Orwell nos muestra sus temores, más que
fundados, de un futuro vacío y controlado totalmente. El autor,
al escribir esta obra en 1948, pretendía alertar sobre los
posibles peligros de que se impusiera el régimen
nacionalsocialista o el comunista autoritario (el soviético).
Este sería el argumento: es el futuro (1984 era el futuro cuando
se escribió esta novela) y los ciudadanos son controlados en
todos sus actos e incluso en sus pensamientos. No existe
intimidad ni siquiera dentro de las casas, ya que para eso están
las telepantallas. Se vive constantemente en guerra con las otras
dos potencias, pero las ciudades nunca son atacadas. El Gran
Hermano controla absolutamente todo, pero nadie conoce su rostro.
Las personas son necias y sirven tan solo los intereses del
Partido utilizando el "doblepensar". Existe una
"neolengua" que imposibilita la plasmación de
determinadas palabras.
Pero hay un personaje, Winston, que ve el mundo de otra forma. Se
unirá con otra mujer con el fin de combatir la estupidez y el
vacío al que empuja el culto al Gran Hermano a los demás
humanos.
Libro significativo que a mi me causó una muy grata impresión.
Sería muy provechosa, después de leer este libro, una
reflexión acerca de si acaso no estaremos viviendo ya ese
fatídico "1984". Hay muchos textos escritos al
respecto.
Además, grupos de música como Def Con Dos no se cansan de nombrar a este "Gran Hermano" en sus canciones. Para un debate serio y realista de si vivimos ya en ese 1984, remitirse a obras como El nuevo orden mundial (y el viejo), de Noam Chomsky. Publicado por Crítica. Nos engañan, sí.