calidad de vida» seguirán haciendo necesaria y aumentando la corriente migratoria en Europa. La condonación de la deuda de los países más pobres y una ayuda más generosa a su desarrollo contribuirá a frenar y a regular el flujo migratorio.

Monseñor Echevarría, prelado del Opus Dei, consideró que, para que la Iglesia sea creíble, en ella han de brillar aquellas cualidades teológicas innatas que expresan su íntima condición sacramental: la unidad, la santidad, la catolicidad y la apostolicidad.

Alfa y Omega, nº 182

Salir