10 de marzo de 2002
Disparates y Dislates
Las palabras interrogativas y exclamativas.
Es necesario tener en cuenta que el proceso mismo del reflejo de la realidad en la mente del ser humano no puede realizarse sin el concurso del lenguaje ”. ( Gorski )
FISGÓN: En una charla pasada, Profe, prometimos a nuestros lectores tratar el tema de la tilde, tanto en las palabras interrogativas, como en las exclamativas. ¿Lo recuerda usted?
PROFE: Perfectamente, memorista amigo. El ayuno y la abstinencia cuaresmales me avivaron el seso y el entendimiento.
FISGÓN: Espero que no le vaya a pasar como al famoso hidalgo, Don Quijote, a quien “del poco dormir y del mucho leer se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio”.
PROFE: El único juicio que espero no perder es el Juicio Final, querido amigo. Ahora, sin más rodeos ni dilaciones, entremos en materia.
FISGÓN: Las palabras interrogativas y exclamativas llevan tilde, sin excepciones. Veamos cuáles son:
1. Qué: ¿Qué buscas? ¡Qué hermosa mañana!
2. Cuál y cuáles: ¿Cuál es la razón?
3. Quién y quiénes: ¿Quién vino ayer? ¡Quién tuviera esa suerte!
4. Cuánto y cuántos: ¿Cuántos son? ¡Cuánta gente!
5. Cuándo: ¿Cuándo vendrá?
6. Cómo: ¿Cómo llegaste? ¡Cómo se te ocurrió!
7. Dónde y adónde: ¿Dónde se encontrará? ¡Adónde irá ahora!
8. Por qué: ¿Por qué no vienes?
9. Cuán: ¡Cuán amables son tus palabras!
PROFE: Esas palabras interrogativas se llaman directas cuando van entre signos de interrogación y suponen una respuesta inmediata. Las oraciones que las contienen se caracterizan, en su mayoría, por la inflexión final ascendente de su curva de entonación, dando así a entender que la oración no está completa y se espera que la respuesta la complete. El comienzo de la pregunta se reconoce porque la voz se eleva por encima del tono normal, en la primera sílaba acentuada. Este marcado movimiento ascendente distingue, desde el principio, la oración interrogativa, de la enunciativa (afirmativa o negativa).
FISGÓN: Por ello, es necesario el uso obligatorio del signo interrogativo al comienzo y al final de la oración, como expresión de la unidad melódica total con la que la pregunta se concibe y pronuncia.
PROFE: En francés e inglés, la entonación inicial de la pregunta no se distingue, o se distingue poco, de la enunciación, por lo cual el signo de interrogación se escribe sólo al final.
FISGÓN: El inglés y el francés son más estrictos en el orden que han de guardar los elementos de la oración interrogativa, para la cual poseen estructuras sintácticas específicas, con las cuales anuncian el comienzo de la pregunta y compensan la escasa expresividad de la entonación inicial: “Est -ce que”…? “Do” you…?
PROFE: Por eso, los teclados de los computadores y de las máquinas de escribir, hechos para los países de habla inglesa, contienen sólo el símbolo de interrogación final. En español, la ausencia del signo inicial puede acarrear una inadecuada entonación de la oración interrogativa y, por ende, una lectura defectuosa y una mala comprensión del significado.
FISGÓN: El español no ha necesitado desarrollar señales sintácticas fijas, porque la entonación es suficiente para darle el carácter interrogativo a la oración, e identificar dónde empieza y dónde acaba. Sin embargo, existen ciertas tendencias sintácticas propias de la oración interrogativa, sin carácter obligatorio. Por ejemplo, la ubicación del verbo al comienzo de la oración: ¿Han llegado ya los invitados?
PROFE: Existen también las palabras interrogativas indirectas, que no van entre signos de interrogación, pero implican también una respuesta, aunque no inmediata. Tales palabras, que también deben ser tildadas, sólo tienen expresión fonética, sin signo visual que las identifique, por lo cual sólo son reconocidas por medio de la buena lectura.
FISGÓN: Este será nuestro próximo tema. Hasta pronto, Profe.