José Antonio Suárez

José Antonio Suárez García, asturiano de origen y asiduo del Café Gijón en Madrid, de la generación del 50, publica sus trabajos literarios bajo el seudónimo de "Antonio Víctor".

Entre otros ensayos, por estar relacionados con su poesía destacaremos "Concepto filosófico de la poesía", "Góngora y nosotros", "El credo poético de Unamuno", "La experiencia del anhelo", publicados en las revistas "Poesía española" y "La Estafeta Literaria".

Es autor de "Dios y Chito" (Sonetos a mi perro) y está en posesión de diversos premios.


~ MORTAL ETERNO ~

RETORNO

De tu lado, Padre, siguiendo fugaz luz,
partí buscando un horizonte incierto.
Siempre de Ti lejos, seguí un camino extraño,
hasta apagarse el último fulgor en el cielo.
Tentaban los paisajes que nunca había visto,
cantaban los pájaros despertando mis sueños;
Y llegó la noche, sin luna, sin estrellas;
noche del alma que engendra pena y miedo.

En la honda soledad, sintiéndote lejano,
me invadió la náusea y el temor de lo eterno.
Pero llegó el día, y con la tormenta fuerte
y la noche inmensa, se alejó, Dios, tu miedo.
Volví a andar sin temor, bajo el cielo vacío
que me recordaba tu existencia muy lejos.
Llegué a la ciudad tentadora de piedra
donde las mujeres de ojos dulces y buenos
-el corazón podrido por el desengaño-
vendían las breves delicias de sus cuerpos.
Vinieron a calmar mi ansia, sin alivio,
mi amargo corazón de infinito sediento,
y, embriagado, olvidé mi existencia y la tuya,
sintiendo la ilusión profunda de sus senos.

Mas llegó la hora triste. Fui olvidado de todos,
por la ciudad errante, con mi sueño protervo,
entre los bazares que brindan sus promesas,
tras las duras lunas que celan sus secretos.
Entre gritos de guerra, vi cómo morían
los hombres frente al cielo, soñando ser eternos,
por ideas volubles y mundos aparentes,
que arrastra, en su tormenta, sin remisión, el tiempo.

Allí sentí la muerte rondarme constante,

cantar en mi alma, gritar en mi cuerpo,
bajo el aire perenne, como un muerto vivo,
entre sedas azules y diáfanas de cielo.
Como un vivo enterrado que fuertemente anhela
romper, en su ansiedad durísima, este suelo
con sus uñas inermes, ahogando su grito
en honda agonía, infinita, sin tiempo.
El alma más dura; la esperanza, agostada;
la ilusión, agónica; el corazón ya seco;
y el odio, encendido como un fuego en el alma,
que en mi ser ha creado amargo sentimiento.
Pero un día, Padre, huyendo de este mundo,
te busque fuera, en el claustral silencio,
de donde salí, el alma más inquieta,
el pensamiento, triste; el corazón, sediento...
¡Pero nunca, por Ti herido, podría olvidarte!
Te buscaba en todo sin yo pretenderlo,
entre la niebla honda, entre la niebla oscura,
en que se desvelan todos los objetos.

Triste, enfermo, por la ciudad inhóspita,
sintiendo en el corazón el desasosiego,
me sentí solo bajo el agua y la nieve,
teniendo el cielo por abrigo y por techo.
Nadie me escuchaba mientras recordaba,
tu nombre de Padre común, de Padre bueno,
cargada mi alma con cien noches de pena,
y mis ojos sin brillo, llenos de ansia y miedo.
¡Y me sentí solo, solo sobre la tierra!
¡Y para todo lo humano, se acabó, Dios, mi sueño!
Volví a Ti, lleno de temor, pero Tú saliste
a mi camino, para ofrecerme tu corazón, tu reino
.


~ DIOS Y CHITO ~
(sonetos)

DESNUDO

No es mi Chito, no, perro de raza.
Pero lleva en sus ojos la nobleza.
Amo en él su humildad, no su grandeza,
que con la estirpe del dragón enlaza.

Ni le gusta el rastreo ni la caza,
siempre indolente al sol se despereza
y oculto en su misterio a su Dios reza,
al mismo Dios que nuestro ser abraza.

No me importa su origen ni su cuna.
Sólo pienso que viene de camino,
que no hay en su ladrido pena alguna.

Sólo amo en él que es como un niño mudo,
que tiene igual que yo triste destino,
que vino al mundo como yo, desnudo.

  CISNE

Es Chito como un cisne bajo el cielo
por su lindo color y su hermosura,
con sus ojos floridos de dulzura.
¡Yo en verle y en cantarle me consuelo!

Hasta el aire le juega con el pelo
cuando va por la calle con soltura,
y es como un niño en su desenvoltura
cuando jugando brinca por el suelo.

Me llena de ternura su presencia.
Va y viene furtivo entre las flores
que sonríen con fría indiferencia.

Llega a mí levantando sus dos manos
con sus ojos dorados por fulgores,
con sus ojos serenos, tan humanos...

AMISTAD

Cuando mi perro Chito triste mira
en sus ojos refleja otra mirada,
cuando mueve su cola plateada,
dulcemente a mi ser amor inspira,

cuando echado a mis pies suave respira
medito en otra vida ya pasada
y siento como un alma enamorada
que otro cuerpo habitó por quien suspira.

Al mirarlo a mi lado tan constante
buscando mi amistad, la tan hermosa
amistad que yo busco sin consuelo,

pena me da que en un fatal instante
le sorprenda la muerte silenciosa
mordisqueando algún hueso por el suelo.


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